Andante en travesía veloz por las esferas de un cosmos que aún no transita sus dentelladas de luz
Adagio apacentando sístoles en abigarrada tesitura
de intervalos sonoros
Contrapunteo de allegros en inusitada conjunción de paralelos que se nutren de un mismo panal para confluir en bajos continuos en la celebración de un doble solsticio en trompetas de amor
el sueño es un recinto de mágica alegría que se esparce hasta construir las vidas más altas y los por siempre de la misa en si y los cascanueces de risa y esperanza
Un verde puro ciñendo tu alrededor cinco gotas de rocío columpiándose bajo la noche cuajada de miríadas de estrellas allá en el cielo profundo y con la niña alba descender hasta un amanecer
sobre nidos de verde vuelo es la vida que quieres alumbrar
Arbola árbol en vasco canto de combate arbola de guernica antiguo roble de primavera eterna y eterno verdor árbol secular que derrama su sombra generosa sobre el pueblo de euzkadi árbol añoso en los diccionarios pero en la garganta de los bosques árbola es árbol de la vida árbol de ramas extendidas de alto copo que hace alianzas con el azul de raíces profundas que saben de honduras de maderas húmedas que no habrán de ser maderos árbola es el árbol que ven las pupilas de un niño y es el árbol que se recuesta en un verso para sembrarse en el alma recinto del que brotan arbolitas que van a pastar a los campos estrellados como encendidos candiles de la noche palabra que se mece en el interior de los suspiros y en cuyos ramajes se vuelve arbola cuando necesita reclinarse en un árbol compañero árbola a solas cuando entona su sinfonía de revuelos en las madrugadas arbolumbre en la gramática sideral del hombre que habla una lengua que descifra la circunferencia solar de las sombras hasta hacer reverdecer de pájaros el planeta para que al fin el hombre arbolado pueda recuperar su cósmica condición de astronauta en viaje al corazón de las pomarrosas
Joe hoy sigo detenido en aquel grito cuyo camino nunca alcancé a encontrar aunque preguntara por tu asombro a quienes andaban recorriendo los montes del arrullo de las flores que siempre te empeñaste en sembrar bajo la convicción de que nacerían y alumbrarían todos los pasos que conducen a los nidos construidos por las luciérnagas que imponen las risas de los niños a los aniquiladores de sueños y destinos
Y por eso precisamente hoy vuelvo a detenerme en el mismo punto donde dejé la palabra que comenzaba por pedirle a quienes estaban en el centro de tu creer y existir que me dijeran qué habían hecho con tu risa de arcángel mayor en permanente celebración de todas las resurrecciones de dalias de sol y amor que nacían en la propia siembra a que tenías acostumbrado a cada uno de los seguidores de tus huellas de papagayo y arco iris empeñado en llevarlos a los territorios del señor de todos los pastores de la consagración de la vida y a la negación de la injusticia que se afilia a todo despojo de los suspiros nacidos en el credo de la eternidad
Y por eso hermano sigo en la protesta que convierto en grito mayor para acercarme a la alegría de tenerte en cada uno de los amaneceres en los que el canto se vuelve sinfonía en re para ver crecer el ánimo que enfrenta la intención que mira hacia el olvido sin saber que perteneces a la propia luz de nuestras vidas
De allí el duro recuerdo de aquel momento de vernos a los ojos de las lágrimas arrimadas al escondite para que nadie leyera que aquel podía ser el instante supremo de una despedida que supimos traspasaría el mutismo de la sinfonía de los adioses para convertirse en el mayor silencio de gritos jamás escuchados
Seguí entonces en esta cuerda en la que el quererte desborda los acordes conocidos para prolongarse más allá de todas las muertes del no puede ser señor que nos golpees así y construir contigo el propio canto de los días llamados a anunciar la vida de la muerte que nunca permitirá tu lejanía
Joseph Power nació un 31 de mayo, el día en que las pupilas de Walt Whitman comenzaban a vislumbrar, por primera vez, el esplendor de las hojas de hierba. Y se nos fue un 16 de diciembre, tres años después de haber escrito este poema, entrecruzándose tal vez en el camino con el eterno nacimiento de Ludwig van Beethoven. Dos polos de una vida que a ambos contiene en su cortísimo tiempo de sembrador de alegrías.
