lunes, febrero 16, 2015

UNA CARTA PARA BASSIL DACOSTA






Querido Bassil
En tus manos


Quiero que sepas una cosa muy de adentro para mí. Hoy estuve hablando con tu mamá. La encontré serena, pensante con su atención puesta en el solo recuerdo para unos ojos que miran siempre hacia cualquier agujero por donde pueda venir aunque sea un pedacito de la risa del hijo que  siempre la ha deslumbrado y sin la cual no podría seguir este difícil vivir.

Y te digo muchacho amigo no todo el tiempo que estuve con tu madre fue llevadero. Cuando le pregunté por los momentos en que ustedes se despidieron, se le avivaron   aromas,  gestos, palabras, problemas, escenarios y, por encima de todo, trajo a su memoria las muchas veces que para ti se hacía la magia del dios te bendiga, cuídate y regresa pronto, hijo mío, y me señaló que así lo hacías y que ese último día después de la marcha ya en camino hacia el transporte, como se lo habías prometido, la llamaste para decirle que ibas hacia la casa. Pero no te dejaron llegar.




Todo estaba dispuesto para enfrentar a los manifestantes de ese día de la juventud. Para el régimen era necesario dejar sentado una vez más el testimonio de que toda concentración opositora termina en violencia y que había que convertir a los muchachos en creadores de disparos contra las instituciones, sus sedes y sus encumbradas personalidades. Para ese mundo del poder era obligado paralizar aquella protesta de la fuerza de la juventud en reclamo de vida y porvenir.

Y estaba montada la emboscada alrededor de una supuesta defensa de una tal fiscalía y los policías con uniformes y sin ellos hicieron de avenidas y parques paredones de juventudes y fuiste elegido como el primer sacrificado. Te dispararon con seguridad y saña de muerte, en la esquina de Trocadero, para que sirvieras de ejemplo sobre la forma como esta dictadura adelanta su lucha por la estabilidad de  un supuesto socialismo que mantiene en alto el discurso de una tal democracia y sus derechos humanos para disfrazar su condición y capacidad para el asesinato.

Y a tal punto se ha llegado en la falsificación de este momento de la historia que crímenes como el acometido en tu persona se le intenta atribuir a unas tales guarimbas que habrían sido autoras de cuarenta y tres asesinatos.


Bassil tu suerte tauro,  tu fuerza de joven aro y arco, tu aliento de porvenir en busca de trascendencia, la música de un alma en lumbre de caminos, tus ganas de ayudar en todo a tu madre Jeneth y la promesa que te hiciste de luchar contra toda manifestación de dictadura o negación de la vida, quedaron en un territorio en el cual está sembrada una cruz al lado de una vela que no han podido ni podrán apagar los criminales y condenados  a no vivir más allá del horror sanguinario inscrito en sus pasos.

Bassil  hoy también quiero decirte que ese día de ese febrero, en medio de un grito desesperado de salida, fuiste al encuentro con experiencias que no podías suponer llenas de tantas ganas y decisiones criminales. Tu condición de veinteañero no podía alumbrar sobre esta historia de la constante y permanente destrucción que nos divide en víctimas y criminales.




Mira muchacho, hoy no estás con tu mamá y tus hermanos, ni con tus amigos,  ni con quienes siguen en plan de lucha contra este régimen. Pero nadie podrá olvidar que al lado de  Juancho Montoya y Robert Redman la tuya es también una acusación de asesinato revolucionario que nadie podrá negar. Y así mismo se  sabrá que formas parte de un  aliento de amor y siembra de libertad que nadie te podrá arrancar,  aunque muchos sean los disparos  que te sigan lanzando.

Bassil déjame decirte, finalmente, que esa muchachada que ostentas, esa pureza de vida y pensamiento para un futuro mejor, ese desprendimiento y tu propio dolor de frustración,  toda tu existencia, la vamos a respetar por siempre. Y ten la seguridad que te queremos y te vamos a querer mucho, muchísimo, por encima de todos  los tiempos de los registros asesinos.



agustín blanco muñoz
memoriales / serie cartas
12 de febrero del 2015
a un año de asesinato de bassil dacosta




En la esquina de Trocadero, en La Candelaria, el 12 de febrero del 2014, cae muerto de un tiro en la cabeza el joven bachiller Bassil Dacosta Frías, de 23 años. El muchacho había asistido a la marcha convocada por el movimiento estudiantil en su día, para protestar ante la Fiscalía General de la República contra la represión, las violaciones a los DDHH y pedir la libertad de los presos políticos.  A la actividad también invitaron agrupaciones políticas de oposición que apuestan a una llamada "salida".

Al concluir la marcha se impuso un escenario de violencia. Se hizo presente la vieja práctica del intercambio de piedras contra balas. Y no fue poca la persecución a grupos de estudiantes, los cuales fueron duramente asediados por miembros del Sebin, la PNB, la GNB y miembros del ejército, utilizando armas de fuego.

La mayor parte de los implicados en el asesinato de Bassil son funcionarios del Servicio Bolivariano de Investigaciones, un cuerpo que nada tiene que ver con control de alteraciones del llamado orden público. José Ramón Perdomo Camacho, fue señalado y está procesado como autor material.

El homicida estuvo acompañado, en calidad de coautores, de miembros de su mismo organismo de investigaciones políticas: Manuel Pérez, Edgardo Lara Gómez, Héctor Rodríguez, Jimmy Sáez y Josmer Márquez. También están implicados Andry Jaspe de la PNB y Jonathan Rodríguez, Sgto. del Ejército. A esta hora el único preso por el caso es Perdomo Camacho.

Es importante señalar asimismo que Bassil Dacosta, al caer herido de bala, fue recogido por Robert Redman, quien en la tarde de ese mismo día, es ultimado por otro disparo asesino, cuando manifestaba junto con otros por los sucesos de la mañana.
https://ssl.gstatic.com/ui/v1/icons/mail/images/cleardot.gif


No hay comentarios.:

Publicar un comentario