Otro marzo se me aglomera en las pupilas
como un adagio en cuyas alas la tristeza
recorre las cuerdas de un cello como
si pudiera escalar la dimensión de las
despedidas que nunca sellamos 
porque antes nos fuimos navegando 
en el bajel de la vida hacia los campos 
que soñaste bordados de las caricias 
que se quedaron apresadas en tus manos 
de diáspora en tu piel olorosa a pan 
en la sonrisa que no te brotaba 
desde lo hondo de tus respiraciones 
adormecidas sin querer
en los lechos de ríos sin cauce 
ni guijarros
Otro marzo deja su huella sobre calendarios
que nunca contamos porque mientras otros
te amortajaban ya yo me había escapado
por el vértice de tus ojos hacia la sonrisa
de los niños que no conociste y tejíamos
entre sus dedos versos color violeta que
cabalgaban en la cima de una milonga
que te devolvía a unas raíces con sabor
lejano a yerba mate y al canto de
crepúsculos que entonabas cuando
habitabas los parajes del silencio
Pero en este marzo en que otros me roban
las mañanas como si tuviesen el derecho
a decretar la noche sobre el sol que 
deposita sobre los dinteles 
el espejo de un mirar que te alcanza 
en todo su resplandor
yo te busco para que hagas cesar 
la lágrimita que se desborda de los cántaros 
detengas los días que no saben de abrazos 
las horas que otros se apropiaron 
dejando la estela de una herida
que se afinca en las comisuras del asombro
y se desliza inclemente sobre los párpados
de una flor devastada
dolor sin llegar al naufragio 
para que me siembres ese temple de ternura 
encubierta que arropaba tus antojos 
y hagas conmigo el recorrido de aquella
luna nueva del domingo en que te me fuiste 
llevándote contigo la perplejidad
de la montaña que albergaba tu noche
hasta el cuarto creciente de un tiempo 
que advendrá en el piquito de un cardenal
bordado de amaneceres
y ataviado de inmensidad
08 de marzo del 2011 
  fotos y texto /ms

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