Basta una flor
una partita de juan sebastián
y las manos danzantes de glenn gould
para invocar un milagro
Con ese equipaje uno puede
beber zumo de llovizna
en el horizonte de una hebra
alejarse de los vendavales
acercarse a la mansedumbre
de la tarde y alojarse
en el regazo de la yerba
Puede que el corazón apure su paso
pero eso siempre ocurre cuando
uno
escucha a un piano alzar vuelo
hacia el país del alma
Su ritmo comienza a dirigir
el movimiento de las sístoles
y una caja de madera sustituye
el costillar para dar cobijo
a una partitura para tiempos
sin odios
A la final la flor enciende sus faroles
mientras bach pacientemente
afina en nuestro interior
las cuerdas del vivir
en el si menor de una pasión
sin crucifijos ni resurrecciones
texto y fotos / mery sananes
Cómo puede uno dejarse abatir por cosa alguna si tu siempre llegas a mi puerta siempre con algo que agradecerle a la vida?
ResponderBorrarGRACIAS