viernes, noviembre 23, 2007

SOBRE PALABRAS Y SILENCIOS



En estos tiempos de palabras inútiles, de silencios que aturden, de frases inconclusas y de un lenguaje que tiene su asiento en lo que no dice, esta reflexión de Kandinsky tiene la virtud de preguntarnos por ese hombre interior que, en definitiva, es el único que puede lograr el milagro de convertir un punto muerto en un ser viviente, de hacer resucitar los signos muertos.

En otras palabras, para llegar a la esencia del arte, que no es más que la expresión de la humana condición, Kandinsky nos revela que de lo que se trata es de lograr dar el salto del silencio a la palabra. De un silencio reverente a una palabra irreverente, capaz de transformar mínimas conmociones en grandes vivencias. Esas que requerimos para rescatar la vida de tanta muerte, la palabra de tanto ruido, el corazón del hombre de tanta mortaja. Vale la pena hacer el recorrido desde la ventana que nos vuelve espectadores hasta la calle que nos hace actores de un punto que sueña viajar en una línea infinita de alegría.
mery sananes




EL PUNTO


PUNTO GEOMÉTRICO
El punto geométrico es invisible. De modo que debe ser definido como un ente abstracto. Pensado materialmente, el punto semeja un cero.

Cero que, sin embargo, oculta diversas propiedades ‘humanas’. Para nuestra percepción este cero –el punto geométrico- está ligado a la mayor concisión. Habla, sin duda, pero con la mayor reserva.

En nuestra percepción el punto es el puente esencial, único, entre palabra y silencio.

El punto geométrico encuentra su forma material en la escritura: pertenece al lenguaje y significa silencio.

En la conversación corriente, el punto es símbolo de interrupción, de no-existencia (componente negativo) y al ismo tiempo es un puente de una unidad a otra (componente positivo). Tal vez es en la escritura su significado intrínseco.

El punto es además, en su exterioridad, simplemente el elemento práctico, utilitario, que desde niños hemos conocido. El signo exterior se vuelve costumbre y oscurece el sonido interior del símbolo.

Lo interior queda ‘amurallado’ dentro de lo exterior.

El punto pertenece al estrecho círculo de los fenómenos cotidianos con su nota tradicional: la mudez.

SILENCIO
El sonido del silencio cotidiano es para el punto tan estridente, que se impone sobre todas las demás propiedades.

A causa de su lenguaje monótono, todos los fenómenos corrientemente tradicionales se vuelven mudos. No oímos más su voz y el silencio nos rodea. Yacemos muertos bajo lo “práctico-funcional”.

CONMOCIÓN

A veces una conmoción extraordinaria puede sacarnos del estado letal hacia una recepción viva. Sin embargo, no pocas veces aun el más fuerte sacudón no alcanza para convertir el estado letal en viviente. Las conmociones provenientes del exterior (enfermedad, desgracia, preocupaciones, guerras, revolución) irrumpen con violencia y con efecto largo o corto en el campo de los hábitos tradicionales. Esta irrupción, empero, no es percibida frecuentemente sino como una ‘injusticia’ más o menos intempestiva. Entonces se impone sobre todos los demás sentimientos el deseo de regresar cuanto antes al sistema de los hábitos tradicionales.

DESDE ADENTRO

Las conmociones provenientes desde adentro son de otro tipo. Su causa está en el hombre mismo y dentro de él actúan. El hombre no es un espectador a través de una ventana, sino que se ubica en la calle. La vista y el oído atentos transforman mínimas conmociones en grandes vivencias. De todas partes fluyen voces y el mundo entero resuena. Como un explorador que se interna en territorios desconocidos, hacemos nuestros descubrimientos en lo cotidiano. El ambiente, comúnmente mudo, comienza a expresarse en un idioma cada vez más significativo. Así, se vuelven símbolos los signos muertos y lo muerto resucita.

Naturalmente, la nueva ciencia artística sólo podrá surgir cuando los signos se vuelvan símbolos y el ojo y el oído abiertos permitan saltar del silencio a la palabra. Quien no sea capaz de observar debe dejar en paz el arte teórico. Sus intentos en cuanto al arte no llevarán a ningún sitio, antes bien, acentuarán la separación hoy existente entre hombre y arte. Justamente son estas personas quienes hoy tratan de poner detrás de la palabra arte el punto final.

ARRANQUE

Mediante el arranque paulatino del punto de su letargo habitual, sus propiedades actualmente silenciosas engendran un sonido cada vez más recio. Estas propiedades –tensiones internas- surgen una tras otra desde lo profundo de su ser e irradian su influencia y efectos sobre el hombre, superando cada vez con mayor facilidad las inhibiciones de la costumbre. En resumen: el punto muerto se vuelve un ser viviente.


KANDINSKY


Punto y línea sobre el plano
Contribución al análisis de los elementos pictóricos
Barcelona, Barral, 1981, pp. 21-23

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Llegar a enero vivos
Pablo Mora

Desde el coraje del silencio. Desde algún diciembre sin enero. A pocas horas de romper el año. Al lado de la vida de por vida. Bajo el granado trigal de la noche insomne, rumorosa de viento alto y de luceros. Bajo el caudal enloquecido, la lumbre agazapada, el cósmico pavor de la centella, la sombra mensajera de misterios. Cabe la lumbre de un amanecer repleto de luciérnagas. Entre lunas amarillas, nada azul marinas. Con mares hambrientos, crispados de venganza. Al compás de un mismo sueño. Dispuestos a alcanzar el horizonte. Desde estas alboradas soñolientas. Desde el relente de estos portachuelos. Ante la huerta, jalonando soles, madrugadas, ventisqueros. Cruzando ríos en noches espantosas. Rasgando la neblina. Cruzando mares. Invocando orillas inasibles. Capeando turbias confusiones. Remando entre tifón enfurecido. Después del llanto, el miedo, el desespero. El hombre al desamparo de los dioses. A cielo descubierto, galopando tristuras, soledades y esperanzas. Vivo, vivo todavía.

