En un grano de maiz
nace el pan de la vida
La semilla de un anón
de púrpura revestido
vierte sobre las horas
el dulzor de las manos
que lo riegan
El onoto recogido
en los atardeceres
de verano
tiñe la tapara
con la luz ardida
de un sol que naufraga
en los horizontes
de la noche
Las ciruelas maduras convocan
a recoger su acidito
en los mediodias de fogón
mientras en el pilón descansa
el rocío de la harina
aguardando los dedos
que la trenzarán en
pan de horno
Más allá del patio
que da cuenta de una
historia de milagros y
de asombros
un estanque entrega su agua
a la sed de los nubes
y unos pasos tejen
los caminos de los hijos
mientras el árbol
de peonías viste de rojo
el territorio de sus ansias
En el silencio de las noches
habita un bosque de estrellas
y en las madrugadas
un azul violeta aún
mojado de constelaciones
le abre los cerrojos
a la mañana
Hay una quietud de hogaza
de melao de caña y
café en taparita
un canto que cuaja la leche
atempera el campanario
de los gallos y alboroza
las gallinas
Casa sin puertas solar
sin cercas
leña encendida para
el fresco tempranero
y esa luz de las lámparas
de aceite que
derraman un ardor de fogatas
sobre las sombras
En ese territorio mágico
y acampado de tristezas
la vida alcanza una magnitud
humana una escuela de
sabiduría estelar
y un andamiaje de latidos
que recorren los paisajes
haciendo nido en el follaje
y sembrando matas de mango
en los corredores del cielo
Toda la bondad se cuece
en la pileta de los deseos
y en la ofrenda al transeúnte
que pasa cabalgando
sus soledades
Todo el amor se esparce en
ese territorio regado
de lágrimas y allí el vivir
transcurre porque un corazón
aceita su engranaje con el
con el combustible de
sus cuenterías y el trino
silenciado de los pájaros
que migraron
Y quien allí se asoma
por primera vez al aroma
de las hierbas y a las
estaciones de la luna
Quien allí vio crecer en
la maleza del tiempo
el dulzor de las auyamas
y la flor de los maizales
Lleva a donde vaya
un equipaje de honduras
un canto de porvenir
y una dulzura que reparte
desde sus dedos mieleros
a todos los predios que alcanza
con los mariposales
de su alma
mery sananes
26 octubre 2017
nace el pan de la vida
La semilla de un anón
de púrpura revestido
vierte sobre las horas
el dulzor de las manos
que lo riegan
El onoto recogido
en los atardeceres
de verano
tiñe la tapara
con la luz ardida
de un sol que naufraga
en los horizontes
de la noche
Las ciruelas maduras convocan
a recoger su acidito
en los mediodias de fogón
mientras en el pilón descansa
el rocío de la harina
aguardando los dedos
que la trenzarán en
pan de horno
Más allá del patio
que da cuenta de una
historia de milagros y
de asombros
un estanque entrega su agua
a la sed de los nubes
y unos pasos tejen
los caminos de los hijos
mientras el árbol
de peonías viste de rojo
el territorio de sus ansias
En el silencio de las noches
habita un bosque de estrellas
y en las madrugadas
un azul violeta aún
mojado de constelaciones
le abre los cerrojos
a la mañana
Hay una quietud de hogaza
de melao de caña y
café en taparita
un canto que cuaja la leche
atempera el campanario
de los gallos y alboroza
las gallinas
Casa sin puertas solar
sin cercas
leña encendida para
el fresco tempranero
y esa luz de las lámparas
de aceite que
derraman un ardor de fogatas
sobre las sombras
En ese territorio mágico
y acampado de tristezas
la vida alcanza una magnitud
humana una escuela de
sabiduría estelar
y un andamiaje de latidos
que recorren los paisajes
haciendo nido en el follaje
y sembrando matas de mango
en los corredores del cielo
Toda la bondad se cuece
en la pileta de los deseos
y en la ofrenda al transeúnte
que pasa cabalgando
sus soledades
Todo el amor se esparce en
ese territorio regado
de lágrimas y allí el vivir
transcurre porque un corazón
aceita su engranaje con el
con el combustible de
sus cuenterías y el trino
silenciado de los pájaros
que migraron
Y quien allí se asoma
por primera vez al aroma
de las hierbas y a las
estaciones de la luna
Quien allí vio crecer en
la maleza del tiempo
el dulzor de las auyamas
y la flor de los maizales
Lleva a donde vaya
un equipaje de honduras
un canto de porvenir
y una dulzura que reparte
desde sus dedos mieleros
a todos los predios que alcanza
con los mariposales
de su alma
mery sananes
26 octubre 2017
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