¿Hasta
cuándo dejaremos
que la muerte siga
rigiendo nuestros destinos?
En cada
geografía, a cada instante,
se
multiplica la masacre
individual
o colectiva.
Allí,
en esas fosas comunes,
todos somos sólo humo indivisible.
Vivos
cada quien anda cargado
con un
fusil, una daga,
una piedra y hasta
con un
arsenal de palabras
para ir
herir o extinguir
al hermano.
¿Seguiremos
indefinidamente
nutriendo
este tiempo de asesinos?
¿O nos
juntaremos alguna vez
para ir
a despertar la vida
donde
quiera que esté?
Imágenes / Oswaldo Guayasamin
texto / mery sananes
22 enero 2019
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