De mano del lucero. Junto al grano, la simiente. A la derecha de la sombra. Del lado acá del cielo. Sobre las entrañas de la noche. De cara hacia el misterio para siempre. La noche sepulcral donde morimos cuando a nacer apenas empezamos. Huyéndole al buitre de las aguas. Huyéndole a las garras del barranco. Huyéndole a la furia, a la jauría. Huyendo de la tarde y de la nada. De la angustia crispada de la muerte. Sacando cuentas, esperando olvidos. Sintiendo las tinieblas y el relámpago. El ansia desgarrada de la luz. El canto, el rezo, el grito, el alarido. El coro, la canción, el griterío. El aullido terrible de los hombres. En el lugar del hambre todavía. En el lugar del grito todavía. Vivos, en este mundo todavía. En las sombras todavía.

A la espera del juicio, la sentencia. Frente a triunfos y derrotas. Venimos de la muerte hacia la vida. Nos espera la sombra de la estrella. Lo saben las espumas de la mar, las montañas diluviales. Somos sólo un sueño de la insomne lumbre que nos crea. Asombro con ojos de venado que se lleva el tiempo. Sombra, sueño, soplo, polvo, polvillo, noche, alba. Gemido, fuga, ruina, el paso de los hombres que se esfuma. Vaso de muerte, vuelo, humo, el aliento que nos cruza. Orfandad, hilo, alianza, sol y sombra, exactamente enigma. El olvidado asombro de estar vivos. En pasto, en noche, en cielo, en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada. Vamos de la sombra a la pena. De la pena al sollozo. Del sollozo al sueño. De la Nada a la Vida. De la Vida a la Muerte. De la Muerte al Misterio. En este barro todavía.

No queda sino amarnos los vivos a los vivos, apretar el alma, que siempre no estaremos como estamos. Vernos con los demás, al borde de una mañana eterna, desayunados todos. Saber que existe una puerta y otra puerta y el canto cordial de las distancias. Subir. Nunca bajar. Recogerse a reír en lo íntimo de este celo de gallos ajisecos soberbiamente, soberbiamente ennavajados. Beberse una copa de agua desde la pulpería de una esquina cualquiera. Cruzar en diagonal por encima del tiempo. Agarrar la hora al vuelo. Medirle el tiempo a los recuerdos. Creer en el hoy, el aún, el todavía. La lucha es a muerte por la vida. Estar en guerra contra el dolor y el olvido. Llegar a enero vivos todavía.

Anónimo dijo...

Pablo Mora

Diciembre



I


Alto para fijar el horizonte, para otear la plenitud del día. Campanada de garza aleteando en la cresta de algún ciprés dormido, en busca del anafre o del camino. Un par de sueños despertando auroras. Un par de ojos descubriendo estrellas. Alma escarbando abrojos, serranías. Dos luceros velando en fogarada. La Luna vigilando, bien despierta, al hombre entretejiendo sus jornadas. Un modo de mirar, mirar despacio las sombras infinitas de los árboles, sus quejas, sus lamentos, sus latidos. Compás para medir la lontananza, la distancia entre el sueño y el olvido.



Hallazgo de la vida, dentro, fuera. Atinar con el próximo jalón. Inventar nuevas rutas, nuevas eras, el viraje que a diario nos aguarda. Hurgarse, hundirse, ser sentirse, serse. Llegar a enero vivos todavía. Dar con la vena justa de la gracia o con el alma de la patria en ascuas. Un niño que en harapos llanto mira, pasar la lluvia en torrencial suspiro mientras la madre su bocado implora. Una manera de sabernos vivos mientras cruzamos noche, tempestad, neblina, vendaval y cangilón, pena, chaparrón, vida o sobrevida.



Diciembre: villancicos, serenatas, cuando bajan los ángeles a tierra para sentirle al hombre su quejido. Diciembre: lumbre, diapasón y canto. El abrazo temprano a nuestra madre que empieza, que prosigue, que culmina. Diciembre: el timbre con que el viento invita a seguirle los pasos a la vida, envueltos en rastrojos de la muerte. Remanso suspendido en la jornada para tomarle el pulso al ventisquero, a la tormenta, al rayo, al huracán.



Sabor a trigo, a leche a miel, a rosas, a durazno, que como un corazón recién nacido al despuntar el día palpita entre los dedos de las hojas por su sola dulzura sostenido. Himno con que cantamos a la vida en busca de una humanidad en paz tras un amanecer de cara al hombre, de espaldas a la noche que nos cruza. Tras un amanecer que al fin alumbre un dia con la noche esclarecida de azul mañana que la fe vislumbre.







II





La luz en lontananza que nos mira. Infinito fulgor acurrucado en nuestros pies, en nuestras vagas sombras. Los árboles, la noche, entre los nidos. Un duendecillo en medio de la fronda. Los hombres tras la tierra prometida. Soplo de brisas, canto, resplandor. Fabuloso recuerdo alborozado. El hombre, tierno niño, desenfunda la alegría escondida entre la infancia. Pasos del viento, chispas de luciérnagas. Paso del Tiempo, paso de la gloria con que engañamos a las propias penas.



