Mi muy querido Héctor
Hace mucho nos encontramos. Nada casual hay en el existir. Accidente o premonición, todo lo que nos ocurre tiene un significado si uno lo busca. Y no debemos dejarlo pasar. Y poco a poco –sin prisa- como todo lo esencial- va revelando sus misterios.
Desde geografías distantes, pero igualmente golpeadas, nos conseguimos. Nos detuvimos e iniciamos una conversa que aún no se ha detenido. Cada uno venía de su parcela de sueños, inconclusos o derrotados. Pero continuamos atados a ellos, porque constituyen en alguna medida nuestra propia respiración.
Y a medida que se iba desenvolviendo nuestra propia y quebrada biografía, encontrábamos, cada vez más a menudo, esos puntos que nos juntaban. Y allí el espacio rompió fronteras y sembró un huerto que florece en cualquier tierra sin dueño. Y de qué manera hemos cultivado esos campos de estrellas fugaces.
Silenciosos y reservados –como somos- hemos procurado seguir construyendo huellas invisibles en los párpados de aquellos a quienes han decretado ciegos. Hemos batallado sin tregua con una palabra que espanta para convertirla en un instrumento de amor. Hemos ferozmente seguido una línea en el vivir que contrapese tanta herida y siga apostando a la alegría.
Y no es poca cosa mantener vivo este desmesurado querer permanentemente amenazado por un mundo que multiplica cada día y en cada territorio sus maquinarias de muerte y aniquilamiento.
¿Y cómo no celebrarlo? Cada día es una victoria contra la tristeza. Una insurrección contra la pasividad. Un abrazo que alargamos al que a nuestro lado va, sin siquiera poder nombrarlo.
Te debía una carta desde hace mucho, aunque muy a menudo se cruzan nuestras palabras y angustias, hoy, en este día de tu cumplevida, he querido dejártela como señal de un entrañable querer, de una hermosa proximidad en ese vivir en las colas de los cometas con el deseo de ser integración de fragmentos en el interior del corazón humano.
Te abrazo con afecto multiplicado, mery
16 de septiembre del 2021
fotos / mery sananes
serie Cartas
Qué el sembradío de estrellas fugaces siga dejando estelas de luz por todas partes
ResponderBorrarQue así sea, mi querida Ingrid. Tú eres de esos seres que las multiplicas!
ResponderBorrarQué hermoso mensaje dejas en las palabras. No todo el mundo sabe hacerlo, pero tú, Mery, lo bordas. No dejes de escribir. A mí, personalmente, me hace mucho bien. Tienes además el don de la oportunidad. Abrazos, como siempre
ResponderBorrarEstos parajes constituyen una verdadera compañía y un aprendizaje constante, Alicia. Y me encanta ahora llamarte así. Porque no desaparece Maravillas sino que se multiplica. Gracias por tus palabras que siempre me conmueven. Muuuuucho
ResponderBorrarQué afectiva. Muy hermosa carta.
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