miércoles, noviembre 10, 2021

CARTAS DE AROMERÍAS


NOTA INNECESARIA A
CARTAS DE AROMERÍAS
2009 en el 2021

He escrito cartas desde siempre. La primera se la escribí a mi madre antes de nacer. Allí sentí en el ritmo de su respiración que habitaba en su interior una honda tristeza y quise preguntarle por qué. Nunca me respondió sino con sus abrazos pero yo seguí enviándole cartas con mis manitas aún vacías de alfabeto, que ella no podía leer ni entender.

Se las dejaba, sin que lo supiera, regadas por todas partes. En el árbol de nísperos de Japón que floreaba en el patio. A orillas del cuarto morado, donde dormía la abuela que no llegué a conocer. Entre los libros que mi padre leía. Las dejaba a veces enredada en el lazo con el que recogía su cabello. O entre las cosas de mi hermano, el único que tuve.

La segunda se la escribí a mi padre quien me enseñó un escudo que jamás grabó en parte alguna pero que había inventado para dejar las señales de lo que debería ser nuestra escuela del vivir.  En el centro había una escalera que dividía el espacio en dos. Del lado izquierdo superior estaba dibujada  la balanza de la justicia. Y en el lado derecho inferior un corazón. Las palabras decían: Siempre más alto, con justicia y humanidad. Como cosas de él lo escribió en francés: Toujour plus haute avec justice et humanite.

Tal vez de allí me venga esa manía de escribir que aún no he abandonado. Porque cuando supe que aquello que pasaba por mis ojos yo podía recogerlo y transmitirlo, comencé a garabatear todo lo que conseguía. Y hasta hoy lo sigo haciendo. Y continúo preguntando, salvo que ahora por la tristeza infinita de un planeta habitado de penas.

Este texto que dejo aquí lo escribí en el 2009 para tratar de decir qué es para mi una carta. Y es probable que allí se entienda esa necesidad mía de comunicarme con el otro a través de una hoja de papel, que puede ser con tinta invisible, o a color, resonando como un campanario o a ratos silenciosa. Dispuesta para que llegue o se pierda en el camino. Lo que siempre contiene en verdad es el amor con el que las escribo.

Cuando encontré el texto advertí que entonces lo había grabado con mi voz. Y así he querido dejárlo. 


CARTAS DE AROMERÍAS

AUDIO DEL TEXTO


del año 2009


¿Qué es una carta? Es el espejo de una risa, el balaustro que sostiene la ilusión. El envés de una nostalgia. La palabra que no decimos que se cuela intacta en un tintero vacío. El desembarcadero donde los peces dejan sus rumores de agua a los habitantes del aire.

Una carta es un adagio escrito sobre un tumulto de silencios. Y el papel que la contiene es a veces un bajel de velas blancas, un cesto de frutos dulces, un cielo extendido y gigante o a veces sólo el escondite donde se refugia el suspiro que se quedó inmóvil atrapado en un campanario.

Nunca sabemos en qué va a convertirse hasta que comenzamos a verter en ellas palabras, que a veces son diminutas melodías desmenuzadas que buscan en el papel dibujar su propio pentagrama. A veces son gotas pequeñitas de un agua salobre que nace de la profundidad de los mares que se agitan en los párpados. A veces están hechas de sequías, hojas secas, tallos quebrados.

En el papel se asientan, reorganizan, desordenan y buscan sembrarse o bailar, o aquietarse o esgrimir una razón de peso, como esa de convertirse en un beso leve como el paso de una mariposa sobre las aterciopeladas vestiduras de una flor.

Una carta es tal vez la más frugal de las alacenas y la que más asombro resguarda entre sus pliegues. ¿Qué no cabe en una carta? Cabe todo lo que el amor pueda poner en ella. Y el desamor. A veces son recipientes para mecer la ausencia en un viaje imaginario que nunca concluye. A veces es una vasija llena de sed.

Otras tiene la fortaleza de un ancla porque sabe que no debe desprenderse de quien la escribe porque se ha vuelto frágil su envergadura y podría quebrarse con cualquier brisa. Cada carta se llena de las aromerías de a quien va dirigida. Aunque no lo sepa el receptor, si es que llega a partir la carta hacia esos puertos.