El hombre encandilado por sus sueños. El hombre a solas con su propia sombra. Noche de luces, noche iluminada. Para un Dios que ría como un niño. Para un hombre que ría como un Dios. Silencio y soledad, clara ternura, añoranza sutil sin aspaviento, hacia la luz total de nuestras cosas, hacia la luz total de la esperanza.



La dulce sombra del común destino mientras murmura alrededor la noche, arrodillada en los fogones yertos. Oscuridad de noche confundida en medio de la lumbre peregrina, encima del estruendo del misterio. Fragancia matutina, gloria breve. La clara majestad de los caminos. El tiempo fatigado de infinitos, el que a la muerte sin cesar nos lleva.



Una luz, un candil intermitente, soledad de un ligero arrobamiento, sólo de asombros infinitos llena, la vida es una gloria suspendida. Descubrirse, encontrarse, hallarse, abrirse, desencerrar la pauta que nos falta. Vivir sin miedo, en libertad, de veras. Toparnos con el corazón silente que nos oye, nos sigue y nos conoce. Dar con el lagrimón de la vereda, latigazo que a todos atribula.



Gozo, bondad y sobre todo paz para la buena voluntad del hombre. Tras esta oscuridad que nos circunda. La cresta de un lucero que nos mira, por el postigo corazón mirando. Pausa para mejores madrugadas. Una pregunta en pie para los hombres. Para el pobre que nunca tiene nada. Para el triste que llora su amargura.







III





Júbilo, alumbramiento, bienvenida. Ara en fulgor para el altar del tiempo. Luz en la voz y luz en las miradas. Gloria en la luz y en el amor del día. Llamarada de paz para la nave colmada de borrascas en la noche. Algo mejor para el mañana incierto. De nuevo niños con asombro puro.



Aire de claridad en la amargura. Cósmica fuerza sobre el mundo alzada. Los pájaros, los árboles, la tarde, al habla con la brisa y con los hombres. Victoria de la noche de luceros saturada, victoria de la vida. La sangre universal cuando concilia la Tierra con los seres y la Nada.



Dios acicateando resplandores. La ternura del hombre florecida. Paz, gozo, amor, en yunta con la vida, para una humanidad en pie de guerra. Latido de corderos y de ángeles anunciando la paz a los pastores. Paso del tiempo, paso de las cosas. Paso del hombre a solas con su sombra.



Estrella en el camino de los magos. Estrella para el hambre de los pobres. Lumbre para escaparnos de la muerte cuando la noche necia nos persigue. Manera de decir que Dios existe sin que nadie conozca sus resabios. Vieja costumbre de jugar a Paz entretanto la tierra se desangra.



Deseo de partir al infinito. De cara hacia el misterio. Para siempre. Luz de la luz, en gozo reverente, deslumbrando los tránsitos finales. Balcón por donde un niño al mundo asombra con sus hombros cargados de juguetes. La noche fulgural donde nacemos cuando a morir apenas comenzamos.







IV





Un niño con nosotros de la mano la puerta del misterio nos descubre. La sombra de la aldea galopando auroras, portachuelos, madrugadas. Definitivamente encandilados frente al día en que el odio no amanezca, seguimos puntualmente el paso al sol, esquivando las garras de la guerra.



Hurgándole el pavor a la jauría, ceñido el hombre de esperanza, sigue hacia la luz fugaz de sus fogones, hacia las cumbres donde duerme en paz. Calienta el pan, la claridad calienta. Apura el vino, la piedad apura.. Bendice el fuego, la bondad bendice. Santigua el día, su morral bendice.



De viaje hacia el confín del vuelo, el hombre confía plenamente en su destino, pregunta por la noche al mediodía, al tilín por la suerte de su infancia. Tilín, tilín, tilín, la campanada anuncia la llegada de la aurora, el transparente gozo de la luz, el esplendor triunfal de la alegría.



¡Ay del que viva lejos de su infancia, del que no sepa de ningún lucero, del que ignore el color de las ovejas y del que ausente de su ser delire! ¡Feliz quien con Francisco, atento, asista al canto matinal de los turpiales! ¡Feliz el simple labrador que sueña en ver crecer la flor en sus plantíos!



Diciembre altivo en las fulgentes eras. Diciembre en el fulgor de la alegría. En los ojos azules de los ángeles y en el hambre del pobre y su quebranto. Diciembre, alumbramiento, bienvenida. Diciembre, asombro, arrobo y fogonazo. Diciembre, claridad en la amargura, para el pobre que duerme en el barranco.

Anónimo dijo...

