lunes, agosto 31, 2009

EMBUSTERÍAS DE TARDE II




Los hilos de oro que escriben en los
atardeceres la sonata de una despedida
dan paso al lila en sí menor
de las nostalgias que se apagan
con mesura y lentitud como atajando
la luz hasta sus últimos ocres
cuando el horizonte se convierte
en una nube gigante que
se lleva en sus brazos al sol

Es un aromería que los cielos
le roban a las espigas de la caña
dejando un acorde de melancolía
que se prende de los suspiros
como un bajel que se retira
de las orillas para emprender
su fuga hacia el mar

Dura apenas unos instantes
suficientes para que un adagio
inunde el corazón de florerías
y deje prendidas de la noche
sus gajitos de mandarina

Hasta que irrumpe el violetazul
de la noche y con ella se asoma
un estruendo de silencios que se
derraman abriéndole boquetes
a los luceros que se anidan en el
anverso de las pupilas hasta
darle paso al festejo frugal
de las madrugadas

fotos y textos / ms

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