Pasa
un tiempo que no nos
pertenece
adscrito a calendarios
ajenos
que no advierten la
catástrofe
que borra los días
y las horas y los suplanta por una
y las horas y los suplanta por una
unidad
innumerable de muerte
que cubre cada uno de nuestros pasos
que cubre cada uno de nuestros pasos
Transcurre
sin cesar una historia
que
no puede medirse sino en el
dolor
adherido al corazón inmóvil
de
un mundo destrozado que sigue
inclemente su
destrucción sin detenerse
ante la
vida que por debajo de sus rieles
infernales
subsiste como un milagro
Y descubre uno entonces que
subterráneamente la savia continúa
abriéndole cauces infinitos al amor
y que nunca cesa su recorrido
Y descubre uno entonces que
subterráneamente la savia continúa
abriéndole cauces infinitos al amor
y que nunca cesa su recorrido
¿cómo
si no explicar que deje sus
Allí el espacio y el tiempo cobran una
nueva dimensión un itinerario que aún
no recogen ni los tratados de sabiduría
ni el trabajo de los entomólogos
y que sólo alcanza a los invisibles
hortelanos de un vivir que traspasa
toda muerte y toda ausencia
Y nosotros que procuramos ser
silenciosos mensajeros de la esperanza
deshabitados intérprete del nosotros
incansables transeúntes del camino que
recorren la cigarras para alcanzar el
instante de su canto siempre andamos
a la caza de las recados del adentro que
nos dejan quienes no se marchan jamás
Y por ello entre cada julio que
celebramos el nacimiento y andar
de la abuela en aquel territorio tan
desértico de vida como el de hoy
y aquel agosto que la vimos partir sin
otros enseres que su mágico pañuelito
de pronto vemos brotar sin esperarlas
en el pequeño huerto de un estrecho
balcon a inmensa distancia de su patio
de azahares y granadas las flores de baile
que ella un día nos entregó como su
mágico talisman
Y cuando eso ocurre toda su aroma
de confitura de guayaba vuelve a
derramarse sobre aquella silleta que
ahora se mece en el porche de su
alado vivir desde donde expande
sus caricias y lecciones a quienes seguimos
y seguiremos atados siempre a su escuela
de entrega incesante y su acerado temple
para vadear toda geografía del dolor sobre
este planeta de la muerte que no cesa
texto / mery sananes
fotos / danielita barrolleta
01 agosto 2020
publicada de nuevo en este
01 de agosto del 2025


... quienes nos se marchan jamás.
ResponderBorrarQué hermoso recuerdo!
Recibidas sus caricias y lecciones de entrega y temple. En ellas se aloja esa mensajería silenciosa de esperanza y esa certeza de que no se dice que se ha vivido y se vive si el amor de abuela no ha sido prodigado.
ResponderBorrarSiempre allí, michina, prodigando, compartiendo, reinventando un mundo distinto. Te abrazo inmenso. Sobrevive uno ciertamente por esas fuerzas cósmicas y tan terrenales a la vez, mediante los cuales las conjuncione prmanecen como esas vigas maestras del vivir. Y qué privilegio el de uno de haber podido habitar en el corazón de esos seres que jamás se ausentan. Muuucho
ResponderBorrar...silenciosos mensajeros dela esperanza....que poema tan hermoso Mery ,es una reflexión de vida, es hermosísimo gracias por compartirlo,me encanta el humanismo,la sutileza, esa dulce profundidad de sentimientos en tu poesía, gracias
ResponderBorrarY a mi me conmueven mucho tus palabras, Trina. te las agradezco porque miran siempe hacia adentro. Un fuerte abrazo.
ResponderBorrarBellísimo! Esa constante de estar arropado por nuestros seres queridos con una inmensa ternura y esperanza ... alegra tanto! 🌹
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