NUNCA CONOCEREMOS LO DESCONOCIDO. La última realidad nos será vedada. El uno exige el dos. La forma es el color. El paisaje solo existe en la naturaleza. La ruptura proviene siempre de alguna huella del camino. Una línea, tres, bastan para hallarle el alma a alguna tarde, el aroma a un asombro o el gemido, la pena, a una nube. ¿Es preciso saber el nombre de los hombres? Oír al hombre basta. Su nombre dejémoselo al viento. Uno más engarzado en la alambrada, vibrando en el camino. Líneas, formas, articulaciones, andamiajes. Un cuadro llama al otro. Un asomo reta al otro. Una línea sigue en las otras. Un color flotando más allá del último horizonte. Línea a línea téjense los astros, brotan los contornos, los perfiles, los relámpagos. Dibujo tras dibujo, de mar en mar los frutos de la tierra tras el fuego. En regia fila las líneas, las planicies, hondonadas, muchedumbres; figuras, quiebres, caos, cosas. Isócrona geometría en onírica resonancia. Vestigios de insomnios, desfiles de enigmas, claridades, sombritudes. Luz, música interior. Génesis, memoria vegetal. El cuerpo del secreto, de la luz, el mundo de los símbolos; lo obscuro de las sombras, lo visible del misterio, los tejidos del alma; el claror del sueño, el fuego musical, el principio del encanto. Océano, musgo, rompeolas, eternidad. Vacío pleno de inminencias, intersticios. Temblores, filos y fisuras. Entrañas, crujientes hendiduras. Crecientes, pliegues milenarios. Archipiélagos, orilla pura, noche diluvial. La última realidad nos será vedada. El uno exige el dos. En orgiástica pasión, el hombre deambula. El clamor del hombre, su alarido, su gozo eterno, su asombro inextinguible, el vino, el himno de la vida, itinerario, término, confín.

Anónimo dijo...

Inmensidad
(A Mery Sananes)

Es la arena enredada entre las olas, el mar que se desborda sobre el risco, feliz morada del soñar antiguo sobre el azul espejo de las aguas. Es la mirada de la noche en vela, el paso de los duendes sobre el mar, el relente susurro de los árboles, la sal, la espuma, el sol, las madrugadas. El minuto del hombre que revisa el milagro impetuoso del ocaso encendiendo de amor las barcarolas. Inmenso el hombre sobre el mar erguido, inmenso el sueño azul del agua en sueño, inmenso el canto con que el mar nos mira.

Pablo Mora
Miami, 11.12.2007

Anónimo dijo...

sea la luz
Pablo Mora

sucedió y es cierto que los valles dormidos despertaron y los ríos penetraron el corazón del valle y los de las montañas y hablaron los ríos el océano brotó de una de las apasionadas conversaciones entre el río y la montaña y de agua se poblaron las tierras el caldo prioritario calentó las calderas del tiempo y grano a grano se desliza la vida primera candela de conciencia sonidos y silencios sumidero del espacio por allí escapa el verbo su invención es casi inmortal y si no hay viento es necesario crearlo entonces verbo hace viento sucede que viento no muere y viaja y se anima y nacen todas las cosas los animales enjambres de cosas para el verbo carne fuego sangre agua luz sonidos metal músculo cerebro sueño creación universo sea la luz para la aldea el alba un día sea inevitable nada fijo todo flujo repentino reordenamiento interactivo selección natural nueva entidad irreversibilidad acontecimiento posibilidad orden a través de la fluctuación interacción conocimiento tácito en lo más hondo la verdad cada palabra en las demás en un hombre todos los hombres formando el universo desde una misma butaca viviendo la vida homología fundamental fluir de la energía lo repentino y nuevo el contacto locura circular a la intemperie compleja realidad del universo áreas comprometidas disponibles para un futuro no programado distorsiones de cualidad trama encantada al azar al margen de la conciencia nadie escoge adivina termina adivinando ver lo que todos ven y nadie piensa recuperar recuerdos palabras expresiones ideas sucesos imágenes cantos galerones melodías escudriñar activamente los dispositivos abiertos semiabiertos reconocibles (in)imaginables tocar el cerebro como se toca el piano expresar las ideas con palabras y oraciones adecuadas lejos de todo guirigay sampablera baturrillo papiamento levantarse temprano a saludar el alba recuperar el hilván con que zurzamos el espacio de la caída donde vida sea arte arte vida fija la mirada en el libreto asomarnos al canto de los árboles escuchar el aplauso de los pájaros acabar con el vértigo la urgencia acabar con la guerra que nos cruza con la noche que nos cruza con el hambre que nos cruza paridora de soles cruce el alba acabar con la crisis que nos triza con el caos que nos acosa con el caso del ocaso con el saco de la cosa con el asco del ocaso que te acosa con la tisis que nos crispa acosar al caos al ocaso de las cosas pasto sea de demonios el asco de los dioses sea la luz para la aldea el alba un día sea inevitable la fuerza del grito la sombra del silencio la palabra de pie como el rocío noche esclarecida de azul mañana que la fe vislumbra todo ocaso va viene se repliega caos cosa caso asco saco acaso acoso grabar el sueño entre los árboles desentrañar los secretos al asombro estar en el centro de la vida de por vida tener mucha imaginación para ver la realidad asumir absurdos enigmas laberintos y zozobras perpetuar la gloria del mundo en un grano de maíz mantener la espada en la trocha que corresponda abrir compartir la luz al mismo tiempo que la noche oscura encender lámparas en el túnel de la infamia enloquecida empuñar las manceras del arado en el lugar apropiado en el momento apropiado y en la circunstancia apropiada / psa

Anónimo dijo...

