domingo, julio 07, 2013

DE LAS PALABRAS - ADRIANA DAVIDOVA - PEQUEÑOS DEBERES


Adriana Davidova

Este texto, escrito sin estridencias, a ritmo de los acordes de una viola, traza en plena libertad, y casi en tono de plegaria, lo que debieran ser los mandamientos espontáneos del vivir, o ‘los pequeños deberes’ como ella los llama.  

Describe con mesura quienes somos, lo que han hecho de nosotros, sin que lo sepamos ni lo advirtamos, y nos indica una salida tan diminuta y a la vez tan gigante como esa: Regalar un don. Entregar un don... Recibir un don. Como ella dice: ‘Un don específico y a la vez siempre nuevo. Siempre abundante, enriquecedor, satisfactorio y fascinante. Un don que haga cambiar a quién lo posee y a quienes estén cerca. Un don transformador, poderoso, sustancial.’

En este texto no hay más complejidad que la de quien no quiere comprender. Lo demás es revisar la vida y advertir los dones con los que hemos nacido, los que están allí y jamás nos hemos tomado la molestia siquiera de percibirlos, los que hemos guardado celosamente como si de esos dones se pudiera ser propietario exclusivo, los que tenemos e ignoramos, los que simplemente desechamos porque ya no calzan la talla que otros nos asignaron. Algo que a nadie es ajeno.

Ese don transformador, poderoso y sustancial, lo entiendo como la perfecta metáfora para honrar la vida. Y ojalá, esa capacidad, inherente y esencial a cada uno, despierte como en una reacción en cadena. El don dejaría de ser individual para convertirse en anónimo y colectivo. Y el mundo, y cada uno de nosotros, devendría en otro.  El cada uno integrado al otro que también somos. Y un mundo a la medida de cada uno, en la dimensión de todos. 
mery sananes


PEQUEÑOS DEBERES

Regalar un don. Eso sería lo justo. Sería maravilloso. Poder regalar siempre y a todos un don. Un don único para cada uno.

Un don específico y a la vez siempre nuevo. Siempre abundante, enriquecedor, satisfactorio y fascinante. Un don que haga cambiar a quién lo posee y a quienes estén cerca. Un don transformador, poderoso, sustancial. 

El don que nos hiciera más valientes, más enteros, más presentes. Que nos diera la capacidad de despertar a tiempo ante el hecho de que estamos vivos ahora y no luego. El don que pudiese elevarnos por encima de determinadas circunstancias y llenarnos de fuerza y visión con perspectiva. El don del amor, de la amistad, de la ternura, de la empatía, de la capacidad de ver, oír, tocar con un sentido de la realidad inalterable y nítido. El don de compartir lo más pequeño y lo más grande, lo que alivia, lo que aligera el alma, lo que engrandece el espíritu.

Regalar un don. Entregar un don... Recibir un don.

A veces parece que nos hemos vuelto pequeños, diminutos de tamaño... arrinconados y encogidos rígidamente. Apretando las manos contra los muslos en puños cerrados. Temblando de miedo, pavor, ansiedad.

Casi nos han convencido que la carencia es nuestro estado natural del ser. Casi. Todavía hay un poco de espacio para vislumbrar a lo lejos, realmente lejos; la luz, la posibilidad de que no sea del todo así. Pero temblamos y no entendemos qué sentido tiene estar aquí, estar vivos, seguir un día tras otro desde el punto de vista tan limitante de un sistema que nos han impuesto y del cual casi nadie se atreve a salir tranquilamente. Nos dicen lo que no hemos de hacer y lo que sí para ser de un modo o de otro, para ser no del todo malos y no del todo particulares. Sin darnos cuenta el fallo de ese sistema económico y político casi ha creado una horda de ciudadanos asombrosamente obedientes, iguales, sin demasiado ruido, nada estridentes, compañeros de unas mismas costumbres y que hemos/han aprendido y así lo sienten con todo su ser, que esas costumbres son las buenas y son para los buenos.

Buenos y malos. ¿Malos y buenos?

Mientras tanto, los malos, creen también firmemente que son casi buenos y que son los listos, los espabilados, los aventajados. 

Lo justo sería que no hubiese malos y buenos y que todos recibiéramos un don. El don de ser libres. De sentir libremente para saber lo que queremos libremente. De pensar libremente para tomar las decisiones libres sobre el hoy y el mañana. Para obrar y actuar libremente y así poder, aunque no tengamos nada, nada más que ese pequeño don... regalarlo, entregarlo a alguien que lo necesite más aún... sin esperar nada a cambio. Regalar un don. Regalar el don.

Pequeños Deberes- ¿Cuál sería el don que te gustaría recibir ahora mismo, en este preciso instante?



ADRIANA DAVIDOVA


Escritora, actriz, directora y guionista de cine. Ha publicado varios libros; entre ellos Hacer el amor a un Ángel, El deseo y Voces de Mujer que le valieron excelentes reseñas: "En sus escritos todo parece fluir. Esta magia es asombrosa en Adriana Davidova. Su narración fluye como si no rozara la página en blanco…" Gonzalo Suárez. "Davidova otorga credibilidad a situaciones casi inverosímiles…Tan extraño como cautivante…" Mario Benedetti. "La escritura de Adriana Davidova es un milagro. ¿Cómo explicar, si no, la perfección formal, la gran belleza y la sabiduría que encierran sus conceptos..." Clara Janés. "Ángel y/o demonio, Adriana hace un verdadero ejercicio de escritura…" Inmaculada Jiménez Morell... Los poemas de Adriana Davidova han sido publicados en ABCD las artes y las letras, Álora La Bien cercada, El Alambique, Nova Duma, Arte Fénix, en las Antologías; Poetas del Siglo XXI, Poesía Solidaria del Mundo, Poesía Hispanoamericana Actual y Poesía Española Contemporánea, Antología de Los Mejores Poemas de Amor de Pigmalión ediciones… y han sido traducidos a otras lenguas. Davidova ha sido antologada con su relato Las Caricias Corpóreas en Las Mejores Historias de Amor de ediciones Pigmalión. Adriana ha dirigido dos cortometrajes: Piezas y Ángeles. Como actriz, sus últimos trabajos han recibido muy buena acogida por parte de la crítica en Festivales Internacionales. Ha escrito varios guiones para cine premiados en Los Ángeles Film Festival, Málaga, Berlinale... Davidova forma parte del jurado del Premio Literario Orola de Vivencias. Así mismo, Adriana Davidova, es autora de la sección literaria semanal; Alicia en la Realidad de la revista cultural Divertinajes.com; http://www.divertinajes.com/nueva/modules/notices/notices.php?idpage=34


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Maravilloso texto de Adriana Davidova. ¡Conmovedor y a la vez lleno de luz! Enhorabuena por tocarnos el alma y hacernos sentir y pensar...

Anónimo dijo...

Adriana lleva tiempo regalándonos su luz, y desde aquí quiero agradecer de corazón su inspiración y sus libros llenos de sabiduría y amor al ser humano. Gracias Adriana.
Rafael Santoro