Qué decir cuando el dolor se hinca en el
envés de unas manos que no son para herir
que no han mordido el sabor de la pólvora 
ni le han robado el fulgor a las metrallas 
dedos que apenas saben del grano que 
estalla en pan o de la caricia que entre
los rizos de los niños escribe una partitura
de amor a tres voces
Qué hacer cuando la palabra se trastoca
pierde el horizonte de su abecedario
vuelve pedazos el canto y se quiebra en
partículas diminutas que no sirven siquiera 
para sembrarse en los precipicios del alma
Cómo respirar si el suspiro se escapó en el
ultimo vagón de los sueños se arremolinó
hasta alcanzar la estatura de una nube para
luego descender sin tregua hasta la geografía
de los párpados
Dónde derramar esta tristeza hecha de 
jirones de días que no escaparon de los
maleficios ni las tribulaciones de noches 
sin niños de la orfandad de los musgos y 
el tremor de los peces a quienes les han 
robado su ropaje de mar   
Tantas preguntas sin respuestas que
se prenden de las esquinas ascienden 
por los faroles se esparcen por avenidas 
sin nombre y se detienen en el rostro 
de los hombres sin esperanza 
que siguen aguardando aunque ya 
comienzan a mirar más allá de los 
aspavientos del odio y las abandonadas
tolvaneras del desahucio
ms
18 de abril del 2011

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