Una carta es como una bandada de versos que no necesitan organizarse en métrica alguna, y que en nada teme a los preceptos gramaticales, porque en la libertad de su vuelo, todo está permitido, hasta la ruptura con los tiempos y las conjugaciones. No tiene que darle cuenta a compostura alguna, porque sólo los dedos que la inventan manejan el cordel que las construye.

Es un guijarro que rueda leve sobre un camino en descenso, sin prisa por detenerse. Es un ala de mariposa llena de embusterías en busca de una flor o un remanso de agua. Una carta es el vitral de un rubor que se diluye entre las letras, tiñendo los papeles de violeta y naranja.

Una carta es un mandarinar de donde brotan gajitos que dan de comer a los pájaros, a los transeúntes, a los acorazados del cielo. Aunque a veces se contrae hasta hacerse una nube que sueña tempestades, tan sólo para mojar todos los campos del planeta.

Así se mira a sí misma una carta. Con poderes extraordinarios, como una suerte de talismán que guarda encantamientos que sólo se ponen a funcionar cuando quien la abre deja ir todas las esporas que le nacieron en su travesía hacia otros dedos fugaces y móviles.

En una carta cabe el universo entero y aún le sobra espacio para darle cobijo a la risa del niño que se detiene frente a ella para preguntar por las móviles figuras que juegan a verse en el espejo de sus ojos.

La carta lleva en sí misma el misterio de la vida. Si no llega a su destino, acampa en cualquier lugar hasta disolverse en el aire que la mueve. Convierte sus palabras en brisa, en viento, en torbellino, y va dejando sus mensajerías dondequiera que se pose. Si quien la recibe no logra ver en ella lo que no estaba dicho y la toma entre sus manos para arrugarla, ese papel al contacto con el agua, se vuelve pez o estrella de mar y sus palabras se visten de marinerías.

En verdad una carta no se puede destruir porque aquello de que está hecha son los estambres que recorren los engranajes de nuestra propia respiración, que quedan en el aire, aún después de todos los adioses.

texto / mery sananes
El Libro de la Cartas
30 octubre 2009



Caccini / Ave María







13 comentarios:

  1. Anónimo7:18 p.m.

    Epístola A Manuel Felipe Rugeles
    A 50 años de su luz





    I



    Manuel Felipe, hermano de la harina,
    permanente juglar de nuestra aldea,
    testigo fiel de toda la odisea
    de esta sufrida tierra campesina.
    Manuel Felipe, acaso la neblina
    —tu dulce amante— solamente sea
    tenue sombra que apenas señorea
    en este valle de tristeza andina.
    Manuel Felipe, en lumbres jornalero,
    apenas si se ven las mariposas,
    apenas si se siente el ventisquero.
    El oculto presagio de las rosas
    nos recuerda tu claro derrotero
    hacia la luz total de nuestras cosas.





    II



    La paz que tú soñaste ya no cuenta.
    Los niños hacen guerra apenas nacen.
    Las crónicas son todas policiales.
    Ya no es nuestro el sabor de nuestra música.
    El último poema para niños
    ellos lo escriben con sus propios sueños:
    es sólo una parábola a la guerra
    con todas las metáforas en gris.
    Andrés Eloy ya no anda por aquí,
    el pobre Aquiles tuvo un accidente
    y se nos fue. Ya casi no contamos
    con poetas que quieran a los niños.
    Manuel Felipe, hermano de las cumbres,
    aquí nadie le canta a la neblina.





    III





    Manuel Felipe, ya nadie apacienta
    ningún sueño detrás de los rebaños;
    los viejos cántaros nos son extraños
    así el crisol del horno los presienta.
    La neblina quizás apenas sienta
    la ausencia de los sueños aledaños
    y en el rojizo almendro de tus años
    tal vez ningún turpial ya ni se asienta.
    Tal es el precio de la vida, hermano:
    echar un barquichuelo en la quebrada,
    echarlo de mañana, bien temprano,
    luego irse con la tarde alucinada
    y estarse con la luna de la mano
    para caer en cuenta de la nada.

