Quién
le devolverá a las alas
los
días robados al abrazo
que
se arremolina en el aire
cuando
se desborda de los
párpados
un tropel de risas
Quién
repondrá el sabor
a
campanas en vuelo
de
las horas que se
mecen
en el dintel
de
los asombros y la
escarcha
encantada
de
las flautas
Quién
restituirá el ritual
de
las mañanas
traspasando
cristalerías
en
el hallazgo
de
la vida que se mece
en
la danza de las hojas
que
regresan al regazo
de
sus ramas
Quién
reinventará la
huella
de aquel diminuto
escarabajo
que escribía
sobre
los dinteles
los
secretos arrullos
de
las noches
Quién
responderá por los
intervalos
sin secuencia
que
sustituyeron las
travesías
por el canto
de
los cardenales
la corteza
de los árboles
y
el festín del agua sobre
el laberinto
de una
mágica
alcantarilla
por
donde navegaban
bajeles
de fantasía
Quebraron
el engranaje
de
un tiempo sin agujas
y
le colocaron alambradas
a
los suspiros
trampas
a un andar sin
naufragios
portales
a la incandescencia
de los
rayos que le tejen
enjambres
de miel a los rizos
Hoy
la minutería se detiene
cada
siete días como si
alguien
pudiera corregir
los
ejes lunares o las
circunvalaciones
de un
sol
en su ocaso
como
si el viento se
pudiera
partir en dos
o
alquilarle una lágrima
a
la noche de las ausencias
Hay
sin embargo algo en
el entramado
de la vida
que
no se deja seducir
por
las sonoridades
de
lo inútil que no se
esparce
ante el mazo que
quiebra
el espejo de
las
imaginerías
algo
que se aglutina
una
y otra vez
sobre
el cordaje
de
donde partió
Y
allí en ese recinto
deslumbrante
donde sólo
rige
la asimétrica movilidad
de un
piano sostenido
sobre
una partitura única
y
eterna se grabará
la
cadencia exacta
de
los tiempos que serán
texto y foto
mery sananes
25 mayo 2012
Mozart, Fantasía en re menor
Glenn Gould
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