miércoles, mayo 31, 2017

WALT WHITMAN: HE DICHO LO QUE QUERÍA DECIR


Walt Whitman por Ulke
31 mayo 1819 / 26 marzo 1892


En este nuevo mayo en el cual se cumplen 198 años del nacimiento de Walt Whitman, vale la pena detenerse en estudiar su vida y su obra. El poeta puede que aparezca en toda antología y en la historia de la literatura mundial, como un poeta excepcional. Sin embargo, la verdadera razón de su poesía, el contenido real de su mensaje, sigue silenciado hoy, como lo fue en su propia vida. 

Y Whitman tenía conciencia de eso y por eso escribió en uno de sus prefacios a Hojas de Hierba: este libro es, tomando la palabra en su significado militar, una salida –si para quedar triunfante, y conquistar su campo y objetivos de escape y construcción, no lo sé: habrán de pasar no menos de cien años para que se tenga la respuesta categórica.

Han pasado casi 200. Y su proclama libertaria aún sigue sin conquistar su campo y objetivos de escape y construcción. ¿Acaso se podría reconocer el poeta en el imperio de la globalexplotación?

El poeta de la hojas de hierba y el hombre común, aún aguarda. Como dijo León Felipe, el llanto ha empañado su palabra happiness. Y la muerte continuada ha acallado su canto a la vida.

Seguiremos preguntando ¿cuántos cientos de años de más sufrimiento serán necesarios?

La respuesta jamás podrá ser solitaria, sino de la accion de esa "difícil comunidad de hombres completos individuales" a la que se refería  Juan Ramon Jiménez.

Ojalá releer a Walt Whitman, en este siglo XXI que ha visto como nunca recrudecer las guerras y los odios, contribuya a crear esa comunidad y acercarnos a un mundo más humano.

WALT WHITMAN HABLA SOBRE SUS
HOJAS DE HIERBA

Resultado de siete u ocho etapas y conflictos que se extienden a través de casi treinta años (según me acerco a los setenta, vivo más y más del recuerdo), considero a Hojas de Hierba, terminadas ahora y agotadas sus oportunidades y energías, como mi tarjeta de visita definitiva para las generaciones futuras del Nuevo Mundo, si se me permite decirlo así.

Que no he obtenido la aceptación de mi propia época, y que he echado mano de seductores sueños del porvenir –anticipaciones- (“vive aún la canción, pero Regnard ha muerto”); que, desde el punto de vista mundano y lucrativo, Hojas de Hierba han sido algo peor que un fracaso; que las críticas públicas del libro, y de mí como su autor, muestran marcadamente todavía la cólera y el desdén, sobre todo –“Encuentro una hilera apretada de enemigos de usted en todas partes”. (Carta de W.S.K. Boston, 28 de mayo 1884)-; y que sólo por haberlas publicado he sido objeto de dos o tres ataques especiales del gobierno, bastante graves; todo esto, probablemente, no es más que de lo que yo debía esperar.

Yo pude elegir cuando empecé. No he buscado ni melifluos panegíricos, ni cuantiosas ganancias, ni la aprobación de las escuelas y convencionalismos existentes. Tal como está realizado, o parcialmente realizado, el mejor consuelo de todo este negocio (aparte de un pequeño grupo de los más queridos amigos y defensores que haya tenido jamás un hombre o una causa, sin duda tanto más leales y firmes -¡diminuta falange!- por ser tan pocos) es que, libre y ajeno de toda influencia extraña al espíritu de mi ser, he dicho lo que quería decir, enteramente a mi manera, y he dejado puntualmente constancia de ello. El tiempo decidirá sobre su valor.

Al calcular esta decisión, William O’Connor y el doctor Bucke, son mucho más dogmáticos que yo. Como base de todo lo demás que pueda decirse, yo considero que Hojas de Hierba y su teoría son experimentales., como, en el más profundo sentido, considero que lo es nuestra misma república norteamericana, con su teoría. (Creo que tengo al menos la suficiente filosofía para no absolutamente estar seguro de nada, ni de ningún resultado).

En segundo lugar, el libro es, tomando la palabra en su significado militar, una salida –si para quedar triunfante, y conquistar su campo y objetivos de escape y construcción, no lo sé: habrán de pasar no menos de cien años para que se tenga la respuesta categórica.*

Walt Whitman
“Mirada retrospectiva a los caminos recorridos”, Prefacio a la edición de 1888.
Hojas de Hierba.
Buenos Aires, Ediciones Marymar, 1977, pp. 66-67.

1 comentario:

siroco-encuentrosyamistad dijo...

Los versos de Whitman se deslizan con el brío, aún incomprendido, de la desnudez y continúan alojados en una cápsula abierta al universo. Como bien dices, León Felipe anunció que el llanto y la muerte empañan la felicidad y el canto a la vida de Whitman.

Agarro sus hojas de hierba, siempre recién cortadas, oliéndolas ferozmente, con el empeño inequívoco de lucha denodada por la libertad e igual dignidad del ser humano, única fuente de vida.