PLEGARIA DE SILENCIOS
para guagó
Por aquel camino todo era silencio
se juntaban las palmas al sol
y los chirulíes tomaban la ruta del cielo
para llevar la noticia de un canto de
chicharras que ya no se escuchaba
Sólo la pausa se levantaba triunfante
y se colocaba en las cercanías de las
murallas donde el viento venera las
plegarias a su vida larga y tan cargada de
destinos que se llenan del amor y las
entregas que ponen en las manos de
aplausos las pajarerías que vibran en los
atardeceres de la llegada de los trenes
que reparten amuletos y confites llamados
a cumplir con la convocatoria de la alegría
que tanto llena la existencia
Y sin embargo por muchos días hemos visto
el andar de los tormentos apropiados del
silencio que apenas se detienen en
preguntas que ponen el vuelo en un tiempo
de mensaje sin dioses ni presentes
sin ayeres ni mañanas y se olvida
que el
auténtico vivir reclama de la siembra diaria
de aquellas semillas que nos
lleven a las
mágicas fuentes que logran las bendiciones
mayores en las pascuas que juntan las
señales de tierra y astros siempre en procura
de las estaciones donde habita la armonía que
nunca se aparta del sonido que le sirve para
los aleluyas que tanto aguardan
los manantiales que montan los festejos que
nada saben de oraciones ni escalones de
piedad o complacencias
Porque el mandato que exhiben esos recados es
el del claro vivir que sólo tiene el empeño
en los cantos que toquen cada día más y más
en el adentro del alma que siempre andará
vibrando por los corredores que se apartan
de las tristezas para darle morada a los transeúntes
de las granjerías que nos llenan de sabores
y que sólo se detienen en el ruido de las risas
que nos vienen de las divinidades de las flores
de los altares de los mares que hacen presencia
en los ritos llamados a romper los silencios
que le quitan respiración magia y música a la
proximidad que siempre nos pertenecerá
agustín blanco muñoz
06 de noviembre del 2018
foto / mery sananes
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