para una niña quien
a sus cinco añitos ya
habita el país de la
poesía
Ella tiene cinco añitos
un abuelo poeta que aprendió
a reconocer los astros
descifrando las filigranas
de fuego que manaban del
taller de herrería que
iluminaba el pequeño
pueblo que lo vio nacer
Una abuela que no
conoció pero que el
abuelo lleva consigo
luz como ninguna otra
que habita todos sus días
y que se hace presencia
indeleble en la
circunferencia de sus
párpados y en cada verso
que escribe
Una bisabuela mágica
que al hablar dejaba en el
aire lo más hermosos arpegios
que le recitaba poemas al
niño que nunca ha dejado
de ser el abuelo
y que le fue descubriendo el
inmenso mundo que
contenían las cosas
más pequeñas y la
sonora partitura de su
canto de astillas encendidas
Una hermosa madre que
se parece al abuelo
y que adorna de flores
su sonrisa y su regazo
con sus más hermosos
cantos de juglaría
Un padre que aprendió
conocimientos increibles
sobre cuestiones que no
conocemos y que
le entrega a hija
la exacta dimensión
de una realidad que no
se aleja en su esencia
de un vivir inmerso en
la belleza
Tiene ella cinco añitos
y al concluir el abuelo
la lectura de un texto
en una reunión familiar
agregó que la había
escrito una persona
muy vidente
Y la niña de oleajes y
gardenias al escuchar esas
palabras que no conocía
preguntó ¿y qué es eso?
¿una fruta o una flor?
Y el abuelo poeta de
todos los caminos le dijo
tal vez sean las dos cosas
porque esas palabras vienen
de un país de agua
y la pequeña se le llenó
el rostro de alegría
Y quien en un simple
nombre encuentra de pronto
una relación con una
fruta o una flor es porque
ya sus imaginerias
corren en su sentir y
ya su percepción le
permite distinguir entre
lo interior y el exterior
Y yo le celebro sus
cinco añitos y los muchos
más que habrá de vivir
sabiendo que no habrá
de perder jamás esa
sensibilidad de adivinar
lo que hay detrás de las
cosas más sencillas
esa palabra silenciosa
que aguarda en el
interior de un alfabeto
de suspiros hacerse
canto de estrellas y
fulgor de amanecer
para todos
texto y foto
mery sananes
30 / 11 / 2021
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