a LYS
En el niño que le ha tocado
transitar un silencio de
estrellas una ausencia de mimos
y de ese roce en las mejillas
que sella la alianza
entre la mano que lo sostiene
y el corazón que la aguarda
hay una pena de guijarros
que el río devuelve a
las orillas
Hay en el bambino solitario
un ayuno de caricias un
vacío de semillas
un campo devastado
de esperanzas
una pena inmedible
que resurge a cada instante
como si algo se hubiese
roto entre la tierra
y la semilla
Y crece sin la fuerza de
una raíz que lo sostenga
erguido en el bosque de
sus vivencias
Y esa tristeza adherida
a su corazón estremecido
se vuelve árbol de
pomarrosa al ver al otro
pequeñuelo que a su lado
está sumergido en la
soledad de los ocasos
sin mano que lo guíe
sin amor que lo arrulle
Y el niño que sigue
siendo se enamora de
la poesía la hace su
novia de eternidades y
se vuelve poeta volcado
sobre su destino alargando
sus versos hasta la
incandescencia de un
mundo hecho trizas
convertido en reparador
de sueños inconclusos
constructor de alegrías
en medio de un tiempo
sin vasijas ni cántaros
de agua
Y deshace la palabra
de todo lo inútil y la
rehace a cada instante
hecha de hilos tejedores
ofrenda de flor
aroma de llovizna
y estallido de briznas
de fuego de un taller
de la edad del tiempo
esparciendo esperanzas
en los niños que aún no
han saboreado
un roce en sus mejillas
un mimo de amor
de caricias entrelazadas
ni la nomenclatura de un
abrazo sin fin adherido
al infinito de su vivir
Rachmaninov
cello sonata / andante
Helena Grimaud y Jean Vogler
Bellísima y nostálgico retrato de una intemperie infantil que a todos nos ha dado cobijo más de una vez
ResponderBorrarGracias una vez más 😊❤️
ResponderBorrarQuien seas, amigo Anónimo, tus palabras te acercan y aunque no sepa tu nombre, ya te has sembrado en mis espacios y te doy las gracias de manera muy especial.
ResponderBorrar