Doce lustros


A doce lustros de luz, cargo entre mis ojos el primer reverbero, todavía azulando mis insomnios. También el corredor desde donde veía pasar las recuas camino a las haciendas. El camino real donde, pajarito entumecido, escondía mis nervios mientras pasaba el toro desgaritado hacia el matadero. La rueda con que acortaba el tiempo en los mandados. El animalito que espanté en alguna de mis veredas. El tremendo susto cuando salí corriendo por las calles de mi pueblo, creyendo haber contraído enfermedad mortal. El atrio de la Iglesia donde barajaba mi destino entre milicia o sacerdocio. La tarde en que cogí camino con mi madre para nunca más tornar a casa apenas a los doce años. Las locuras, letanías y latines del Seminario. La monjita española que lucía tanto camino del altar. La noche en que me sugirieron colgar los hábitos por muy enamorado. Los doce años bajo el mismo techo descubriéndole a la sombra su abecedario. El Martes Santo, por la Calle 4, cuando de tarde me fui en busca del amor y me encontré el Monumento de la Francia. La estela vespertina, cuando dejé a mi novia y a mi madre camino del mar para alcanzar la nieve. Los dos años en el Alpe, allá en Turín, templándole la cuerda a la esperanza. El grito del Mayo Francés 68 junto a mi puerta. Los dos años nevados en Monza. El encuentro con Teresa de Jesús, haciendo el amor con Dios —o a Dios— gracias a Bernini. María quinceañera, Virgen, haciendo el amor con Jesús —o a Jesús— a los ojos de la tarde, gracias al piadoso Miguel Ángel. Giulio Girardi queriendo encuadrar a creyentes y no creyentes desde una y otra fábrica, haciendo brotar la fe de la praxis revolucionaria. Ernesto, el Che, desfilando como Pedro por su casa en calles italianas. Fidel, “el que encendió la historia y se lanzó de cabeza contra el dolor contra la muerte”. Simón, el tal Bolívar, un nudo más en el alambre de la historia. El burundés, enseñándome que el campo es el rey. El camerunés, que el campo no es de uno solo y el gol, de todos. Un junio sentí pasar el tiempo a ras de piel. Otro día oí que sollozaba mi lamento. Fui amaneciendo en muchos puertos. Lejos de los bajeles de la infancia. En medio de hojarascas y desiertos. Cerca de la tristeza trashumante. Bajo un trémulo sol de cafetales. Oí amanecer el Mediterráneo. Vi gatear al Sol sobre las aguas. Supe de maldad, locura y mezquindad humanas. Con pavor, por cinco lustros, entré y salí de muchas aulas, donde el canibalismo torpedeaba a cada instante; donde incertidumbre, inseguridad, desconcierto, apremio, sumisión, a sus anchas galopaban. Tan sólo en un gracioso, apacible bosque mis morrales, mis versos, escondí por un par de años. Libre ya de ataduras, de horarios, presiones y prisiones, conmigo voy arreando sueños, horas, “pasando el tiempo a la orilla del mundo”. La aldea sigue guindando en mi conciencia como la música del Alpe en mi nochura. Las notas del camino persiguiendo asombros. El amor acurrucado estruja el mediodía que falta. La lluvia sabe mi tristeza. La muerte no ha inventado nada. Sólo marcha la guerra por los lados. Un vaivén de enredos sepulta la victoria. La guerra agazapada reta la esperanza. En grito eterno el hombre implora Paz tras los pálidos ojos de los dioses. Sigo en abril, seguro de que existo. Limito por el norte con mi madre. Por el sur con la luz de mis luceros. Por el oriente azul con mi mujer. Por el oeste con el mundo entero. Y no he podido limitar conmigo. Sólo sé que en cinco formas verbales cabe el trajín del hombre sobre tierra: hundirse, hurgarse, ser, sentirse, serse... más eso de los meses y aquello que regresa de los años.

http://www.tinet.org/~elebro/poe/pmora/pablom87.htm

Anónimo dijo...

Miami
A vuela pluma

Pablo Mora


Cabe la sombra de una caribeana palma que deja filtrar sus jirones de sol entre el Diario de Viaje por America Latina del inolvidable Che, comparto su travesia, lleno de amor, buscando su lugar en el, yendo hacia si mismo en utopia creadora, en esplendente metanoia, convirtiendo suenos, ahondando en el espiritu del monte, olfateando todos los rincones, comulgando con la naturaleza y ese gran dolor en viaje, el hombre.

De manos del misterioso silencio de esta Ciudad Doral, echando la primera ojeada al panorama que depara esta Puerta del Imperio en nuestra invencible confianza de un sur que suena, trama, espera, palpando el pulso de un imperio atroz y presuroso que a troche y moche hacia el desierto vuela. A pocas olas de la Cubania donde relampaguea la llamarada roja que en desencadenada furia deslumbra al mundo.

Miami, extensa planicie, lodo, fango en un principio, poblada, casi fundada por la cubana trashumancia, arroja serenidad a todo trance, sumisa paz, la misma paz que el hombre busca, al orbe falta. Parte del historico hormigon de una America dividida en tres porciones, Miami, con su silencio acelerado, depara al peregrino aliento y esperanza entre el supremo caos ensenoreado en un turbio mundo escandaloso, despiadado.

Laderando una de las tantas lagunas artificiales en las que he venido dialogando con una docena de traviesos patos que se saben de memoria el despunte del sol por estos lares, con el vuelo permanente de naves que igual conocen los rostros amanecidos de hambre en las albadas del pobre, un poeta dizque antiimperialista en el umbral de Norteamerica.

Miami, Puerta Imperial, una ciudad de la que nadie en si da razon, describe fehacientemente. No se llega a tener una clara idea de Miami si no es estando aca de visita, no de compras solamente. Encajada en la palmar Florida, una como colcha general metropolitana de la globalizacion que se cierne sobre el orbe, Miami, donde el mar cobija todo sueno, toda arruga, todo asombro, todo mal y todo bien. Un recodo del Caribe, un instante del sol, testigo de los lamentos, los quejidos, las resonancias, los quebrantos, las llagaduras, los aullidos de los mares, de los hombres, de los suenos, esperanzas y pesares.

