lunes, enero 15, 2018

EN TUS DEDOS HECHOS DE MÚSICA



EN TUS DEDOS HECHOS
DE MÚSICA

a isaac sebastián

Cómo medir el tiempo
si en tus ojos quedó sembrada
aquella lluvia que mojó los
primeros pasos de tu risa

Cómo contar los días si en
su espiral quedó trazada la exacta
geometría del universo que una
noche descubrimos mientras nos
deslizábamos por el corredor
de los asombros

Cómo aproximarse a tu tristeza
si en el huerto de tus quereres
una mariposa de alas blancas
selló la travesía del amor

La ausencia le robó las alas al
cardenal dejó a la cardenalita
sin nido y en ese espacio del vacío
el alpiste derramado le robó
el latido a tu andar de ruiseñor

Y desde el diafragma de un ventanal
roto cómo hilvanar una palabra que
traspase los cercos  hasta alcanzar
el encantamiento que se aposenta en
tu corazón espigado de lirios

La noche cabalgó a destiempo sobre la
luz de los mediodías que ni siquiera
habíamos comenzado a construir
y la alegría se detuvo en el dintel
de un ventanal clausurado

Como recomponer una vasija que sin su
equipaje de agua no es más que arcilla
reseca que no contiene ni la memoria
de la sed

A orillas de un acantilado cómo
devolverle al mar su canto de orilla
y a la tierra la persistencia de un
espejo enraizado en la tempestad
de un abrazo inconcluso

No hay recuento cuando se traspasa
la inocencia mientras un aleluya
recorre los pasillos de una contrición
que no alcanzó las aldabas del viento

Ni resurrección cuando la vida quedó
atrapada en los jeroglíficos de un
breviario vacío

Como si enero hubiese desaparecido
de las estaciones y el nacimiento hubiese
sucumbido a los inútiles menesteres de
la vida eterna

En el regazo quedan grabados los cantos
de aurora y en la distancia los acordes
de una fuga sin tregua ni misericordia

Alguna vez más allá de los estambres
retenidos en el ojal de la desesperanza
sobrevendrá un estallido de fogatas
como las que llevabas enraizadas en tu
mirar de sonajero cuando irrumpiste
trapecio dibujándole partituras
a la mansedumbre del agua

Algún día en un viraje vertical y oceánico
vendrás de regreso a los huertos de duraznos
que masticaste la primera vez que aquella 
mariposa azul se detuvo entre tus manos 
a dejarte las recaderías de su néctar

En algún amanecer no muy lejano
se erguirá de nuevo sobre el piano aquella
melodía que dejaste apacentando en un
teclado de alpistes para sorprender a los
cardenales y entre ambos un cantar
de juglaría remontará las ventiscas de
los inviernos hasta alcanzar aquella cadencia
de lluvia que yiruma le tejió a tus noches
mientras mis dedos jugaban escondite
entre tus rizos

Y ese largo intervalo apenas interrumpido
por el instante fugaz de un abrazo y un te quiero que llevo bordado como un talismán en los glaciares del alma lo he consagrado a escalar los acantilados que los dioses esparcieron para detener el estallido de la vida que resuena en el interior de un clavicordio al que le robaron
las cuerdas

Y en tus dedos hechos de música dejo transcrito el cántico que emergerá de tus manos cuando dibujen sus arpegios en el pianísimo de un vivir
consagrado a la alegría

15 de enero del 2018
Tu mata



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