lunes, marzo 16, 2009

LAS EMBUSTERÍAS DE LA VACA AZUL



CLARISSA Y EL MAR
Armando Quintero

1
Allá, después de la mar océano.
Como a treinta y tres grados al sur.
En un país pequeño que es como un corazón patas arriba.
Allá vive Clarissa.

2
Clarissa sonríe bajo la sombra de un árbol y mira hacia el horizonte.
- Un lugar como éste no hay –piensa Clarissa.
La vista se le pierde por la llanura.
Entre los pastos tiernos y frescos de tan verdes.

3
Allá donde vive Clarissa hay un río.
Que para algunos es como muy pequeño para ser un río.
Pero para todos es enorme por sus cuentos, poemas y canciones.

4
A veces Clarissa mira hacia los tres puentes que atraviesan el río de su mundo.
Y piensa: - Hay lugares en los que se nace para irse.
Pero se queda allí como pasajera del tiempo.
Y escucha entre sueños pasar los trenes.

5
Un día un pajarito se posó sobre su cabeza.
- Nuestro río tiene las olas grandes –dijo Clarissa por hablarle.
- Tan grandes como las del mar –dijo el pajarito.
Y Clarissa le dijo que no había visto nunca el mar.

6
Y el pajarito le contó de las olas del mar y del sonido en sus playas.
De los puertos, los barcos y veleros que llegan y se van.
- ¿Qué más? –preguntó Clarissa.

7
Y Clarissa oyó decir de las aguas del mar.
De su sabor salado lleno de peces, pulpos, calamares, camarones y de caracoles. De sus vientos y mareas.
- ¿Qué más? –volvió a preguntar Clarissa.

8
El pajarito miró los ojos de Clarisa y recordó la mirada de un marinero que andaba caminando tierra adentro, lejos del mar.
Y fue cuando le contó el encuentro de Odiseo con las sirenas.

9
Y ahí quedó Clarissa enamorada del mar.

10
- ¿Qué la pasa a ella? –se preguntaban las hermanas.
- ¿Qué bichito la ha picado? –se preguntaba su mamá
- ¿Qué hace esa vaquita loca? –preguntó el toro rojo que la vio pasar. ¿Será contagioso?

11
- Espero que sí – pensó Clarissa.
Es que Clarissa, de sólo pensar en el mar, se colorea de azul.
Y cuando así le ocurre Clarissa se va a recorrer su mundo y el de los otros.

 

12

 

Y comienza a abrir puertas y ventanas para siempre en el corazón de todos.
Desde la ubre de sus cuentos, desde el piquito de su risa, desde el cielo claro de su regazo azul.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te lo dije:Clarissa me tocó el corazón, ella que vive en un lugar que parece un corazón "patrtap'a arriba", que tie un río y el verde delos montes piensa "que haun lugar que senace para irse" y lo piensa mirando los puentes.
Hay mucha ternura ene este relato