miércoles, septiembre 30, 2015

DEL OLO Y LA OLA


Cascada en El Ávila
foto / Danielita Barrolleta


Hoy es un escrito de 1977, que Zaira logró desempolvar de sus alacenas de memorias, tesoros y ofrendas. Como todos, nos asombra la alada travesía de su palabra. esa capacidad infinita que tiene de nombrar el amor y derramarlo, desde el cántaro incandescente que ella es.  El hijo es el OLO y ella es la OLA. Qué maravillas pueden alcanzarse a través de un ritual. Qué poderes se logran poner en movimiento. Qué de cantos se hacen sonoros entre sus dedos y los aljibes de su corazón. 

Cosas que digo a mi hijo 
con nombre de selva y río



Un OLO no es un SOLO
Sin esa serpentina abrumadora,
el OLO que bucea en los abismos
se abraza con la cresta de la OLA
respira el aire del azul marino,
comparte su horizonte de palmeras,
en sus redes de espuma acuna peces
que no temen morir sobre la arena
porque Ola con Olo los protegen
con cadencia de mar en duermevela,
sin sueños con gaviotas iracundas
o con trombas, tornados y tormentas

La Ola no está SOLA
El  OLO  desató la serpentina
que abrumaba su esencia
y la lanzó por el abismo pávido
para librar la Ola,
que,  sin ella,  pudo mirar
cómo los astros brillan
sin temor a los rayos o centellas

Yo que conozco al Olo y a la Ola
con serpentinas y también sin ellas
quiero acercarme al mar Ola lunado
y al Olo de la  espuma y de la cresta
que brilla bajo el cielo Olo soleado
para hablarles de Olitas que se gestan
entre abrazos y besos y ternuras
cuando el  Olo y la Ola están de fiesta,
por saber arrojar a los abismos
las torpes serpentinas que refrenan
el impulso vital que los motiva
como tibia razón de su existencia

Zaira Andrade
01 de marzo de 1977

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