EL FLACO PRADA QUIERE
CONVERTIR EL MUNDO
EN UN NIDAL DE PÁJAROS
mery
sananes
EL
FLACO PRADA
LIGERO
COMO UN RAMAJE
Hoy
amanecí con ganas de escribirte una carta sobre el amor que siempre nos
profesamos. Porque ¿cómo puedo llamar de
otra manera esa relación que sostenemos desde que nos conocimos?
Primero
oí de ti. Quién no conocía en aquellos tiempos tu empeño en convertir el mundo
en un nidal de pájaros. Tu afán en ser sembrador de bosques, para que bajo la
sombra de aquellos árboles se pudiera cobijar la humanidad entera, en una casa
grande y un solar de todos.
Y
un buen día acampé a tus costados. El Flaco Prada. Así te llamaban y te llaman tus amigos y quienes
no lo son. Y era cierto. Tu humanidad se extendía hacia arriba como si
estuvieses tratando de convencer a las nubes de que dejasen pasar el sol.
Y
a la vez eras ligero como un ramaje, como un soplo de viento. Pero tus abrazos
eran cálidos como un fogón de pobres. Y en tu mirada, Francisco, se podían leer
las cosas de una inmensa y sabrosa humanidad.
DE
TUS OJOS MANA UNA NOMENCLATURA DE AMOR
Es
como un espejo de todas tus travesías. En ella pueden descifrarse ríos y
caminos, montañas y parajes, sequías y tristezas. Pero por sobre todas las
cosas, de tus ojos mana una nomenclatura de amor, que se derrama, aún sin tu
quererlo, sobre tus espacios, los paisajes y los seres que te rodean.
Yo
recogí una medida de tu mirada y aún la conservo, como un talismán, que me
devuelve la alegría cada vez que el desencanto cabalga desenfrenado entre los
hilos de los días de sequía.
Y
tal vez por eso vengo a escribirte hoy. Para devolverte, envuelto en hojitas de
azahar, guijarritos desprendidos de esa armadura, para que en estos días de
despedidas y siembras, abriguen tus horas.
FUIMOS
DERROTADOS Y LA DERROTA
PERDURA
HASTA HOY
Yo
sé, hermano de andanzas y quereres, que
en aquellas batallas incesantes fuimos derrotados. Y que la derrota perdura
hasta el día de hoy. Dolorosa y terrible. Difícil el balance, la síntesis de un proceso
que no concluye sino que parece más bien buscar nuevas vías para una misma
desilusión.
El
problema no radica en comprender sino en aceptar que la historia permanezca con
tanta saña y tanta hondura en el dolor. Y que
muchos protagonistas simplemente hayan cambiado de lugar. No es ese el
caso tuyo. Hoy como ayer sigues y seguirás marcando el futuro de la
reivindicación de quienes han estado y están en el soslayo.
Por
eso soñábamos tierras fértiles, casas
abiertas, solares de flores y manjares, en el sacrificio de la vida que se volvía
una entrega sin resentimientos, una tarea de permanencia, una amalgama con el
porvenir.
LA
MUERTE SE HIZO PARTE DE UNA TAREA
PARA
RESCATAR LA VIDA
Eso
leía yo en tus ojos y en tus gestos, cuando surcabas territorios inhóspitos,
con un arma que desentonaba sobre tu pecho de niño. La muerte era parte de una
tarea necesaria para rescatar la vida. Así lo entendimos, lo profesamos, lo
actuamos.
¿Y
cuántas risas niñas no se nos quedaron en el camino, cuando las cargábamos
todas en el regazo para traerlas de nuevo al hospedaje de la vida? Pero no lo
logramos, Francisco. No pudimos hacer jornada de salvadores. Y todo ocurrió
como si no hubiese ocurrido o hubiese ocurrido en vano. La tristeza se depositó
en el alma. La fragua cesó. Hoy sabemos que esa búsqueda debe ser reinventada
para abrirle espacio a la acción de un pueblo-colectivo, cuya fuerza creadora
es mucho mayor que toda violencia.
LAS
NEGOCIACIONES SOFOCARON LOS INCENDIOS AÚN
SIN
COMENZAR
Las
negociaciones y arreglos sofocaron los incendios que aún no habían comenzado y
aquellos jóvenes que alguna vez se les encaminó
hacia las sierras y las quebradas para hacer la revolución, junto con ese
colectivo esperanzado en la utopía, quedaron excluidos de toda posibilidad,
lanzados al vacío y el sinsentido. Esa es la derrota mayor. De eso hablamos
varias veces.
