En este día, común y corriente para muchos, para otros especial, señalado como Día de dar las Gracia, respetando las más diversas creencias y costumbres, sólo quiero decirle a ese grupo de personas que por estas páginas nos relacionamos de manera tan particular y amorosa que, haciéndolo, cumplimos un ritual que debería ser universal y de cada día, cada hora de esto que llamamos vivir.
Este poema que está dirigido a reflexionar sobre este tema y en particular sobre nosotros mismos. Debemos aprender a hacer del ritual del afecto, la amistad y la cercania, un ejercicio diario, permanente, interminable e indeclinable.
Cada día hay que dar las gracias por mucho más de lo que pensamos. El afecto, la solidaridad, la compañía, desde donde estemos, debe ser una constante. Y ese acto nos construye a nosotros tanto y aún más que a quien lo recibe.
Y sólo convocaría a que lo cumpliéramos donde quiera que estemos, en ese intento de arreglar un mundo arrebatado de soledades y silencios.
Un abrazo, un te quiero, hoy estoy para lo que necesites, debe convertirse en nuestro gesto mayor. Algún día quizás ese dar las gracias ocurra cada día, a cada instante para hacer sano, saludable y permanente nuestro paso finito por esta historia de destrozos.
Mis saludos cálidos quede, junto a este poema, como un abrazo de lluvia sobre tierras que lo aguardan impacientes.
Inventamos días
y destruimos los otros
En un abrazo
pretendemos reunir
los que nos nos dimos
en tiempos de tristezas
Con una sonrisa
apagamos todas las
que debían fluir como
un aluvión de pájaros
en dirección a sus nidos
Con una presencia
contabilizada de antemano
damos cuenta de todas
las ausencias
¿Y qué si reinventáramos
este vivir de cercas en que
nos tienen atrapados?
¿Qué si de pronto
fuéramos presencia en
cada sitio donde un
llanto se derrama
sin que siquiera lo
advirtamos?
¿Qué si estuviéramos
cada día que un niño nos
invoca una madre nos
extraña un amigo requiere
de un cobijo de lirios?
Ay que este planeta
malherido ha olvidado
su esencia
segmentada y expropiada
y no es ya más que un vagón
que va de anden a andén
llevado por un conductor
que no conocemos
hacia una salida que
no hemos solicitado
y que nos roba
el camino hacia la casa
donde sobreviven los
duendes de la infancia
la alegría y el desparpajo
de la risa que se
derrama como estrellas
fugaces sobre la
soledad del hombre
Ay que el abrazo es una
costura de hilos de agua
que se adhiere a la
sal como un ritual tan
antiguo como el habla
extraviada de un hombre
que ha perdido su identidad
¿No será tiempo de rescatarla
de inaugurar una fábrica de
abrazos hechos a la medida
que disipe todos las
despedidas y reinstaure
un tiempo de amor
sin ausencias?
texto y foto
mery sananes
25 noviembre 2021
Chopin
Mazurca Op 67 No. 4
25 noviembre 2021
Gracias por brindarnos tu alma como una esencia única, con tus palabras que hacen reverdecer el campo de la literatura. Gracias por ser mi amiga.
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