No hay atardecer
igual a otro
Cada uno traza
el temblor de su luz
sobre un cielo aturdido
Busca el lugar exacto para
despedirse de la tarde
que pobló de sus rizos
de trigo y miel
Desciende en fuga
silenciosa mientras
le abre cauce a las
estrellas encargadas
de llenar de lumbre
la noche que aguarda
su instante de ser
territorio para el sueño
de los niños y tierno
cobijo de los amantes
Mientras
teje la estela de un
lienzo irrepetible
que deja en el mirar
las señales del amor
fulgurante del planeta
texto / mery sananes
fotos / anala
22 de febrero del 2022
Ezzio Bosso
The things that remain
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