Zaira, lo sabemos todos los que la conocemos, es
una planta en permanente germinación. Un cometa que por donde pasa va dejando
sus estelas de luz. Una libélula que jamás se le quiebran las alas al salir de
su envoltorio de neblinares.
Un infinito que se cobija en los días, para que nadie sienta que carece de tiempo para vivir. Una escuela de amor que se abre en las pupilas de los niños, en el corazón de los campanarios, en el ojal de las cayenas. Y
que ella derrama como guijarros en un estanque para que crezcan los remolinos del
agua hasta alcanzar la risa.
Y esta mañana en mi buzón apareció este poema, escrito
“Hoy 27 de setiembre de 2018, a mis
noventa y ocho abriles arianos”. Y aquí lo dejo para que se prenda de la
respiración de cada quien.
¿Cómo entonces no ha de ser recordada?
Nada que agregar!!!
Conservo mis restos
de recuerdos
que fueron vivencias
Los guardo como un tesoro
en su integridad y en su totalidad
Como vivencias
ayudaron a construir
mi Yo Soy
Como recuerdos
completos o fragmentos
vinculados a mi esencia
fluyen espontáneamente
Me mantienen viva
entre hoy y el ayer
los siembro día a día
voy a ser recordada
Zaira Andrade
Hoy 27 de septiembre de 2018
a mis noventa y ocho abriles arianos
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