al mago
en otro agosto
No recuerdo cuando nos cruzamos
por primera vez  absortos ambos en
el 
ditirambo de las aguas en el movimiento 
cadencioso de las hojas en las coordenadas 
de un espacio sin sintaxis
Nos encontramos y decidimos hacer travesía 
por un tiempo que intuíamos desde entonces
nos iba a robar hasta las lágrimas y desasistidos
como estábamos iniciamos ese oscuro peregrinaje
por el cónclave de los precipicios donde los días 
se extinguen aún antes del alba y por aquellos 
verdes acantilados que creíamos eran de pura ilusión sin que nos importaran ni los jirones que recogíamos ni los nuestros que íbamos dejando peldaño a peldaño mientras intentábamos ascender hacia una cima que jamás existió
Y llegamos sin haber arribado a flanco alguno
ni siquiera al ángulo cóncavo de un anochecer
exento de pólvora ni a una explanada donde
florecieran los rostros de los olvidados
Y ahora desahuciados de vida que no de ansias
no sabemos si irnos hacia atrás para desahumar
los sacrilegios o si adelantarnos a un orden que 
nos aguarda aún más exiguo y degradado  
circundado de horror y de muerte
Desde entonces hasta acá hemos inventado
una y otra vez arcoíris sin disponer 
de la mirada cristalina de un niño que no 
esté amenazado por algún ritual maligno 
o un poder desmedido  
La piel de los ojos se quedó adherida
a las piedras de mar que alimentaron a
tus cármenes y a las circunscripciones
de una luna que se quedó detenida en 
una estación muda 
Tú cosiste tu algarabía a un azulejo 
a los hilos de un cometa y a un pájaro 
amarillo mientras yo llenaba los agujeros 
de las chicharras con polen de flor 
y vertía cántaros de adagios a cielos
vacíos y colinas calcinadas creyendo
aún que los encantamientos existían
La palabra dejó de verterse en gerundio
y decantada de verbos se hizo canto
de silencios fogata adormecida
adosada a un subjuntivo sin conjugar
Por eso en este agosto no dejo en tus
mares los navíos de rosas de los días niños
ni la fiesta cotoperí de los papagayos
sólo te traigo este memorial de alcabalas 
encargadas de clausurarle los suspiros 
a los regazos deshabitados
Y sin embargo de este recorrido aún 
queda una ristra de imaginerías 
como una huella dactilar recostada 
sobre el horizonte del universo
texto y foto 
mery sananes
16 de agosto del 2014