lunes, marzo 21, 2011

¿POESÍA O VIDA?

este material lo publicamos inicialmente el 21 de marzo del 2009
en este nuevo día de la poesía saint john perse y 
juan sebastian bach
vuelven a juntarse para darle prioridad a la vida
que en plenitud es y será siempre la poesía mayor


Rafael Olbinski

En esta fecha en la cual se conmemora el Día de la Poesía, y que coincide con un acto poético mayor, como lo es el nacimiento de Johann Sebastian Bach, invitamos a releer el texto que produjera Saint John Perse, al recibir el Premio Nobel en diciembre de 1960. Sobre él dijimos:

A casi cinco décadas del discurso que diera Saint John Perse, en Estocolmo, al recibir el Premio Nobel de Literatura, en diciembre de 1960, su texto tiene más vigencia que nunca. Su examen de la poesía y de la ciencia, su visión del mundo que debe ser y de la función del poeta y el científico en esa tarea de construir la vida, es en verdad trascendental.

Constituye un documento que debe ser leído por científicos y poetas, pero sobre todo por ese ciudadano común capaz de producir cotidianamente, aún sin saberlo, ‘pensamientos desinteresados’, en otras palabras, poesía en palabra y acción.

Pero más aún, ese hombre común con frecuencia ejerce de manera espontánea esa fusión de lo lógico con lo intuitivo, que lo lleva a desarrollar una sabiduría y a ejercer una solidaridad, que lleva lo poético y lo científico, precisamente al plano del vivir.

De allí que Saint John Perse afirme que ‘toda creación del espíritu es ante todo poética, en el sentido propio de la palabra’. Aquí Perse toca la raíz del problema. El hombre es en esencia un poeta. Que el desarrollo de la vida material le haya cortado sus alas, desgarrado su intuición, sustituido su sabiduría por contabilidades que dan cuenta de todo menos de su vivir, es otra cuestión, de la cual no puede estar ajeno ni el poeta ni el científico.

‘Hija del asombro’ la nombra Perse, Como el niño cuando adviene a la luz solar desde la residencia acuática de la madre. En sus pupilas está toda la poesía y la ciencia del universo, atrapada entre lagrimitas resplandecientes.

Sólo que luego decidimos vendarle los ojos, atarle las manos, detener sus ganas de conocer y saber, descubrir y moldear, anticipar y crear. Lo convertimos en un adulto, sin ciencia ni poesía.

Pero, como dice el Premio Nóbel: “la poesía es ante todo un modo de vida, y de vida integral’. Y ni las hambrunas, ni las guerras, ni las masacres, ni las extinciones decretadas, podrán borrar esa parte ‘irreductible’ del hombre.

“¡Altivez del hombre en marcha bajo su carga de eternidad! Altivez del hombre en marcha bajo su carga de humanidad –cuando para él se abre un nuevo humanismo-, de universalidad real y de integridad psíquica”..., exclama el poeta.

Y allí en ese mandato está la labor y la tarea del científico y del poeta, en este tiempo de oscuridades. Por eso dice: “El verdadero drama del siglo está en la distancia que dejamos crecer entre el hombre temporal y el hombre intemporal.” ¿Lograremos cerrar esa brecha, rescatar la esencia de una humanidad que no ha podido desarrollarse aún?

Con Perse decimos: se trata de “asociar, en fin, más ampliamente el alma colectiva con la circulación de la energía espiritual en el mundo... Frente a la energía nuclear, la lámpara de arcilla del poeta ¿bastará para este fin? –Sí, si de la arcilla se acuerda el hombre.”

De la arcilla provenimos, de la piedra que se vuelve guijarro en su tránsito por los ríos, de la raíz que se convierte en fruto, de la brisa que garantiza la especie floral, de la pupila diminuta del niño que refleja en su iris la estructura estelar del universo. De allí viene nuestra infinita capacidad para crear, nombrar, construir, ‘sí de la arcilla nos acordamos’, si no olvidamos quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.

Por todo ello recomendamos esta lectura. Pero más que para convertirnos en simples lectores, invitamos a ejercer a plenitud aquello a lo cual convoca: extraer esa sabiduría y esa poesía que está en el interior de cada quien, aguardando su tiempo, su espacio y circunstancia para correr libre hacia el otro, que es su hermano, en un tiempo y una sociedad que logre, al fin, sustituir la muerte, por los fulgores del alma humana, en funciones de vida plena y trascendente. ms

Se puede acceder al texto completo en el siguiente enlace



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