Cómo escribirte una carta con sabor a miel, con aroma de azahares, con dulzura de anón, con un fuego que la incendie hasta llevarte una fogata de lumbre de estrellas y escarcha de rayos.
Cómo reinventar la palabra no dicha, convertir la metáfora en un bajel que me transporte a tu regazo para recoger en él la instancia enamorada de tu alma, la infinita ternura de tus manos, esa sabiduría alquímica que has recogido en tu paso por el filo de los abismos y la ribera de los ríos que no inundan sino que esparcen el canto de sus guijarros.
Cómo adjuntar el tiempo en que no te he escrito y en el que sin embargo he recorrido los días contigo prendida de tu corazón, de tus versos, tus cantos, esas esperanzas tuyas que nada quiebran.
Faltan tan poquitos días para tu cumpleaños 101 y se hace fiesta la vida y el horizonte se pincela de todos los azules para festejarte. Llegas en la plenitud de una primavera que se va derramando, como un vals, paso a paso. En los primeros brotes se dibuja su sonrisa.
Y yo quisiera recogerlos en la forma de una inmensa cesta de frutas para colocártela a la sombra de tus párpados y al hospedaje de tus latidos.
Y que en cada bocado te dejen el humus de su savia para que curen todas tus dolencias, te quiten dolores y angustias, domestiquen los insomnios y espanten bacterias y microbios ajenos a tu cauce de azúcar y agua dulce.
Quisiera saber de memoria tantas hermosas plegarias que has esparcido durante toda tu vida a los alegres y a los necesitados, a los que se adormecen y a los que demasiado despiertos se desesperan. A todos los que a tu orilla acampan o los que desde lejos nunca se apartan de ti.
Y recitártelas una a una como un salmo que aguarda su caligrafía musical pero que en el interior el corazón se ensancha como la música que brota de un campanario.
Te amo como siempre y aún más. Y hago propósitos de enmienda y promesa de amor ininterrumpido, que lo ha sido y seguirá siendo siempre.
Y en este día tardío de celebración invoco tus bendiciones, tus abrazos y esa armadura protectora que construyes con tus suspiros y tu respiración de colibrí.
Te amo, mi Zaira de la Vida, con mis muchos muchos infinitos e
indelebles.
Hermoso💖
ResponderBorrarQué belleza❣🙏Gracias Mery!!
ResponderBorrarMi Abrazo entrañable
Muchas felicidades en este día maravilloso
ResponderBorrarBellísimo escrito saludos
ResponderBorrarBellísima y amorosa carta , para su gran amiga y compañera de vida .
ResponderBorrarEstoy dispuesto a ser centenario si me prometen una carta similar💖
ResponderBorrar¿Y si te escribiera una mucho antes?
ResponderBorrarMery Sananes viviría en paz y creo que jamás moriría.
ResponderBorrarComenzaré a escribirla. Sin fecha definida. Las cartas tienen ese instante en el que las palabras se derraman por sí solas, cumpliendo ese sagrado ritual de alcanzar al otro. Mientras la espera es como la del huerto y sus retoños. Las palabras se aglutinan sobre la mordedura de los días. Y cuando están listas irrumpen como el hilo de un río sobre la montaña. Que traigan la paz es un sueño que siempre queda enhebrado en sus gerundios. Y gracias por otorgarme esa posibilidad.
ResponderBorrarQué carta más bella, Mery! Llena de infinito amor por tu querida amiga. Te abrazo con todo mi corazón.
ResponderBorrar
ResponderBorrarBellos sentires en una sublime descripción de amor y respeto abarcando la dulzura tanto física como espiritual.
Qué belleza mi amor, hilandera de palabras!
ResponderBorrarMery Sananes pasamos toda nuestra juventud intercambiando cartas en esa época en donde las comunicaciones lejanas eran lentas y dificultosas. Nunca un lapso más hermoso que la espera, y ninguna emoción mayor que la de recibir la carta de quien se quiere.
ResponderBorrarAmiga, que gran Honor. La veo y te veo, supistes no copiarla, fue un Don que la Naturaleza te lego, al nacer de ella¡¡ Creo, que nunca se separa de tu voz, de.tu recuerdo y alumbras con la misma Luz que te enseño a dar¡ Un inmenso abrazo, que las abrigue a ambas. Las quiero. Eso me quedo de Ti..
ResponderBorrar