Alejandro Cañizales y Lucas
¡CÓMO TE HA CRECIDO LA VIDA!
“Mi hermano alado, alcanzaste tu sueño...” No
es casualidad hermano que desde siempre soñaras con volar, con tener alas y
surcar el cielo. Ese siempre fue tu anhelo desde muy temprana edad. No
pertenecías a la tierra, eras desde siempre de ese cielo. En la tierra estabas
escasos minutos y agradezco a Dios y a la Virgen que de esos minutos, casi
todos pudimos compartirlos con tanto amor; pero la verdad es que la mayor parte
de tu estadía aquí en este plano la hiciste con tus pensamientos volando a otra
altura. No entendías actitudes egoístas y terrenales, no compartías el porqué
de las injusticias y tampoco entendías eso de ponerle límites a tu bondad,
entrega y amor al prójimo. Lo diste todo y lo dejaste todo aquí porque
sencillamente todo lo que hiciste lo hiciste con pasión y entrega. Sin
escatimar esfuerzos ni ser egoísta. Era tu tiempo amor aun cuando no lo
entendamos. Era tu tiempo de abrir las alas y dar la anhelada vuelta por el
universo sin preocupaciones, sin dolor sin luchar con un monstruo silente y
traidor. Era tu tiempo de alcanzar la felicidad, lograr concretar tu sueño y
surcar ese cielo que te llamaba desde siempre y del que eras dueño. Sé libre
hermano mío. Quisiera abrazarte más de lo que lo hice la última vez, pero ya
vendrá mi momento, ahora es tiempo para que tú respires el mismo oxígeno
sanador de mi mamá a quien tanto te entregaste y que disfrutes de la verdadera
vida junto al mejor maestro: mi papá. Y sí, también es tiempo para que rías a
carcajadas con mi Natalia cuando nuestra Lolita se caiga encima de una nube
corriendo a recibirte ¡Te amo inmensamente! Y si antes te admiraba como mi
hermano mayor, ahora mi orgullo es infinito y celestial. Eres irrepetible e
irremplazable ¡Vuela mi guerrero, vuela sin descanso!
Aimara
08 de abril del 2018
Mi muy querida Aimarita
Poco podemos agregar a
la sabiduría y serenidad de tus palabras para el hermano que hoy se encuentra, en
pleno vuelo, habitando un espacio sin dimensiones.
Cómo te ha crecido la
vida, Aimarita. Te vemos de nuevo con la fortaleza del que conoce el enigma de los
pasajes, con ese tu corazón que sabe de
entregas sin reservas, con esa magia que logra aprehender el sentido de cada
línea que traza el universo.
Desde hace mucho te
tocó enfrentarte a la comprensión de ese viaje hacia otras esferas de la vida.
E hiciste tuyas todas las reverberaciones que uno logra atrapar en esta
estadía. Las convertiste en talismanes, en dulcerías, en los signos de una
condición que nos pertenece por esencia.
Y te hemos visto
sonreír ante la adversidad y las más duras de las pruebas, con la certeza de
que quienes se te habían fugado, cabalgando en un hilo de luz, te seguían
mirando y escuchando.
Construiste recintos de
amor, desde el territorio de las lágrimas. Y floreciste como esas hierbas que
atraviesan las piedras más tensadas. No
has desistido jamás en tus tareas de sembradora de amor en los recintos devastados.
Y hoy cuando de nuevo y
tan de cerca arremete contra ti la instancia de otra tempestad, has sabido
aprehender el sentido de cada tropiezo, para convertirlo en lección y en
redescubrimiento de los cimientos volátiles de un vivir que no se agota ni
concluye, mientras el amor guíe nuestro andar.
Y cómo no saber
entonces que Alejandro siente tu compañía igual que siempre y que sólo ha
emprendido una nueva travesía sin riesgo, sin complicaciones, sin dolor. El infinito
se ha convertido en su territorio y seguirá enviando sus señales a los suyos,
ahora cargados de lumbre de estrellas y de las mensajerías de quienes se le
adelantaron en ese viaje.
Hoy eres la misma
Aimarita, que tanto aprendimos a querer desde que te descubrimos hace varias décadas, siempre
llena de un dulzor que se derramaba por nuestros espacios para darle serenidad
a nuestras angustias y compañía a nuestras soledades. Y has crecido del tamaño
del amor que te tenemos.
Y te entregamos, como
siempre lo hemos hecho, ese amor irreemplazable que ha integrado nuestras vidas
desde que te conocimos como la misma niña en flor que ahora eres y seguirás
siendo siempre. Ahora con sonrisas agregadas a tus convicciones de egregia soñadora.
Y hoy nuevamente te
rodeamos con orgullo, te acompañamos con esa presencia que tú nos tejiste, y te
enviamos abrazos que como rayos te alcancen fugaces por los corredores de tu
vivir.
mery
08 abril 2018
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