martes, enero 04, 2022

TEMPESTAD DE ALLEGROS



Naciste con alas un día segundo
a las siete y diecisiete de un mes
y un año sin número y de pronto
una sonrisa ruqui ruqui le trazó
a la noche una tempestad de
allegros que aún perduran en
mis latidos como un reloj
eterno
 
Y el tiempo me fue descubriendo
una a una la materia mágica con la
que arribaste al salir de ese pozo
de dulces oleajes en los que
aprendiste a nadar a contracorriente
de un mundo que cada vez secaba más
el verdor de su esencia natural
 
Tu mirar primero reflejado en
mis pupilas contenía el perplejo
resplandor de un asombro que
aún perdura en el claro cristal
de tus lágrimas
 
Tus suaves movimientos me
anticipaban tu danza de claridades
y esa musicalidad que siguen
guardando tus pasos de girasol
 
Tus manitas móviles que se
sujetaban a las mías contenían
el lirismo de un columpio y el
eco de un vals antiguo
 
Pero ay! tus primeros sonidos se
me hicieron un andante sostenido
que aún escucho cuando no estás
 
La primera palabra vino ungida
de una dulzura destilada en los
trapiches del alma y sigue sembrada
en tu voz de miel y arrullo con la
que me alcanzas dondequiera que
estés
  
Y qué decir de aquel andar que
estremecía el espacio al querer
atrapar el infinito con tus brazos
extendidos hasta girar de prisa
hacia el oasis de mi regazo
 
Y fuiste creciendo a la medida de
tu estatura de cuerda tensada y
cascabel de alegrías
 


Tuyo era el mundo de las hojas
y las flores de las nubes y la lluvia
de la hierba húmeda y el canto
de los grillos y como una mariposa
saliendo de su capullo ibas de
rama en flor descubriendo ese
mundo exterior en sus efluvios
de rocío y de sol de estanque y
de cielo de la envergadura de los
amaneceres y el enigma de ese
paso hacia la profundidad de
las noches
 
Nada detenía tu curiosidad ni tus
ganas de beberte el universo y
sorber el rocío que despedían
las ofrendas que me traías como aún
lo haces al hemisferio de mi corazón
 
Pero ay mi niña vegetal de risa
ruqui ruqui y de alma de golosina
no advertí que traía la inocencia
a una realidad cada vez más oscura
la que me tocó vivir entre la ilusión
y el desengaño entre la realidad
y los sueños derrotados
 
Y los columpios se convirtieron
en andenes de tristeza en caminos
ajenos en dolores que hicimos
nuestros y tus ojitos de colibrí
se fueron silenciando de belleza
y habitando de desilusiones
 
Y aún así fuiste solidaria y amorosa
con aquellos a quienes nada tenían
para sostenerse y con tus manitas
niñas quisiste zurcir heridas aliviar
penas reinventar entregas
 
Las pequeñas guerras y los inmensos
conflictos los desmanes y las ausencias
te hicieron ver en plenitud el mal
de una sociedad y un mundo dividido
entre buenos y malos sin que a la
final pudiésemos determinar quiénes
eran los unos y los otros de tanto
parecerse en sus acciones y decires
 


Sobreviviste sin embargo una niñez
que conoció la libertad sólo en los
pájaros sin jaula que venían a comer
sus semillas en las rejas del balcón
 
Y entre cercas invisibles seguiste
las rutas de tu corazón hecho de
esporas de mar y flor de cactus
soñando con enderezar entuertos
sin lanza escudo ni rocinante
navegando en un dedal de velas
blancas jugando a ser guijarro
y lirio de agua
 


Y ahora eres tú la viga en la
que se sostiene la inmensidad
de una palabra que sueña con
ser ancla del viento rosa de
asfalto horizonte crepuscular
trizando las sombras con el
solo arcoíris de tu pupilas
de azabaches y jazmines
trepando por los huidizos
estrechos de la esperanza
 

 

texto y fotos
mery sananes


 Beethoven: Piano Sonata No. 17 in D Minor, Op. 31 No. 2, 
"The Tempest": III. Allegretto   Fazıl Say –


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