Hoy se me vino encima la noche
ataviada de un azul de primavera
y sin embargo aún el invierno retenido
en la cúspide de los quebrantos
no se desprende del sortilegio
de sus glaciares ni de la helada
que tiñe de desasosiego los diminutos
espejos de las aguas que no se vierten
en dirección sur de los lagos
Las tempestades y los aluviones
aún hacen crujir las delgadas celosías
que resguardan las tristezas
un solo de flauta escribe su travesía
por el filo de una lágrima
que perdió su cauce
el aire queda aterido al metal
que viaja de regreso a su lecho de
piedra detonando el adagio
hacia una brusca despedida
Sé que en estos tiempos de inconstancias
el beso se extravía en el sedal de un silencio
y la dulzura derramada que nadie recogió
regresa sobrecogida al laberinto de la colmena
para labrar en ella un cántico sin cantor
Algún día de esos en los que el hombre
recobre su estatura de agua su estructura
de hierba su solemne candor de niño
quizás entonces retorne el amor a ejercer
su inescrutable función de partera de la vida
mery sananes
21 marzo 2010
21 marzo 2010
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