Una vocinglería es un grito que asciende por los arrecifes del esternón, se estaciona sobre las cuerdas vocales y allí cincela, con la garúa de los suspiros contenidos, un expediente de arcilla, que como una honda se dispara hacia el aire, hasta escribir en el tiempo un clamor irreverente y tenaz por la vida.
No es un desafuero ni un grito sin silabeo. No es un silencio abruptamente quebrado por una herida mayor. Es un cauce de palabras vivas, paridas en los lienzos del dolor, sin otra atadura que la que alcanza al otro quien a su vez la deja ir hasta la próxima estación de los sueños.
Es una carta escrita a lo largo de la historia del mundo, enmudecida de tanto escarnio, doblada en los pliegues de una piel que nunca se curtió de penas, buscando aljibes para alcanzar la estatura de la hierba. Construyendo abecedarios para rubricar una lengua que no espante.
Una vocinglería es un susurro, apenas un rumor, que hace camino desde los estremecidos muros de la tierra que cobija la muerte, hasta el diminuto agujero que alcanza la verticalidad de una chicharra, para desde allí emprender su travesía de grito.
Es una acusación y es un clamor. Una plegaria que se fuga por los tubos de un órgano antiguo, tramonta los vitrales y va al encuentro de los molinos de viento. Es el cuero recién tensado de un tambor que sabe que su resonar llega al otro lado de la colina, como si fuera una señal de humo escribiendo el mapa estelar de la esperanza sobre los cielos del planeta.
Una vocinglería es este retazo de letras organizando la rebelión de los verbos, para que nunca más sean utilizados en contra de otro. Insurrección del espíritu, capaz de espantar la violencia mediante la cual se aniquila un corazón desarmado e indefenso.
Subversión del grito para que retumbe en el oído de los sepultureros y los asesinos, hasta que no haya manos que dejen escapar los disparos, empuñen las hachas o expulsen los detonantes de fuego y masacre por los poblados del desahucio y el exterminio.
Una vocinglería, en el fondo, no es más que un poema de amor, que va sin estruendo haciendo nido en el corazón del hombre.
mery sananes
publicado inicialmente
en octubre del 2013
Serie Vocinglerías
Glenn Gould y Leonard Bernstein
Johann Sebastian Bach
Concierto en D Menor BWV 1052
Mery Sananes Mery, genial, qué interesante "conjugación" de sonidos en pugnan por gritar...eso me pareció. Mi cariño amiga
ResponderBorrarQué bien lo describes en diferentes voces!!
ResponderBorrarGracias Silvia, a ratos uno logra hacer con las palabras lo que tú tan magistralmente haces con los hilos. Un abrazo inmenso.
ResponderBorrarNo conocia el término. Gracias por compartir amiga. Muy bueno
ResponderBorrarUna vocinglería es este retazo de letras organizando la rebelión de los verbos, para que nunca más sean utilizados en contra de otro. Insurrección del espíritu, capaz de espantar la violencia mediante la cual se aniquila un corazón desarmado e indefenso.
ResponderBorrarEso intentamos que sea, querido Luis Miguel.
ResponderBorrarEs la palabra escrita en silencio que sale o se hace viva en voz
ResponderBorrarSaludos profe... Texto hermoso!
ResponderBorrarHace mucho tiempo... Tomé curso con ud en la Esc Letras UCV.