jueves, diciembre 22, 2016

SE SOLICITA HABITACIÓN


 Jordi-Maragall 

Hoy 22 de diciembre del 2016, Albert Tugues me ha sorprendido publicando una carta-poema que le enviara en diciembre del 2011, solicitándole habitación en la Pensión Ulises, que él administra. 


Carta enviada a Albert Tugues
administrador de la Pensión Ulises
el 27 de diciembre del 2011


Se solicita habitación
por breve período de tiempo
en la pensión ulises
voy de paso como siempre
y aún no sé con qué tipo de
moneda podré pagar mi breve estadía
tampoco tengo documentos de identidad
ni curriculum vitae
y mucho menos referencias personales
vengo sí de américa latina y para más
señas de un expaís llamado venezuela
como decir un inmenso barrio
con pocas vidas ejemplares
pero un gran sentido del humor
para reírse de sí mismo
que se le conoce más por lo estrafalario
de sus mandatarios que por sus ríos o tepuyes
de modo que poco me es ajeno
en materia de esa cortedad que nos hace
tan humoristas como complacientes
eso sí como oficio me dedico a inventar
embusterías que suelo dejar debajo
de las puertas en las ventanas o pegadas
de algún muro y allí en ese territorio
juego a ser ilusa aunque nadie me crea
pienso que me hará bien si así usted me lo
permite asistir unos días a la panadería
y al bar del barrio porque mucho debo aprender aún
en la universidad libre del barrio gótico
porque en los barrios que circundan
mis embusterías ya no se puede ir caminando
a la panadería y mucho menos al bar
no tengo equipaje y no suelo hacer bulla
sólo a veces me gusta deleitarme en algún
adagio o torcer la melancolía con algún bolero
no tengo ni buenas ni malas costumbres
porque aún no he logrado acostumbrarme
a sobrevivir en ese inmenso barrio que es
este planeta en el cual todos se pelean
entre sí sin siquiera saber por qué
y tengo esperanzas de que en la pensión
ulises no tropiece yo con cantos de sirena
ni mares embravecidos pero sí pueda
recoger las sabrosas conversas de los
tiempos de un quijote empeñado aún en
enderezar entuertos

saludos cordiales,
mery sananes

Esta carta fue respondida de inmediato con las siguientes palabras:  “Los huéspedes de la Pensión Ulises estarán encantados de tenerte entre ellos, y ya les he dicho a los administradores que te cedan una habitación gratuita. Si me lo permites, colgaré tu poema en una pared de la Pensión. Un abrazo, Alberto.”



Jordi-Maragall

árboles navideños del pintor catalán Jordi Maragall, 
que cada año pinta en los cristales de bares y tiendas 
de un barrio de Barcelona (Sant Gervasi)

http://jordimaragall.wixsite.com/jordi-maragall

Para el día 28 ya estaba yo instalada en esos mágicos predios. Y para agradecer el gesto solidario de Albert, esto le escribí:


"Qué alegría me das en este día que algunos designan de los inocentes. ¿Se darán cuenta quienes así lo llaman, que tal vez éste sea el único día en que nos ponemos en guardia contra las vivezas de los otros?  Porque los otros 364, solemos ser tan inocentes que ni siquiera cuenta nos damos que somos objeto de todo tipo de intercambio, trueque o negociación.

Y arribar a tu pensión en un día como hoy le da más alas a mi ilusión, porque ¿acaso ulises y el quijote no fueron dos ilusos mayores navegando en aguas sembradas de molinos de viento que resonaban en su corazón como dulces sirenas? ¿Y nuestro dulce quijote acaso no creyó que las inmensas tierras por las que navegaba con sancho eran los mares que inventaba su ilusión gigante, en los que vadeaba firme con su escudo, su bacín y su lanza?

Se me da por creer, Alberto, que ese barbero que le cedió su instrumento de trabajo a nuestro caballero de la mancha, vive en tu pensión. Y tal vez haga posada en ella en algunos días del año la mismísima dulcinea. Y tengo la firme convicción de que en una habitación de hermosa simpleza, penélope aguarda tejiéndole a todos los otros compañeros de residencia hermosos abrigos para los días de frío.

