EN EL ANFITEATRO DEL MUNDO
para marylinda
sellada en los amaneceres
que anochecen
para vittorio
en su vuelo nocturno
empeñado en sembrarle
rosas de fuego a su
eterna compañera
Hay días que son pura noche
y noches que
iluminan tanto
que se derraman sobre los
amaneceres como un
claro mediodía
Y el alba es ese instante fugaz
que delimita ambos para que
aprendamos a descifrar el misterio
de la luz y de las sombras
Si no fuese por la densa oscuridad
que alcanza la noche cuando
concluye su ronda y le da
paso al sol naciente
viviríamos embriagados de
una sola añoranza y
perderíamos nuestra propia
esencia
Somos
trashumantes pasajeros
de un planeta azul
que nos regala el vivir entre
aquello que nos otorga y
lo tanto que nos quita
y la sabiduría es ese columpio
entre el corazón y la mente
que nos entrega la medida exacta
de nuestra existencia si no nos
aferramos a un solo lindero
Ay de las noches que hacemos
nuestras de tanto libar el
resplandor de los luceros
cuando la luna se marcha
a cambiarse de atuendo
Ay de los días que amanecen
hasta que anochece en cada
hilo enamorado con el que
el corazón cose la luz
a la tristeza y al dolor
de las horas heridas
Vivir es ese intervalo
permanente entre extremos
que sólo nosotros podemos
juntar en un todo
que le devuelva el sentido
al estar y al ser
en uno y en el otro
en ese ejercicio del canto
que aún solitario
resuena en el anfiteatro
del mundo como una
permanente victoria sobre
la muerte
texto y foto
mery sananes
06 septiembre 2020