A Alfonsina Storni
alma que a ratos suelta mariposas
a campo abierto, sin fijar distancia
a campo abierto, sin fijar distancia
a sus poemas de amor
Deja que te quiera así
desde mi aposento de nubes
mi sembradío de mandarinares
mi vergel de florerías
desde el recinto donde se anida
mi risa se sobresaltan mis silencios
y tejen un adagio triste mis suspiros
Deja que te enamore así
cabalgando en las alas de una
caracola o destilando cristales
sobre el lecho de un río
desatando palomas desde el
flanco izquierdo de mis antojos
o construyéndole sonajeros a la
anatomía frugal del cielo
Deja que te colme de aromerías
desde el universo de una llovizna
o el malva de los atardeceres
que te hable el lenguaje con el que
el pájaro carpintero horada su
melancolía en la corteza de un bosque
Deja que mis manos se vistan de
lirios que mis brazos convengan en un
estatuto de jazmines y que desde mis
párpados salga en vuelo enamorado
un temblor de canarios en busca de
un huerto de alpisterías
Deja que se desaten todos los hilos
que nos enraizan en el pozo de las
tristezas y que el beso recorra su sabor
a mordedura de durazno
Deja que el tiempo se diluya en las
coordenadas de un otoño que va pariendo
primaveras y en las encrucijadas de un
invierno que no es más que un estallido
de estrellas sobre la soledad de los árboles
Deja que se remonte este amor
a la perplejidad de los corales
a la vastedad de los arrullos
que despiertan a las orugas
de su sueño de sederías
Deja que ascienda por los cauces
por donde nacen los intervalos de
las aguas y que se confunda con el
tiempo de los guijarros y la edad
de los olivares
Un amor que no zozobre
que vista de azul hasta los grises
que se derrame sobre los iris
hasta pintarle senderos de
siemprevivas a las ausencias
Un amor de lontananzas
que cubra el horizonte con sus
murmullos y vaya repartiendo
cedazos de sol sobre los días tristes
Un amor inesperado que plene
el aire con sus esporas de alegría
que contagie los mares con el verde
viento de hierbas florecidas
que se recueste sobre las noches
como una constelación recién
descubierta que bañe la luna
con sus resplandeceres
Un amor sin valladares a la
medida de la dulzura no alcanzada
del hombre que se siembre como musgo
sobre las tierras baldías y reinvente
la vida como un mapa dibujado en el
párpado de cada niño que nace
de la canción que resguardan
las colinas que aún no han talado
Un amor en fin tan diminuto
que pueda guarecerse en la punta
roma de un lapiz decidido a escribir
la historia aún no vivida del hombre
en su estatura de dedal y firmamento
mery sananes / 31 de octubre del 2009
El Libro del Hombre
El Libro del Hombre
foto / ms
Mercedes Sosa
Alfonsina y el mar
Nadie como tú queridísima Mery para escribir estos versos tan maravillosos en homenaje a la gran poeta argentina Alfonsina Storni, compañera eterna de aquellos que amamos la poesía, ella ha sido y será siempre una referente para todos los amantes de la poesía de hispanoamérica. Gracias querida Mery por compartir tu enorme bagaje, tu enorme caudal poético y dejas tu bello paisaje interior que ilumina este espacio. Un abrazo innumerable y mi eterna gratitud.
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