Y tú, Alberto, en tu maravillosa inocencia, me has concedido posada aún sin conocerme. Y como siempre he creído que a los seres no se les conoce por sus haberes sino por el tamaño de sus sonrisas, por la dimensión de sus pupilas abiertas como las que tienen los niños, antes de que alguien los arranque del regazo de su madre, del solar donde aprenden a leer la escritura de las mariposas,  de las calles del barrio donde son hijos de todos, me ha conmovido hondamente tu generosidad.

Y acepto mudarme de inmediato. Llevo matas de sábila, que curan todos los males, y flores de baile que le regalan a las noches sin luna la catedral de luz que se derrama de su interior en las madrugadas por la brevedad de un instante. Algunos atardeceres naranja de esta ciudad que ya se va quedando sin cielos, el perfil verdiazul de las montañas de donde vengo. Y mis ganas de aprender y compartir con cada uno de los habitantes de tu hermosa pensión.

Puedo ayudar a repartir las hojas, a ablandar los granos, a amasar el pan de maíz, a llenar los alpisteros. Tú me dirás mis tareas. Creo en el barrio, en las memorias que se construyen en ellos,  en las puertas abiertas, en las dulcerías que se reparten, en las infusiones que recorren las calles para aliviar cualquier enfermo, en la señora de los gatos, en las abuelas que saben de los secretos curativos de la granada,  en el rubor que aún no se ha ido del rostro de las muchachas, en las madres que amamantan a sus hijos, en los contadores de cuentos, en los que llevan la música por dentro, en el barbero, el panadero, el recolector de sueños, el podador de  hierbas, el que lleva en su cabeza un azafate de empanaditas de risas, en los niños que juegan entre los árboles, con un cometa hecho de ilusión, en los fogones encendidos y en las mesas servidas de geranios.

Disculpa, Alberto, tan larga perorata. Tal vez sea mi alegría desbordada por haber encontrado, en medio de un mundo que va perdiendo los espacios para la ternura, una posada donde llegar con mis mágicos espejos y mis embusterías.

Honraré la confianza que se me ha dado. Me has dado un lugar para seguir cultivando la inocencia.

Un abrazo, mery
28 de diciembre del 2011


Y conmovida como estoy en este diciembre del 2016, le digo a Albert y a mis compañeros de pensión: 

Hoy, cinco años después, puedo decir que nunca me fui de ese lugar mágico, que voy y vengo, pero que mi pertenencia a ese lugar sin pertenencias, es permanente. Es mi refugio y  de los escasos sitios existentes donde se comparte, se discute, se disiente, se ama, se da y se recibe cobijo, donde nada nos es ajeno de lo que ocurre en el mundo, y donde siempre hay una habitación abierta a quien la requiera. 

Sus linderos crecen según las necesidades del que asoma a pedir posada. Y cualquier desavenencia concluye en el bar con un tinto en la mano para brindar por la vida compartida.

Ay! si en este despedazado mundo se multiplicaran las Pensiones Ulises,  hace mucho los campos de guerra hubieran dado lugar a huertos, el metal de las armas se hubiese utilizado para fabricar clarinetes y oboes, y el saber habría adquirido la estatura de la escuela de sabiduría popular de Antonio Machado.

En este nuevo diciembre, quiero agradecerles a mis compañeros de posada, a Albert Tugues, este gesto y reiterar que conservo intacta  la esperanza de que algún día se harán realidad, los sueños que así se tejen entre conversas y labores. Y que me siento muy alegre y muy honrada de formar parte de esta hermosa Pensión Ulises, de la que no me pienso marchar jamás.

22 de diciembre 2016

  

2 comentarios:

Unknown dijo...

Hola Mery: posiblemente ahora ya no te haga falta, pero que sepas que en León de España tienes también tu casa. Es pequeña pero tengo más espacio del que necesito. No tengo lujos pero intento que haya siempre dulzura y poesía, y seguramente te encontrarías bien aquí. Sería un honor mostrarte mi ciudad y mi mundo. Un abrazo. Felipe Martínez

AT dijo...

Querida Mery.

Acá siempre tendrás reservada habitación (la 2011), con balcón y ventanas al mar.

Albert