Miami, palma a la intemperie, donde la gota de petroleo se esconde a costa de todas las gotas de sangre derramadas en desiertos, murallas, montanas, archipidelagos.

Miami, pagina abierta, hoja en limpio, para hospedar todos los caprichos del viento, todas las celadas del hombre, todas las potestades, todos los entretenimientos, todas las tiendas, todos los ingenios.

Miami, para expresar la queja de la luna. Para saber del hombre, del hambre, la opulencia y la miseria.

Miami, donde toda droga tiene casa; donde todo sueno, albergue; donde un perrito, un pato, un alcatraz, un albatros... nos confirma que las alas de gigante impiden a los hombres caminar.

Miami, donde Pablo camina y hace de los pasos sueños y palabras; donde las cocuizas del alma alumbran los alpargatas de la noche; donde estar de paso no es lo que cuenta y si las Uvas del Tiempo en una Navidad que al pobre nunca alcanza. Donde estar metido en los intringulis de la tecnica equivale a estar de espaldas al mar que todo sabe, amarra, alienta, ensancha.

Feliz la navidad del agua. La navidad en lluvia. La navidad en el barranco que no tiempo tiene para morir descalzo. La navidad laguna, la navidad dormida, la navidad de garza, la navidad perdida, vagabunda, nocturna, entre la acera.

Miami, rama paseando entre la lluvia, negra esplendorosa, gringa somnolienta, india escarbando su cartera, grito, alarido, resabio del Caribe... una carta de Hemingway, la siesta eterna de unos gatos, seis dedos por la tarde en la escalera... el Che mirando de reojo una balza una brazada un hito un tango un mambo una y otra queja mil trescientas mil senas una risa equvocada una dos tres vulvas Diana Lane un postigo quinientas mil olas de paciencia una novela que merece el Premio Nobel toda la verdad de la mentira un cuento de Pinocho o de la misma caperucita roja y el lobo síndrome del miedo la alegria un fantasma una hipótesis de 60 lugares oscuros que conforman el eje del bienmal una cartilla de Noam Chomsky con el objetivo de alfabetizar el tiempo las mentes detenidas una empanada un arepazo una cocada una rubiera un paraíso de bondad y bienestar social ¡un muñequito de cuerda una ardilla una apuesta!

Donde estás más loco de lo que puedes... Donde nos sentimos grandes plagiadores en la misma horrorosa máquina de teclear.

Donde en una camisa de fuerza a los cuatro vientos gritas que estás perdiendo el juego del verdadero ping pong del abismo peregrinaje a una cruz en el vacío junto a la antigua que cuelga en trahumancia y la nueva que apenas si refulge pectoral en la locura fundante primigenia donde acusas tu locura y planeas la revolución socialista a contracorriente o suenas con dejarla tendida en el oleaje del camino; donde abres los cielos de Walt Disney y resucitas a tu Jesús humano y viviente entre la sobrehumana tristumbre en harapos en tormenta en verga dura


Donde deben haber veinticinco mil y mas camaradas locos juntos cantando las estrofas finales de La Internacional en algun puente de Fort Lauderdale

Donde abrazamos y besamos a los Estados Unidos bajo nuestras sábanas chinas los Estados Unidos que espantan, que tosen toda la noche y no nos dejan dormir como le pasaba al Che

En el Doral donde despertamos electrificados del coma por el rugir de los aeroplanos de nuestras propias almas sobre el tejado ellos han venido para lanzar bombas angelicales el hospital se ilumina a sí mismo... el loco sigue... el tanque sigue... la deuda sigue... la pesadilla... el hambre cierta antigua y nueva... eterna... el absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos capitales… la deuda eterna… la bala con la que mataron al poeta... pero no podrán: porque esa bala, es el corazón del Hombre.

Dios se mudo a Miami en estos dias mientras en el Doral un poeta cuenta sus pasos en la acera mientras el sol parece ciego…

Miami, Navidad, 2007.









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Pablo: Estas en Miami? Y que hace un poeta revolucionario en Miami? Estas mas loco de lo que puedes?
Aqui estoy yo, Atlantico de por medio, muerta de frio, esperando a Firmo que ya viene en camino y llega manana, para que me de un poco de calor, con otra horrorosa maquina de teclear, sin acentos y sin la 16a letra, recordando a los poetas de Venezuela, a los buenos amigos como Pablo Mora, leyendo el EUREKA de Edgar Allan Poe, traducido por Cortazar y recorfontandome con la sonrisa de mi nieta Malena.
Recibe un fuerte abrazo de navidad.
Alicia



LA JAULA

Afuera hay sol.
No es más que un sol
pero los hombres lo miran
y después cantan.

Yo no sé del sol.
Yo sé la melodía del ángel
y el sermón caliente
del último viento.
Sé gritar hasta el alba
cuando la muerte se posa desnuda
en mi sombra.

Yo lloro debajo de mi nombre.
Yo agito pañuelos en la noche
y barcos sedientos de realidad
bailan conmigo.
Yo oculto clavos
para escarnecer a mis sueños enfermos.
Afuera hay sol.
Yo me visto de cenizas.

Alejandra Pizarnik

Anónimo dijo...

