Hoy,
a las 11 de la mañana. en el Auditorio que lleva su nombre, en la Escuela de Medicina ‘José
María Vargas’, de la
Universidad Central de Venezuela, se presentó el libro
"Lecciones de Terapéutica Médica, obra de un grupo de investigadores del área,
coordinada por los Doctores Herman Wuani y Luis Gaslonde.
En
la revisión final de este libro trabajaba el maestro, profesor y amigo cuando
se acentuaron sus males de salud. Como excepcional médico internista que era,
advirtió que sus síntomas lo podían acercar a un final indeseado. Pero decide
ocuparse enteramente de su curación una vez que terminase lo que entendía como
un compromiso impostergable: concluir el libro que debía ir a las manos de los
estudiantes.
Hasta
pocos días antes de su gravedad asiste ceremoniosamente a su consultorio. Y
cuando tuvo que mantenerse en su casa, recibía allí algunos pacientes, tal era
su pasión y vocación por la medicina y su condición humana para con los
pacientes. El médico, según su decir y actuar, se debe enteramente al enfermo.
Y nada le puede producir mayor satisfacción que contribuir a la sanación del
paciente.
Pero
en su caso no atiende a tiempo esta orientación. Desestima sus síntomas para
darle prioridad al trabajo en marcha. Y concluyó y entregó el material listo
para la imprenta. Más no fue posible que lo viera publicado. Ganó la batalla
que quería y nosotros perdimos la batalla mayor, al Herman escaparse hacia
otros confines.
Herman
Wuani forma parte de esos hombres que dan la medida de lo que debe ser un
médico, un ciudadano y un trabajador incansable. En las aulas de la Escuela Vargas ,
enseñó a generaciones de nuevos médicos. Y su capacidad diagnóstica supera la
de los libros.
Su
experiencia le había dado un conocimiento que le permitía diagnosticar con
apenas palpar un abdomen, revisar unas pupilas o hacer unas cuantas preguntas.
Parco, certero, directo y con una dulzura que envolvía al paciente.
Hoy,
al aparecer este libro, queremos de nuevo honrarlo en estos espacios de
Embusterías. Dos textos le habíamos escrito. Uno cuando supimos de su
enfermedad y el segundo cuando nos tocó decirle que a gente como él jamás se le
despide.
Quienes
conocieron a Herman Wuani saben de qué hablamos. Quienes no tuvieron ese
privilegio, vale la pena que procuren indagar sobre su vida, su obra, como
médico, profesor, gente de entrega y donaire.
Forma
parte de esa gente que requerimos y necesitamos en estos tiempos tan
desprovistos de valores, de pasión por el trabajo, de entrega, a la vez que
discretos, silenciosos, lejanos a toda distracción o fama. Un ejemplo a
seguir. Una escuela que debería multiplicarse al infinito. Una guía para
reconstruir este ex país. Una visión porvenirista del hacer y el actuar.
Dejamos
los enlaces aquí e invitamos a que se difunda la aparición de esta obra, y
la propia biografía de este hombre imprescindible.
mery sananes
03 de febrero 2016
A TU DIMINUTA ESTATURA DE GIGANTE
Y NO TE DESPIDO HERMAN WUANI
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