Fueron
muchos los hombres y mujeres excepcionales que terminaron expropiados de sus
vidas, de sus sueños y hasta de sus más secretas pertenencias y lanzados a la
inclemencia de un tiempo sin utopías ni refugios.
Y
UNA DOBLE MUERTE NOS SELLÓ
Y
una doble muerte nos selló. La que nos infligieron los otros, y la que
llevábamos dentro que se nos agigantó hasta la desolación. Y ahora es como si
hubiese multiplicado y tomado todos los sitios del vivir.
Los
sobrevivientes de aquellos vendavales ahora son timoneles de fuegos fatuos, de
exacerbados cataclismos humanos y sociales. La ilusión y el sueño han servido
para todo, menos para edificar la vida. De eso hablaste el día que fuiste a tu
Cátedra Pío Tamayo a la presentación del libro Venezuela, un país podrido, testimonio postrero de Elias Manuitt
Camero.
EN
LA SEÑAL DE TU IRIS RESIDE EL
APEGO
A LA UTOPÍA NECESARIA
Y
sé, Francisco, que en estos tiempos desasistidos y vacíos, la pena se hace
inmensa. Y sobre la marca de tus ojos,
escribo esta carta de acercamiento sin límite, para que no se pierda
jamás ese fulgor que siempre has mantenido vivo en ellos, porque en tu lumbre y
en la señal de tu iris y pupila reside la ilusión del porvenir, el apego a la utopía
necesaria.
Eso
se siente en tu rostro, que por encima de
las huellas del cansancio, no
deja ver sombra alguna que retire el sol
de los aposentos de tu corazón.
TÚ
INVENTAS FLORESTAS DONDE OTROS SIEMBRAN MINAS
En esta carta quiero entonces, Francisco, recomponer
la canción de siempre. Rescatar tus caminos
de constructor, levantar la indicación de esos rasgos tuyos, tan
particulares, que siempre habrán de enamorar a quien conozca tu humildad, el compañerismo, el
silencio cuando otros vociferan, tu don de seguir inventando florestas donde
otros siembran minas.
Vengo
a llamarte para que, como siempre lo hacías, en aquellos combates entre llanos,
ríos y bejucos, en primera fila, se apersone tu ilusión como el estandarte
necesario para resistir el grado de destrucción llamado revolución del que ahora somos testigos y hasta actores.
VIVISTE
Y VIVIRÁS ERGUIDO COMO LAS CORALES
EN
SUEÑOS DE ALEGRÍAS
Porque
no se habrá de doblegar tu estructura de maguey en guardia, ni tu rostro de
amanecer recomenzado, ni tu corazón aliñado de pomarrosas. No hubo aparato que pudiera obligarte a
un acto denigrante. Siempre viviste y
vivirás erguido como las corales en sueños de alegrías y mandamientos.
Por
ello seguiremos persistentemente atestiguando la ilusión de un tiempo distinto,
de una historia que quepa en el recinto del corazón del hombre, no como una
dádiva o una concesión, sino como una acción alcanzada en las calzadas de la
vida.
Hoy
seguiremos contigo, Francisco, plantando bosques, fructificando espacios para
pájaros sin cercas. Dejando la estela de la guacarita, como anuncio de las
lluvias que vendrán. Inventándole colores a las sombras. Sonriendo a pesar de
las tenazas de la muerte que se agolpan a las puertas de un mundo sin
dolientes.
LAS
HUELLAS QUE TU CONSTRUYES VAN EN LA DIRECCIÓN HORIZONTAL DEL AQUÍ Y EL AHORA
Persistiendo
en la convicción de que esas huellas que tú construyes son escaños que
provienen de los precipicios, pero que van en la dirección vertical del aquí y
el ahora.
Yo
te dejo mis señas, mis embusterías, Francisco Arauca, para que sigan caminando
junto contigo, como siempre, para hacer más ligeros y diáfanos los días. Andaremos
con la risa vertida de los niños que aguardan por el verdadero nacimiento.
Flaco
del alma y el amor, hoy, cuando sé que emprendes tu otra batalla, te dejo el
aroma de una madrugada enseñoreada de flores de baile para el festejo de una
vida, una entrega que se junta al compromiso de la trascendencia.
POR
UN TIEMPO DE ALEGRÍAS Y SIN ATAÚDES DE TRISTEZAS
Y te dejo este amor con el que marchamos, como
una inmensa enredadera de jazmines que cuelga de los polos, se encima en los continentes,
amariza en las islas y se enasta al fin en tu pecho, como una coraza contra
todo dolor. Y como un mandato a seguir en la vida por y para la construcción de
un tiempo de alegrías y sin ataúdes de tristezas.
mery sananes
11 de julio
del 2014