    Pablo Mora

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  2. Una carta


    "Una carta es un adagio escrito
    sobre un tumulto de silencios."

    (CARTAS DE AROMERÍAS)

    Mery Sananes.



    Una carta
    no es un trozo de papel
    escrito en el tiempo

    una carta
    es todo el tiempo
    escrito en un trozo de papel

    por eso, cuando escribo esta carta
    el mundo es una carta
    perdida en los océanos
    del tiempo

    sin forma, sin medida
    pero con una dulzura capaz
    de hacernos sobrevivir.

    ¿Y, qué no está escrito en una carta
    qué poema, qué llanto, qué canto
    no está caligrafiado en la geografía
    de tu piel de obsidiana?

    ¿acaso no está el tiempo
    escrito en una carta
    como un adagio de versos
    que naufragan
    en nuestros mares?

    ¿el verso, el amor, el duelo
    no están en una carta
    que arriba a todos los puertos
    a todas las playas
    con su oleaje de espuma coralina?

    ¿Qué viento mueve las espigas o, acaso
    los molinos
    sino el mismo que
    deletrea los signos de tu carta
    con melodioso o feroz movimiento
    cual manuscrito de la esperanza?

    Es una carta
    escrita en los tiempos
    aún cuando ni los tiempos existían.

    Una carta que teje un Universo
    de universos
    en las yemas de tus versos
    para que el colibrí
    de las flores
    dance
    arcoiris multicolores
    entre los estambres
    de nuestros sueños.




    F. Bellido/Granada, 28 de Octubre-2009

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  3. Anónimo11:44 p.m.

    Carta abierta a la patria
    Julio Cortázar, 1955


    «Esta tierra sobre los ojos, este paño pegajoso, negro de estrellas impasibles, esta noche continua, esta distancia. Te quiero, país, tirado abajo del mar, pez panza arriba, pobre sombra de país, lleno de vientos, de monumentos, de esperpentos, de orgullo sin objeto, sujeto de asaltos, estúpido curdela inofensivo puteando y sacudiendo banderitas, repartiendo escarapelas en la lluvia, salpicando de babas y estupor canchas de fútbol y ring sides. Pobres negros. Te estás quemando a fuego lento y donde el fuego, donde el que come los asados y tira los huesos, malandras, cajetillas, señores y cafishios, diputados, tilingas de apellido compuesto, gordas tejiendo a dos agujas, maestras normales, curas, escribanos, centrofowards livianos, Fangio solo, tenientes primeros, coroneles, generales, marinos, sanidad, carnavales, obispos, bagualas, chamamés, malambos, mambos, tangos, secretarías, subsecretarías, jefes, contrajefes, truco, contraflor al resto.
    »Y qué carajo si la casita era un sueño, si lo mataron en pelea, si usted lo ve, lo prueba y se lo lleva, liquidación forzosa, se remata hasta lo último. Te quiero, país tirado a la vereda, caja de fósforos vacía.
    »Te quiero, tacho de basura que se llevan sobre una cureña envuelto en una bandera que nos legó Belgrano, mientras las viejas lloran en el velorio, y anda el mate con su verde consuelo, lotería de pobre.
    »En cada piso hay alguien que nació haciendo discurso para algún otro que nació para escucharlos y pelarse las manos. Pobres negros que untan las ganas de ser blancos, pobres blancos que viven en un carnaval de negros. Qué quiniela, hermanito, en Boedo, en Palermo y Barracas, en los puentes, afuera, en los ranchos que paran la mugre de la pampa, en las casas blanqueadas del silencio del Norte, en las chapas de zinc donde el frío se frota, en la Plaza de Mayo, donde ronda la muerte trajeada de mentira.
    »Te quiero, país desnudo que sueña con un smoking, vicecampeón del mundo en cualquier cosa, en lo que salga: tercera posición, energía nuclear, justicialismo, vacas, tango, coraje, puño, viveza y elegancia. Tan triste en lo más hondo del grito, tan golpeado en lo mejor de la garufa, tan garifo a la hora de la autopsia.
    »Pero te quiero, país de barro, y otros te quieren, y algo saldrá de este sentir. Hoy es distancia, fuga, no te metás, que vachaché, dale que va, paciencia. La tierra, entre los dedos, la basura en los ojos, es estar triste, ser argentino es estar lejos, y no decir mañana porque ya basta con ser flojo ahora.
    »Tapándome la cara, me acuerdo de una estrella en pleno campo, me acuerdo de un amanecer de Puna, de Tilcara de tarde, de Paraná fragante, de Tupungato arisca, de un vuelo de flamencos quemando un horizonte de bañados.
    »Te quiero país, pañuelo sucio, con sus calles cubiertas de carteles peronistas, te quiero sin esperanzas y sin perdón, sin vuelta y sin derecho, nada más que de lejos y amargado. Y de noche.»