Venía de tierras lejanas y vino a aposentarse en estos predios para dejar sus señas de inventor de ilusiones, de ingeniero de un tiempo y una morada que tuviera la extensión de su corazón de niño. Y en esa tarea no lo detuvo ni las balas, ni las carencias, ni las soledades de su infinita utopía de compartir su sonrisa en la mesa del hombre.
Un día le tocó marcharse en el cauce del mismo vendaval que lo había traído. Las aldabas de los otros cerraron las compuertas de su desatada entrega a la vida. Se fue sin herida alguna, porque no pertenece a esa estirpe de hombre, sino a quienes van recubiertos del tejido de una esperanza que no tiene límites ni medida.
Y fue a acampar, con su compañera y sus hijos, a Nicaragua, para continuar allí sus tareas de flor, su trabajo de artesano capaz de convertir el dolor y el desasosiego en campos de granos, en paisajes de frutos dúlcimos.
Y un 16 de diciembre, fecha en que la Ludwig van Beethoven irrumpía para desplegar las tempestades de su fantasía en los cerrados pentagramas de su tiempo, Joe iba en vertiginosa prisa hacia la desarmada arquitectura de un autobús sobrecargado de traslados y tristezas. Y a la vuelta de cualquier espiral, aquella desmadejada estructura dio un vuelco dejando su risa de niño inmóvil en su rostro y una despedida que aún no hemos atendido no atenderemos jamás. Era el año de 1985.
Se quedó en nosotros como una canción que siempre resuena, como parte integrante de nuestros vasos comunicantes, como una alada fortaleza que nos entrega cada día su sabor a salmo, su abrazo de gigante, su oceánica mirada que como un río inmenso navega hasta los confines de todos los amores que aún habrán de ser.
Era un niño que soñaba caballitos de ilusión que leía libros de cuyas hojas volaban rosas como pájaros amanecidos en las pupilas de sus manos
Era una niña que se alojaba silenciosa en los tejidos verticales de los lienzos para inventar los colores de una travesía que sólo habrá de comenzar cuando algún transeúnte se detenga alegre en el dintel de su sonrisa para convocarla al mediodía pastel de sus imaginerías mayores
mery sananesMaurice Ravel / Bolero
A Guadalupe la conocimos un día que hacíamos nuestras propias rutas a través de las redes, tal vez buscando el sueño de un niño o quizás a la caza del sonido de dos flautas encantadas. Y fue como asomarnos al mágico taller de un alfarero que con el color traza cuencos capaces de contener la tesitura de un rostro que se multiplica en el otro. Y nos dirigimos allá para buscar la tonalidad exacta de sus embusterías. Y le dijimos:
Ojalá este correo te alcance. Te conocí recorriendo las redes para encontrar una imagen que pudiera reflejar un texto sobre dos flautas. Así llegué a tu página, a tu obra, tus fotografías. Me tomé la libertad de colocar tu lienzo "El sueño de las flautas" en el blog que manejamos, con tus señas respectivas. Si tuvieras algún inconveniente déjamelo saber y la retiraré de inmediato.
Como podrás ver, es sólo una ventanita abierta al asombro, por la cual viajan cometas y navegan barquitos de papel, con la ilusión de enredarse en el amanecer de otros ojos.
Me gusta este oficio de juntar volantines, de que la palabra de pronto quede grabada en un lienzo o que del pincel salgan susurros capaces de componer el más hermoso de los poemas. Y que la música los junte, haga alianza con el corazón del hombre y deje salir su cauce sonoro.
Tarea difícil en medio de un mundo atravesado de fronteras, muros y cercas. Tal vez algún día no sea así. Y con esa esperanza seguiremos horadando en los tiempos de los otros.
Y Guadalupe nos contestó
Es hermoso comprobar cómo nuestras botellas con mensaje lanzadas a la deriva de mares inciertos arriban a desconocidas playas para Dios sabe por quien ser recogidas.
Por que ciertamente una pintura como un poema u otro texto ,o bien una composición musical no son nada mas que mensajes cargados con nuestros afectos ,sentimientos ,recuerdos ,anhelos que buscan quién los quiera interpretar.
En este caso el círculo se ha cerrado y eso me llena de alegría. Es un placer y a la vez un honor que mi botella con mensaje haya llegado tan lejos para ser utilizada tan bellamente.
Hermosas las palabras que al acompañan y qué decir de la composición del gran Bach que tantas veces me acompaña llenando el vacío de la soledad de mi taller mientras pinto. Porque estimada Mery mis pinturas han nacido rodeadas de música ,los clásicos muchas veces (Bach ,Mozart, Puccini ,Mehdelsoon, ...otras es música unida a bellas palabras (Silvio Rodríguez, Pedro Guerra, Aute,Drexler)...acompañando mis emociones o provocándolas.