Miami
A vuela pluma

Pablo Mora



De recuerdo en recuerdo
inviernos primaveras
martillando nuestras vidas
sombreando nuestro viaje
una locura delante de la sombra
lo sabe el agua el mar la lluvia
el horizonte espantado de mareas



Déjame ser
quiero copular tu sueño de gacela
juntos saldremos a conquistar
claros y oscuros de aquel bosque
quiero calmar la furia de las horas
galoparas galoparemos
arqueando el azul de aquel recuerdo

P .M.



Cabe la sombra de una caribeana palma que deja filtrar sus jirones de sol entre el Diario de Viaje por América Latina del inolvidable Che, comparto su travesía, lleno de amor, buscando su lugar en el, yendo hacia si mismo en utopía creadora, en esplendente metanoia, convirtiendo sueños, ahondando en el espíritu del monte, olfateando todos los rincones, comulgando con la naturaleza y ese gran dolor en viaje, el hombre.

De manos del misterioso silencio de esta Ciudad Doral, echando la primera ojeada al panorama que depara esta Puerta del Imperio en nuestra invencible confianza de un sur que suena, trama, espera, palpando el pulso de un imperio atroz y presuroso que a troche y moche hacia el desierto vuela. A pocas olas de la Cubanía donde relampaguea la llamarada roja que en desencadenada furia deslumbra al mundo.

Miami, extensa planicie, lodo, fango en un principio, poblada, casi fundada por la cubana trashumancia, arroja serenidad a todo trance, sumisa paz, la misma paz que el hombre busca, al orbe falta. Parte del histórico hormigón de una América dividida en tres porciones, Miami, con su silencio acelerado, depara al peregrino aliento y esperanza entre el supremo caos enseñoreado en un turbio mundo escandaloso, despiadado.

Laderando una de las tantas lagunas artificiales en las que he venido dialogando con una docena de traviesos patos que se saben de memoria el despunte del sol por estos lares, con el vuelo permanente de naves que igual conocen los rostros amanecidos de hambre en las albadas del pobre, un poeta dizque antiimperialista en el umbral de Norteamérica.

Miami, Puerta Imperial, una ciudad de la que nadie en si da razón, describe fehacientemente. No se llega a tener una clara idea de Miami si no es estando acá de visita, no de compras solamente. Encajada en la palmar Florida, una como colcha general metropolitana de la globalización que se cierne sobre el orbe, Miami, donde el mar cobija todo sueno, toda arruga, todo asombro, todo mal y todo bien. Un recodo del Caribe, un instante del sol, testigo de los lamentos, los quejidos, las resonancias, los quebrantos, las llagaduras, los aullidos de los mares, de los hombres, de los sueños, esperanzas y pesares.

Miami, palma a la intemperie, donde la gota de petróleo se esconde a costa de todas las gotas de sangre derramadas en desiertos, murallas, montanas, archipiélagos.

Miami, pagina abierta, hoja en limpio, para hospedar todos los caprichos del viento, todas las celadas del hombre, todas las potestades, todos los entretenimientos, todas las tiendas, todos los ingenios.

Miami, para expresar la queja de la luna. Para saber del hombre, del hambre, la opulencia y la miseria.

Miami, donde toda droga tiene casa; donde todo sueno, albergue; donde un perrito, un pato, un alcatraz, un albatros... nos confirma que las alas de gigante impiden a los hombres caminar.

Miami, donde Pablo camina y hace de los pasos sueños y palabras; donde las cocuizas del alma alumbran los alpargatas de la noche; donde estar de paso no es lo que cuenta y si las Uvas del Tiempo en una Navidad que al pobre nunca alcanza. Donde estar metido en los intríngulis de la técnica equivale a estar de espaldas al mar que todo sabe, amarra, alienta, ensancha.

Feliz la navidad del agua. La navidad en lluvia. La navidad en el barranco que no tiempo tiene para morir descalzo. La navidad laguna, la navidad dormida, la navidad de garza, la navidad perdida, vagabunda, nocturna, entre la acera.

Miami, rama paseando entre la lluvia, negra esplendorosa, gringa somnolienta, india escarbando su cartera, grito, alarido, resabio del Caribe... una carta de Hemingway, la siesta eterna de unos gatos, seis dedos por la tarde en la escalera... el Che mirando de reojo una balsa una brazada un hito un tango un mambo una y otra queja mil trescientas mil senas una risa equivocada una dos tres vulvas Diana Lane un postigo quinientas mil olas de paciencia una novela que merece el Premio Nobel toda la verdad de la mentira un cuento de Pinocho o de la misma caperucita roja y el lobo síndrome del miedo la alegría un fantasma una hipótesis de 60 lugares oscuros que conforman el eje del bienmal una cartilla de Noam Chomsky con el objetivo de alfabetizar el tiempo las mentes detenidas una empanada un arepazo una cocada una rubiera un paraíso de bondad y bienestar social ¡un muñequito de cuerda una ardilla una apuesta!

Donde estás más loco de lo que puedes... Donde nos sentimos grandes plagiadores en la misma horrorosa máquina de teclear.