    http://www.lainsignia.org/2003/enero/cul_066.htm


    Atención: Pablo Mora

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  4. Anónimo12:50 a.m.

    CARTA QUE ENVÍA SIMÓN BOLÍVAR A SU MAESTRO DON SIMÓN RODRÍGUEZ
    (19 de enero de 1824)

    Pativilca, 19 de enero de 1824
    BOLÍVAR.

    http://www.anhvenezuela.org/pdf/textos%20historicos/010021.pdf

    Atención: pm

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  5. Silvia Japkin12:16 p.m.



    Qué genial esta pasión por la escritura, ancestral, sin límites. Muy sentidas tus cartas. Gracias por mostrar tu capacidad de transmitir la vida.

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  6. Es muy similar a lo que tú haces en cada invento que nace de tu corazón y se transforma en una obra de arte. Gracias, querida Silvia, por siempre acom,pañarme.

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  7. Loca Del Llano12:17 p.m.

    Me llegó al alma que habita mi corazón. ❤️

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  8. Qué más pedirle a una carta, mi querida amiga. Gracias por detenerte y dejarme esas palabras inmensas.

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  9. Silvia Helena Failache12:17 p.m.

    Que lindo recuerdo. Las cartas son muy necesarias. Y la escritura está en tu esencia, para deleite de nosotros que no tenemos este don! Abzs

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  10. Ese don está en el interior de cada uno, y se puede expresar de infinitas maneras. Basta que algo lo despierte, lo invoque y puede aparecer en la forma de un abrazo, de esos que se quedan después que uno se ha ido, en el gesto de ofrecer una flor, o servir un pocillo de café aromado de mucho amor. En una notica dejada debajo de una almohada o navegando en un sueño. La amistad es ya una carta sin fecha que no concluye y nos entrega todas sus aromerías. Gracias Silvia Helena.

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  11. Natacha Lopez12:19 p.m.

    Gracias, Mery Sananes, por allí hay un escrito sobre la lectura y la escritura y su trascendencia en la evolución de la CABEZA del
    Hombre, como que el leer y el escribir ha sido tan precioso y extraordinario DON para le evolución del Hombre como ser pensante, que le pediré a mi hija, lo lleve a FaceBook
    Tengo una campaña constante en este medio yen todos lados mis dedos escriben lo mismo:
    Leer
    Leer
    Leer
    Escribir
    Escribir
    Escribir
    No inhibirse,
    Expresarse
    Es la CUALIDAD más hermosa que nos asiste unos hace superiores entre todas las especies vivientes
    También yo he sido rayo de libros
    Y garabateó y escribo cuanta imagen o emoción , tenga
    Quien me iba a decir que, tantos, pero tantos después, iba a conocer, por su verbo, a esta señora Sananes a quien lazos familiares me acercaron cuando ambas éramos tan jovenes

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  12. Carmen Bravo12:20 p.m.

    Ésa carta seguirá mientras existan persona como usted poeta....✍️✍️

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  13. Idbelty Lugo Marmignon12:25 p.m.

    Inmóvil campana que deshaces el silencio de algún monte erigido de Himalayas...

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