miércoles, mayo 08, 2013

DE LAS PALABRAS - ALBERT CAMUS Y EL HOMBRE QUE ESPANTA





Hemos querido dar continuidad al fecundo debate surgido a raíz del texto de Albert Camus, que difundimos ayer en estas Embusterías. https://embusteria.blogspot.com/2011/01/de-las-palabras-albert-camus.html

En este otro escrito Camus se refiere a que hemos perdido el lenguaje de la humanidad y con él la posibilidad de la esperanza.

Lejos de persuadir estamos empeñados en crear cada vez mas barreras, divisiones, antagonismos irreconciliables, que conducen a acciones cada vez más monstruosas.

Estamos, una vez más, ante un hombre que espanta.

Podríamos decir que el siglo XXI es el siglo de la resignación y el dolor elevado a sus máximos niveles. A una perversión sigue otra. Sin esperanza el hombre queda sujeto a la voluntad de los otros. Se domestica desde su hambre y su penuria hasta sus más desgarradoras respuestas. La rebeldía termina siendo la resultante de un accionar del poder para someter a unos y a otros, ya sea por la vía más violenta o por la utilización más inmisericorde.

¿Será posible refundar el lenguaje de la humanidad, en este mundo conducido, como dice Camus, por fuerzas ciegas y sordas incapaces de oir las voces de advertencia, los consejos, las súplicas?

No lo sé. Pero sí estoy convencida de que hay que seguir intentándolo con la persistencia del minero, la imaginería del alfarero y  la infinita ternura de la flor cuando le ofrenda su juguito de amor a los pájaros, las mariposas y el hombre.

mery sananes

El largo diálogo entre los hombres
se ha interrumpido.
Y claro está, un hombre a quien es
imposible persuadir,
es un hombre que espanta.


El siglo XVII ha sido el de las matemáticas, el XVIII el de las ciencias físicas y el XIX el de la biología. Nuestro siglo XX es el del miedo. El miedo no es una ciencia, se me dirá. Mas la ciencia es en algo responsable de ese miedo, puesto que sus más recientes progresos técnicos la han conducido a negarse a sí misma y porque sus perfeccionamientos prácticos amenazan con destruir por completo a la tierra. Además, si el miedo no puede, en sí mismo, ser considerado una ciencia, tampoco puede dudarse de que es una técnica.

En efecto, lo que más me llama la atencion en el mundo en que vivimos es, en primer término y en general, que la mayoría de los humanos (excepto los creyentes de todas suerte) carecen de porvenir. No hay vida valedera sin porvenir, sin promesa de madurez y progreso. Pues bien, los hombres de mi generación y los de la que entra hoy en los talleres y facultades, han vivido y viven más cada dia como perros.

Naturalmente, no es la primera vez que unos hombres se hallan ante un porvenir materialmente vallado. Mas lograban superar el obstáculo gracias al verbo y a la rebeldía. Recurrían a nuevos valores en los que depositaban sus esperanzas. Hoy nadie habla (salvo los que se repiten), porque el mundo nos parece conducido por fuerzas ciegas y sordas incapaces de oír las voces de advertencia, los consejos y súplicas.

Algo en nosotros se ha roto ante el espectáculo de los años que acabamos de vivir. Y ese algo es esa eterna confianza del hombre, que siempre le hizo creer que podían obtenerse reacciones humanas de otro hombre con hablarle el lenguaje de la humanidad. Hemos visto mentir, envilecer, matar, deportar, torturar. Y cada vez que esto ocurría, era imposible persuadir a los que lo hacían de no hacerlo, porque estaban muy seguros de sí mismos, y porque es imposible persuadir a una abstracción, es decir, al representante de una ideología.

El largo diálogo entre los hombres se ha interrumpido. Y claro está, un hombre a quien es imposible de persuadir, es un hombre que espanta!

ALBERT CAMUS
La sangre de la libertad.
Buenos Aires, Americalee, 1958,
pp.85-86.

5 comentarios:

Gerard Sananes dijo...

Albert Camus un grand Monsieur.

Administrador dijo...

Absolutamente, una de las mentes más lúcidos del siglo pasado y de este. Hay que siempre volver a él. Una escuela, un pensamiento que requerimos para estos tiempos tan devastadores. Gracias Gerard. Te abrazo.

Vytautas Subacius dijo...

Una mente brillante en un mundo oscuro.

Alba Ottolina dijo...

Muy cierto

Solange Rincon dijo...


Ciertamente.