viernes, febrero 10, 2017

LLANTO DE COCUYO




Una vez más Zaira en plena precelebración de sus 97 abriles, nos sorprende con otra de sus zairinerías.

Este texto de septiembre  de 1974, escrito a mano en un papel largamente guardado, tiene hoy más de cuatro décadas. Y nos revelan que sus dones nada nuevo tienen. La han acompañado desde su propio nacimiento y ella los oficia cada vez que sea necesario.

Por ello este hermoso poema queda dirigido a todo aquel que con una pena sienta que su cocuyo interior se le ha vuelto un llanto de cocuyo.

Bastará leerlo para que los dos pozos ardientes enastados en los ojos de Zaira envuelvan toda oscuridad e incendie la noche de esperanzas.

Sé que cada uno de nosotros requiere ese bálsamo ese abrazo amoroso ese cocuyo de luz, prendido como un faro incesante, en el ojal de los días inmisericordes que vivimos.


Mi cocuyo de luz
estaba triste
su verde se apagaba
en la distancia
ya no quería volar
porque las sombras
le sembraban fantasmas
en las alas

Sentía el aire pesado
sin esencias
como el viento que corre
en noche mala

Mi cocuyo de luz
tenía una pena
y se puso a llorar
para calmarla

Lo supe porque vi
que titilaba
en llanto de cocuyo
con sus lágrimas
que son reflejos
verdes en la noche
y después no son nada

Yo me quedé mirándolo
en su vuelo
le di toda mi magia
le canté una canción
para que el viento
refrescara sus alas

Mis ojos eran dos
pozos ardientes
prendidos a su luz
y a la distancia
mi cuerpo tenía ritmo
de violines
para alejar las sombras
los fantasmas
y permitir que solo
las estrellas
se vieran en sus alas

Mi cocuyo de luz
detuvo el llanto
y se puso a esperar
estremecido
que mi amor lo envolviera
en la distancia

Lo supe por el brillo
de su verde
que le incendió la noche
de esperanzas

Mì cocuyo de luz
no tiene penas
lo sé porque regresa
sin distancias

El rumor de sus alas
me lo anuncia
Ya se prendió en mi pelo
su esmeralda

Zaira Andrade
19/09/74

foto / mery sananes

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