He visitado vuestro blog disfrutando de cada ventana, de esas bellas palabras que inducen a la reflexión y del ambiente ensoñador que propician cada una las hermosas composiciones. Gracias por permitirme participar y sentirme parte de ese todo universal que nos une.
Y le respondimos
Gracias, Guadalupe, por tu hermosísima respuesta. Fue para mí una alegría encontrarte. Uno sabe de antemano que hay un lenguaje común, que se expresa de las más diversas formas, que está allí, a la espera de un enlace que lo extienda, lo continúe, lo corrija, lo nutra. Y cada vez que eso ocurre, uno tiene la sensación de que la esperanza recobra vuelo y espacio.
Se cierra un círculo que se va haciendo elipsis y de pronto se convierte en horizonte, en travesía, en periplo. Quién mejor que tú que trabajas con esos elementos para saberlo. Tus sueños de flauta resuenan en medio de cualquier silencio, porque tu mano tiene la fuerza y la ternura suficiente para que la música salga del lienzo hacia los sitios donde sólo reina el ruido.
Son extraordinarios tus trabajos. Tienen ese contraste vertical entre lo que expresan y el amor que los cobija para que vayan más allá de sus aleros a tocar ese territorio que a todos nos concierne.
La música, como bien lo dices, está allí siempre, con esa maravillosa ventaja de no haber tenido que pasar por el exilio a que fueron aventadas las lenguas, para que no nos entendiéramos unos con otros. La pintura, la imagen, el lienzo tienen esa misma dimensión de ser pupila y a la vez corazón.
La palabra debe hacer esfuerzos inmensos por alcanzar ese colorido y esa sonoridad y a la vez traducirse en el sueño del otro, que somos.
Gracias, Guadalupe, por este intercambio, por permitirme entrar a tu taller y, entre los acordes de la música, esparcir palabritas que tu magia convierte en óleos.
Su respuesta
Tirar de un hilo en esta red caótica tiene generalmente consecuencias imprevisibles, sorprendentes la mayor parte de las veces...y en mi experiencia, confortadoras finalmente porque suelen confirmarte lo que en el fondo de nuestra alma deseamos...que nuestro interlocutor sea un corazón amable y amigo.
Mi curiosidad me lleva a tirar constantemente de cabos que surgen de la maraña electrónica de este mundo no tan virtual como se dice...y naturalmente no podía dejar de tirar de éste que me ofreciste de modo tan inesperado para mí.
Te he leído ,no todo lo atentamente como hubiera deseado pues en mi búsqueda me sentía ansiosa de encontrar mas escritos ,mas noticias ,de perfilarte mas...y así he llegado a encontrar entre otros textos algunos poemas, que he leído con mas serenidad ya que disfruto con la poesía.
Tu cariño hacia la naturaleza, ese amor cósmico que se desprenden de los escritos, la esperanza en el futuro y la confianza en la vida sobre todo, me han llevado a sintonizar .He captado tu frecuencia...
Y por ello me he tomado al libertad de colocar uno en el apartado de poemas de mi web http://www.guadalupealonso.galeon.com/album1381495.html, como una muestra de afecto y en correspondencia hacia ti, este pequeño homenaje .
Síntesis
Si algún sentido tiene este espacio, este intercambio, es la posibilidad infinita de enlazar sueños comunes, tareas conjuntas, de intercambiar colores por palabras, acuarelas por versos, rostros por las huellas que van dejando sobre el paisaje.
Urdimbre que se extiende y esparce para que cada quien tome un hilo diminuto y lo convierta en papagayo, en coral o en enjambre de mariposas en tareas de migración. Cada especie con su labor de continuidad.
Y el hombre ¿no habrá acaso de cumplir con su humana condición de recolector de las señales más hermosas de la vida?
Algún día el vuelo del hombre será como el de los pájaros, anónimo, colectivo, inmenso, y sin embargo, único como sólo el corazón de un niño puede dibujarlo en la eternidad de los cosmos que se anidan en sus ojos.
Cada uno trenza la alada circunferencia de un horizonte en espiral para ascender en descenso vertiginoso hacia la línea sobresaltada de un corazón acompasado de arpegios en desesperada fuga hacia la sonoridad