lunes, julio 09, 2012

EL CARDUMEN DE LOS DÍAS





Hijo
quién  extravió aquella
sonrisa que te sembré
desde el instante mismo
en el que tu madre dibujó
sobre los lienzos del día
el tejido exacto de tu
estructura de colibrí

Quién apagó el candil
de tus ojos que se abrió
como un faro la primera
vez que descubriste el
bosque y hurgaste hasta
las raíces la flor
de la alegría

Quién arrebató la caricia
que en las noches yo
dejaba sobre tus párpados
para que tus sueños
fueran el envés del
amor de tu madre

Quién quebró aquel espejo
por el cual te escapabas
conmigo al vergel
de  las fascinaciones
y el libro de las conjeturas

Qué predicador de ilusionismos
se atrevió a traspasar los linderos
de tus suspiros donde cada
mañana depositabas
las cuentas de tus aventuras
por los pasajes de las
hormigas y el lomo de las
mariposas

Quién te desprendió
de tu tronco armado de
palabras de utilería
y un hacha aguda como la
tristeza de no escuchar
la respiración de la tierra

Tu rostro hijo
son dos lágrimas vertidas
sobre un sonajero vacío

Tus dedos ya no danzan
sobre el piano el murmullo
iridiscente de aquellas melodías
que inventabas de tanto
escuchar el canto del agua
sobre la sed de los peces

Tus manos dejaron ir los
guijarros con los que le bordabas
cartas de amor al estanque
donde por primera vez
sorbiste el zumo del viento

Tus pasos perdieron
el ritmo de los venados y las
ardillas y ahora cargan
un peso que no te pertenece
pero que va contigo adosado
a los cartílagos del miedo

Dime hijo quién contará
las guirnaldas del llanto
que le clavaron a tu madre
como si ella no hubiese parido
en el frenesí de tu enero
un regazo en el que cabían
todos tus caminos

Quién resarcirá la piel
que te ardió desasistida
del rocío de las nubes
y del frescor de las hojas
de mandarinas que
tu madre guardaba para tí
en el muelle de sus besos

Quién reconstruirá aquel
hilo que medía la sonoridad
de tu estatura recostado
sobre la corteza de un
árbol de ternura

Hijo sólo sé que cada vez
que te alejan del sitial
de tus quereres cada vez que
te inventan despedidas donde
solo hubo el aleve secuestro
de tu inocencia y el cobro de
una cuenta que su dios no le
habrá de saldar
se produce un desconcierto
en las potestades del
universo una rotura
en la circunvalación de
las esferas
un estrago en el ritual
del tiempo
que tu madre cada noche
vuelve a coser con los mismos
estambres con los que un día
inventó tu rostro con el pincel
de los milagros y la confitería
alada de tus raíces de jobo
y flor de baile

Sé que un día hijo
desatarás  los cordeles que te
sujetan a poderes sin alma
y que bajo la corteza de esa
tristeza adherida a tus silencios
reencontrarás el camino
de regreso hacia el regazo
florecido de tu madre
y hacia el recinto de hierbas
que resguarda un te quiero
bordado en las alas de
los cardenales que siguen
haciendo nido en el torrente
de tu risa arrebatada

Entonces hijo
recompondremos la vida
restituiremos la alegría
y te entregaremos el
cardumen de los días
que nunca dejaron de
navegar hacia las orillas
de tus sueños deshabitados
de lunas


foto y texto
mery sananes


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