Ella conducía un trineo de nubes que cada noche ponía su
querer a andar por donde las ruedas apuntaban en busca de luciérnagas.
Y todos conocían en ese poblado la savia que con fuego
y canto emprendía su marcha para
mantener controlados los dominios que respondían a sus voces de azahares.
Pero nadie sabía de su presencia porque a la hora de
buscarla se escondía en los pétalos de los aluvios blancos de puntos azules que se siembran en los
territorios de las penumbras de todos los amores.
Pero llegó el día final del delirio de un averiguador
de hendijas de lumbre y sal que después de muchos empeños ensalmes búsquedas y
adivinanzas encontró aquella mensajera en su posición de simple constructora de
suspiros del después de la media noche.
Y llegó entonces la algarabía para hacer saber que se
trataba de una dama de reino y espacios que tiene el poder de todas las inmediaciones
y de cada uno de los trazos de las enredaderas que entonan la vida que aún nos
queda.
Más adelante tuvimos noticia que responde al nombre de Zaira y para más señal se dice y afirma que es Nona para todos los instantes del mundo de
las entregas.
Y se supo finalmente que en todas sus andanzas ha
contado con la complicidad permanente de
una india ella de risa y sueños largos que en cada noche de trineo ayuda a ese continuar
de nubes abajo.
Unos pasos que seguirán en el tránsito que permita separar la unión
del festejo que se mantiene insondable a pesar de la suerte de los periscopios
que vigilan el triunfo de los pétalos de una dama que está consentida por la
inmensidad de trineos que deambulan
por todos los cielos de dioses y
santuarios.
Y por los recodos de las enunciaciones que se acuerdan
con los sapitos del viento por todas partes se andará diciendo aquel allá van
navegadora y cómplice en aluvios blancos y punto azul en busca de otro día de
sueños para unos destinos del siempre que nunca nadie podrá terminar.
agustín
03 de junio del 2015
foto / mery
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