sábado, mayo 19, 2018

LA HUMANA CONDICIÓN

René Magritte

Algunos piensan que mañana se decide el destino de ese mi ex país llamado Venezuela. Y se equivocan. La suerte la hemos decidido todos. Mañana no es más que otro acto de la mentira, la demagogia, el juego politiquero que se sostiene sobre la necesidad y el hambre de un colectivo vapuleado por todas las formas de gobierno que han pervivido en esta sociedad rota.

Y todos somos responsables. Por ser ingenuos o por creer ser más astutos que los demás. Por sentarnos a esperar que alguien, algún héroe nacido de las más oprobiosas mentiras, venga a indicarnos qué hacer..

No hemos sido capaces de organizarnos ni siquiera a nivel de una junta de condominio, un centro  comunitario, o el barrio o la urbanización donde habitamos. Siempre esperamos que alguien arregle lo desarreglado.

Salvo que los más desarreglados y descompuestos somos nosotros mismos. Nos dejamos llevar por donde sopla el viento. Y al asistir a las continuadas derrotas a las que hemos sido conducidos, con nuestro aval y nuestra complicidad, saltamos a otra opción que tal vez sirva. En algunos casos aún no ha llegado el gendarme de turno a a nuestra puerta.

Y ya va quedando poco o nada de lo que alguna vez quisimos ser. El pocillo de café ya no nos aguarda tras la puerta del vecino.. Las hierbas sanadoras se han secado en los huertos que cuelgan de los balcones, porque ya n son las hierbas que se requieren. Y no hay a quien saludar sino digitalmente. Y el abrazo se ha convertido en un vestigio arcaico.

Edvard Munch

Sólo sabemos de ilusiones desarraigadas o de odios absurdos. El amor se quedó detenido en el dintel de las aspiraciones o del hambre. Y fallece cada día, como los niños en los hospitales, los enfermos sin medicamentos,  los seres que carecen de alimentos, de lugar dónde dormir y hasta dónde morir, antes de que una bala asesina le reviente la sonrisa que hace mucho ya había perdido. Somos extraños hasta dentro de los nuestros.

Y nos han intervenido hasta de una ilusión libertaria. Tenemos capacidad para el sacrificio y la incapacidad para el trabajo persistente de ser algo distinto a lo que siempre hemos sido.  Mañana asistiremos a una nueva parodia de la misma tragedia.

César Rengifo


¿La detendremos alguna vez? Aquí no se trata de votar o no votar. Se trata si en verdad queremos construir un destino, sin intervenciones extranjeras, sin gendarmes en los poderes, sin la presencia cada vez más perturbadora de la corrupción, la masacre y el desapego a las normas elementales de una conducta que quisiera considerarse humana. 

Y para ese ejercicio no hay fecha establecida. Hay que ejercerlo diariamente, para cumplir el código de deberes que nos señaló Pío Tamayo: Deber de mejoramiento moral, para con nosotros mismos. Deber de ternura para con los nuestros. Y deber, gran deber de solidaridad y sacrificio para con la humanidad.

Y no me pregunten qué hacer. En el nuestro sólo hay una inmensa soledad.

mery sananes
19 mayo 2018

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