Se abren las alas de un clavicordio
sobre el paraje devastado de un silencio
resuena la cuerda tensada del canto de un
pájaro que migra hacia el nido de la risa
se desatan las asimétricas coordenadas
de las pupilas en busca de florerías
y nada detiene el tránsito hacia
las alamedas que dibujan los pasos
de una ausencia que muerde los días
Allí se estaciona con fulgores sin medida
la hondura de las caricias que sólo dejaron
huella en la irisada pertinencia de un aire
deshabitado de cauce y herido de cristales
Y sin embargo alcanza los confines
de las hendiduras y se desliza en el
convoy del agua hacia el vértice de la
respiración y allí de nuevo hace resonar
el antiguo ritual de los días
que comienzan su ciclo en el andén
luminoso de los párpados que sólo se
abren a la diáspora de un abrazo
que queda inscrito para siempre
en la genética del suspiro
texto y foto
mery sananes
07 de noviembre del 2011
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mery sananes
07 de noviembre del 2011
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