Este
poema de Zaira Andrade fue escrito en el 2005 y pertenece a su libro
titulado Epistolario.
Agregamos
a estas Embusterías, una página más de esa fuente inagotable de poesía y belleza
que es Zaira que con este texto quiere contribuir a darle sentido y dirección,
con su propia experiencia personal y estelar, al significado del Libro de los
Grises que, entre ambas nos inventamos, para rescatar a plenitud el origen
mismo del color .
Por
eso ella dice, con toda propiedad: Salí de gris y regresé de colores. Y deja
aquí el testimonio de sus mágicas envolturas y el trayecto hacia todas las
tonalidades del ser.
Salí de gris.
regresé de
colores.
El viaje
desde el prisma,
tomó la luz
del Sol
en sus facetas
y la trajo
hasta mí
con alegria.
Así supe del
Rojo,
y su armonía
con el viaje
a la Tierra.
Sinfonía
de miedos y
de asombros:
oscuridad,
temblor,
la vida
eterna
de piedras,
agua, lava,
del calor
germinal,
del camino
hacia el Núcleo,
rescate de
Energía.
Aprendí del
tesón
y de la
lucha,
de la fuerza,
el poder,
la compañía,
para la
soledad del ser
en su agonía.
Conocí la
Serpiente
misteriosa.
Eterna, sabia,
formadora, viva.
Y soy
maternidad
con alegría
amarillo
creador,
fuente de
vida.
Espíritu de
Luz
desde el
Naranja
con su camino
al Sol.
Prisma
depurador
que me
organiza,
aviva mi
intelecto
me motiva.
Y el Verde
circulante
de la Vida,
que va y
viene,
respira,
crece, vive,
con el Don de
mi misma.
La apertura.
Ese quererlo
hacer,
sin miedos,
sin reproches,
confiada y generosa,
con mi Centro
en el Verde
de mi Prisma.
En el Jardin
Secreto
del Violeta,
aprendo a
meditar,
a hacer el
viaje
camino del mí
misma.
A orar, a
tolerar.
A comprender
las cimas
y las simas
del otro ser
humano,
que a mi lado
camina,
que quiere,
igual que yo,
que también,
como yo,
sufre y
suspira.
Energía
solar, depuradora,
que sube
hasta el Azul
de mi
armonía,
que canta en
el Amor
y en la
Paciencia
la oración de
la Luz
que me
transita.
Las formas
del Amor
y la
Plegaria,
en el
Adivinar de la Armonía.
Canción
universal
que nutre al
hombre
y lo centra,
y lo guía.
En nave de
comando,
hacia planos
sutiles,
hacia el Cosmos,
y ya fuera de
mí
alcanzo el
Indigo,
que como
noche oscura,
me asoma al
Universo.
Aprendo la
Humildad,
frente al
misterio,
de confrontar
la pequeñez
del mundo
ante Planos
Eternos.
Salí de gris.
Regresé de
colores.
La Blanca Luz
trasmutó bajo
el Sol
su gama de
matices.
Mi cuerpo fue
crisol
de su
energía,
que remonté
en conciencia
por mi
prisma.
Y conecté la
Tierra
con el Cosmos
Supe así del
Amor,
de la
Armonía.
Zaira Andrade
Epistolario, p. 321
foto / mery sananes
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