Chavela Vargas
7 años después
PARA DECIRTE ADIÓS HABRÍA
QUE APAGAR TODOS LOS PESARES
Nunca la escuché en persona. Pero siempre he andado
con ella y nos hemos encontrado en una cercanía difícil de describir. Para cada momento hay una canción de Chavela que
mueve el espíritu y la memoria. Y su voz surge como un río desbordado. Nos saca
o hunde más en el agujero en el que ya estábamos y del cual aún no hemos salido.
Pero su voz, esa voz que la hacía única, no salía de
las cuerdas vocales, sino de un muy adentro que le atraviesa a uno la piel, y se
va directo al territorio de lo mágico.
Si era de llorar, lloraba uno sin reparo y sin
contención alguna. Si era de un mal de amores de esos que aquejan a uno, en
cualquier tiempo o lugar, era realmente para echar el resto.
Si era para
aderezar esa tristeza que acompaña a uno desde el día mismo del
nacimiento, con ella adquiría nomenclatura de cosa solemne y trascendente.
Si era para hacer de un vaso de vino el recipiente de
todos los enigmas, ella estaba allí, uva escanciada en los espejos, viva como
un campo maduro.
Si era para celebrar el mundo que creíamos haber
conquistado y que se nos hizo pedazos
entre los dedos, sin siquiera advertirlo, ella era la voz de la esperanza y la
desesperanza que no abandona la ilusión.
Allí ha estado y está ella siempre. Canto tras canto.
Puntada tras puntada. Herida tras herida. Como chamana que es y fue, ella sabe
que no se muere sino que se trasciende. Y ella había trascendido hace mucho a
ese país de lo perdurable.
Si le diera importancia a este hoy en el cual físicamente
se trasladó a otra dimensión de su mismo canto, sería no creer en la sonoridad
de su voz ni en el estremecimiento de ese lamento hecho acorde sinfónico con el
cual inundó todos los recintos del sentimiento.
Por eso no te despido Chavela. No doy cuenta de una
noticia irrelevante. Para decirte adiós habría que apagar todos los pesares.
Tú te quedas conmigo, como lo has estado desde
aquellos días de los discos de pasta que aún conservo, en los instantes que
quedaron indeleblemente bordados en la memoria, en el tiempo porvenir que
seguimos soñando.
mery sananes
05 de agosto del 2012
Que texto sabroso ! Como la voz de Chavela. Un abrazo Mery.
ResponderBorrarGracias Gregorio. Mucho llevamos en común. Incluido los abrazos.
ResponderBorrarTienes la cualidad de unir a las personas a cosas maravillosas que flotan en el aire como aves o mariposas o semillas de flores viajeras, adorable, mi estimada Mery Sananes! Lo compartiré.
ResponderBorrarMery Sananes
ResponderBorrarY tú Miriam tienes el don de los afectos, la generosidad, la compañía. Compartimos muchas cosas en común. Y eso nos junta. Gracias siempre por tu presencia.
Maravillosa ella y tu dedicatoria no de adiós, de hasta siempre.
ResponderBorrar..., ella sabe que no se muere, sino que se trasciende.
Hay, en su música, algo que también está presente en tu palabra: un arañazo dado al alma, que no vulnera, sino que se fija indeleble, como un surco que termina siendo cauce del sentimiento y de la emoción.
ResponderBorrarQué hermosa manera tienes, Óscar, de encontrar las palabras más precisas para expresar un sentimiento. "Un arañazo dado al alma, que no vulnera, sino que se fija endeble", retrata a Chavela en todo su resplandor. Y que eso lo encuentres en mis palabras es ya un lujo mayor que recibo emocianada. Tal vez porque a mi parecer, ese debería ser siempre el oficio del poeta. Un oficio que, por demás, siempre haces tuyo en lo que escribes y expresas. Gracias!! Que mi abrazo de hoy sea puro abrigo sin rasguño.
ResponderBorrarQué MARAVILLOSO REGALO éste escrito GRACIAS BELLEZA AL decir de la admirada y amada chabela....!
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