Donde en una camisa de fuerza a los cuatro vientos gritas que estás perdiendo el juego del verdadero ping pong del abismo peregrinaje a una cruz en el vacío junto a la antigua que cuelga en trashumancia y la nueva que apenas si refulge pectoral en la locura fundante primigenia donde acusas tu locura y planeas la revolución socialista a contracorriente o suenas con dejarla tendida en el oleaje del camino; donde abres los cielos de Walt Disney y resucitas a tu Jesús humano y viviente entre la sobrehumana tristumbre en harapos en tormenta en verga dura

Donde deben haber veinticinco mil y mas camaradas locos juntos cantando las estrofas finales de La Internacional en algún puente de Fort Lauderdale

Donde abrazamos y besamos a los Estados Unidos bajo nuestras sábanas chinas los Estados Unidos que espantan, que tosen toda la noche y no nos dejan dormir como le pasaba al Che

En el Doral donde despertamos electrificados del coma por el rugir de los aeroplanos de nuestras propias almas sobre el tejado ellos han venido para lanzar bombas angelicales el hospital se ilumina a sí mismo... el loco sigue... el tanque sigue... la deuda sigue... la pesadilla... el hambre cierta antigua y nueva... eterna... el absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos capitales… la deuda eterna… la bala con la que mataron al poeta... pero no podrán: porque esa bala, es el corazón del Hombre.

Dios se mudo a Miami en estos días mientras en el Doral un poeta cuenta sus pasos en la acera mientras el sol parece ciego…

Miami, Navidad, 2007.









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Pablo: Estas en Miami? Y que hace un poeta revolucionario en Miami? Estás más loco de lo que puedes?
Aquí estoy yo, Atlántico de por medio, muerta de frío, esperando a Firmo que ya viene en camino y llega mañana, para que me de un poco de calor, con otra horrorosa maquina de teclear, sin acentos y sin la 16a letra, recordando a los poetas de Venezuela, a los buenos amigos como Pablo Mora, leyendo el EUREKA de Edgar Allan Poe, traducido por Cortazar y reconfortándome con la sonrisa de mi nieta Malena.
Recibe un fuerte abrazo de navidad.
Alicia



LA JAULA

Afuera hay sol.
No es más que un sol
pero los hombres lo miran
y después cantan.

Yo no sé del sol.
Yo sé la melodía del ángel
y el sermón caliente
del último viento.
Sé gritar hasta el alba
cuando la muerte se posa desnuda
en mi sombra.

Yo lloro debajo de mi nombre.
Yo agito pañuelos en la noche
y barcos sedientos de realidad
bailan conmigo.
Yo oculto clavos
para escarnecer a mis sueños enfermos.
Afuera hay sol.
Yo me visto de cenizas.

Alejandra Pizarnik








POEMA
Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredores
blanquísimos donde se juegan las fuentes de la luz,
te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza de cicatriz,
voy poniéndote en el pelo cenizas de relámpago
y cintas que dormían en la lluvia.
No quiero que tengas una forma, que seas
precisamente lo que viene detrás de tu mano,
porque el agua, considera el agua, y los leones
cuando se disuelven en el azúcar de la fábula,
y los gestos, esa arquitectura de la nada,
encendiendo sus lámparas a mitad del encuentro.
Todo mañana es la pizarra donde te invento y te dibujo,
pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco
con ese pelo lacio, esa sonrisa.
Busco tu suma, el borde de la copa donde el vino
es también la luna y el espejo,
busco esa línea que hace temblar a un hombre
en una galería de museo.
Además te quiero, y hace tiempo y frío.
Julio Cortazar

Anónimo dijo...

EMBUSTERIA DE LA PARTIDA

http://elespejodesarah.files.wordpress.com/2007/04/la-mano-y-la-rosa.jpg

Las partidas nunca ocurren cuandonos quedamos adheridosa la transparencia de los párpadosque dan cuenta de lo vivido Las emprendemos sin irnosjamás de los sitios donde acampala móvil estación de nuestros sueños
Y nos conducen al cambioincesante de nuestras señalescapaces de desatar tormentasen los pozos más hondos Es la partida de los díasque no amanecen recostados sobreel dintel de las respiraciones
de los pichoncitos De los adioses que se anclanen las emanaciones de los lucerospara regresar a los nidos navegandoen los cordeles de sus rizos Del hilo del cual atamosla majestad mayor de las conversitas
de coco y de miel en eterno resplandorde complicidades imaginarias La travesía que dibuja la palabraalada de nuestras pichoneríashasta alcanzar el vértice exactode donde nacen los suspiros
De allí el regreso de donde nuncapartimos enamorados como estamosde los almacenes de trinosque se despliegan en los amaneceresaliñados de gajitos de mandarina Por eso el pronto que sucede al después
de los jueves que se visten de miércolespara alcanzar el susurro del agua sobrela plataforma vegetal de los quereres


texto y foto / ms Wolfgang Amadeus MozartConcierto para piano No. 21 / Elvira Madigan / Andante
http://www.epdlp.com/asf/mozart10.wmv http://embusteria.blogspot.com/

Anónimo dijo...

EMBUSTERIAS DEL SIEMPRE












Si en vez del festejo
nos detuviéramos en el amor
si en vez de consagrar el día
transitáramos los años
en el cuenco de ternura
de donde venimos
y apacentáramos nuestras vigilias
en el territorio de los regazos
cuántas lámparas de tierra
se encenderían en los portales del viento
y cuánta cosecha de besos
se columpiarían en los confines eternos
del vivir


ms / el libro del hombre



Invitamos también a compartir
http://embusteria.blogspot.com/2006/05/embusterias-de-madre_114668493681988148.html



antonio vivaldi
http://www.epdlp.com/asf/vivaldi10.wmv

Anónimo dijo...

Desde las explanadas del alma, Mery,Agustín, un abrazo grande como los andes.

Feliz Año





pablo