Copa que se abre
para que cada quien
pueda brindar desde la
hendidura cóncava
de su pétalo
Ya ha cumplido la
función de su especie
y le ha regalado al viento
la cadenciosa danza
de sus pistilos
Y ahora antes de
regresar al hospedaje
de las resurrecciones
invoca al transeúnte
que la mira
a beber de su efímero
cántaro para que
ese vino de roja savia
le entregue a su paladar
la sabiduría del vivir
en tiempo de infinito
texto y foto / mery sananes
15 agosto 2020
Ludovico Eunadi
Devenire
Brindo por este poema y porque el tiempo jamás culmine
ResponderBorrarContigo alzo la copa, mi querido Navil.
ResponderBorrarBrindemos pues, Navil y Mery. Savia sabia, salve oh!
ResponderBorrarQue belleza de poema!! Me resuena en el Alma justo leerlo hoy!!!
ResponderBorrarGracias Mery!!
Es de mi jardín para ti!!
Abrazo entrañable.
Recibido Silvia. Que rosa tan hermosa. Refleja quien la cuida. Y el abrazo recibido como un abrigo cálido que se multiplica para poder regresar a ti y a tu jardin. Gracias amiga por tanto.
ResponderBorrar¡ Increíble ! Qué hermoso poema, Mery.
ResponderBorrarGracias Maravillas por consentirte siempre, Por acercarte y acercarme a tus predios que como tú destilamn maravillas. Mi abrazo
ResponderBorrarMery, gracias por tu afecto que en mucho valoro por tu gran calidad humana, no solo poética.
ResponderBorrarSin hacer un brindis ya estoy embelesada!Feliz fin de semana poeta de mi alma!
ResponderBorrarPrecioso
ResponderBorrarBrindo por ti por cada uno de los que te quieren y por este poema que alumbra más allá del infinito muy deslumbrante poema escritora Mery Sananes
ResponderBorrarBellísimo.... impacta!
ResponderBorrarWooooooow mi profee !!!!! :o :O Cautivantemente chísimo te quedó tu poema. Saludos desde mi querida y bienamada ciudad de Mérida
ResponderBorrarMaría Félix, había abandonado a Agustín Lara para casarse con Jorge Negrete, el galán y cantante más cotizado de Mexico y del cine mexicano. Entonces, el feo, flaco y tísico pero extraordinario compositor y buen poeta le escribió una carta de despedida en la que le decia“siempre habrá un poco de fragancia en la mano que un día te dieron rosas” Esa fragancia duró como un fantasma en manos de la Doña, y, tiempo después fue causal de su divorcio con Jorge Negrete,quien no pudo ganarle la batalla de las rosas a Agustín Lara, feo y desgarbado poeta pero baquiano en flores y fragancias.
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