para danielita
La casa
ese espacio donde todo
se aloja
en las luciérnagas de
la noche y en el
estruendo solar
de los días
Ese lugar único
donde se cuecen los
sueños junto a los granos
de maiz
donde un pocillo
de peltre lleva en
sus honduras el humo
de un café que sabe
a ternuras
y un rallo que juega
a dibujarle rizos
a un queso que aún
conserva la majestad
del campo de donde
proviene
Ese mágico recinto
que convierte la mazorca
en un lúdico manjar
con sabor a mañanitas
y dulzor de caña
y que siempre tiene una
confitura que ofrecerle
al caminante que a
sus puertas se acerca
Allí la alegría guinda
de la ventana donde se
asoman las guacamayas
y se enreda en los maceteros
en los que hay flores
que sólo abren de madrugada
y un jazminero
que nunca ha dejado de
derramar sobre la vida
su aroma de alba
Y las tristezas también
que la curía disipa y las hojas
de llantén apaciguan
allí en ese lugar donde
todos los abrazos se congregan
y las lágrimas se utilizan
para regar un mata de
tréboles de cuatro hojas
y una maceta de lirios
que renace los días
en los que las penas se
ahondan en la circunferencia
de las ausencias en las
que nunca habremos de creer
Enrejados están hoy los
aposentos donde los hijos
escrituraron sus primeras
risas mientras lanzaban
caramelos al balcón vecino
para celebrar el reino
perdido de la amistad
Pero el amor sigue libre
recorriendo los cuartos
deshabitados delineando
los solsticios de un tiempo
que aún no ha llegado
febrero / 2019
febrero / 2019
texto / mery sananes
fotos / danielita barrolleta
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