"de
Venezuela la rica, la riquísima, la mil veces rica, —inesperado centro de
musicalia, sede de la más audaz arquitectura, lonja de artistas, mecenas
estrellado (¡oh antifaz, oh irrisión!)—, de Venezuela humeante de petróleo,
husmeante de pan, azul de hierro, lívida de hambruna, centelleante de
brillantes, mate de malaria, han venido millones de pobres venezolanos y los
millares de sombras que toman aquí, entre nosotros, vacaciones de los penales,
presidios, cárceles, penitenciarías y bóvedas, en que pagan el planteamiento de
un pleito: ¡el vuestro, el nuestro!"
Cincuenta y cuatro
años después ¿qué hemos logrado? ¿qué hemos cambiado? Triste historia que no
avanza hacia la vida, que se ha quedado estancada en la muerte y en los
aplausos de los gendarmes.
Una historia en la
cual el hombre sigue siendo material maleable, artículo desechable, objeto
prescindible.
Y el territorio un
trozo de geografía, negociable al mejor postor, en permanente subasta,
repartido y vuelto a repartir por los poderes, espacio de náufragos, móvil
lugar de los despojados, donde cada vez escapa con mayor fuerza la vida.
¿Qué hará falta para
recuperarla? No pudo la convocatoria del poeta, al pie de las escalinatas,
mover la audiencia en dirección a su sueño:
No más Palacios!
¡Sólo casas!
¡Sólo hogares para el hombre!
¡Acusa, acusa la audiencia!
¡No más cólera!
¡No más odio!
¡Sólo el amor, el viril amor del hombre por su especie y por su semejanza!
Y la especie se va
extinguiendo y el hombre no parece aún encontrar a su semejante.
Algunos piensan que mañana se decide el destino de ese mi ex país
llamado Venezuela. Y se equivocan. La suerte la hemos decidido todos. Mañana no
es más que otro acto de la mentira, la demagogia, el juego politiquero que se
sostiene sobre la necesidad y el hambre de un colectivo vapuleado por todas las
formas de gobierno que han pervivido en esta sociedad rota.
Y todos somos responsables. Por ser ingenuos o por creer ser más astutos
que los demás. Por sentarnos a esperar que alguien, algún héroe nacido de las
más oprobiosas mentiras, venga a indicarnos qué hacer..
No hemos sido capaces de organizarnos ni siquiera a nivel de una junta
de condominio, un centro comunitario, o
el barrio o la urbanización donde habitamos. Siempre esperamos que alguien
arregle lo desarreglado.
Salvo que los más desarreglados y descompuestos somos nosotros mismos.
Nos dejamos llevar por donde sopla el viento. Y al asistir a las continuadas
derrotas a las que hemos sido conducidos, con nuestro aval y nuestra complicidad,
saltamos a otra opción que tal vez sirva. En algunos casos aún no ha llegado el
gendarme de turno a a nuestra puerta.
Y ya va quedando poco o nada de lo que alguna vez quisimos ser. El
pocillo de café ya no nos aguarda tras la puerta del vecino.. Las hierbas
sanadoras se han secado en los huertos que cuelgan de los balcones, porque ya n
son las hierbas que se requieren. Y no hay a quien saludar sino digitalmente. Y
el abrazo se ha convertido en un vestigio arcaico.
Edvard Munch
Sólo sabemos de ilusiones desarraigadas o de odios absurdos. El amor se
quedó detenido en el dintel de las aspiraciones o del hambre. Y fallece cada
día, como los niños en los hospitales, los enfermos sin medicamentos, los seres que carecen de alimentos, de lugar dónde
dormir y hasta dónde morir, antes de que una bala asesina le reviente la
sonrisa que hace mucho ya había perdido. Somos extraños hasta dentro de los
nuestros.
Y nos han intervenido hasta de una ilusión libertaria. Tenemos capacidad
para el sacrificio y la incapacidad para el trabajo persistente de ser algo
distinto a lo que siempre hemos sido. Mañana
asistiremos a una nueva parodia de la misma tragedia.
César Rengifo
¿La detendremos alguna vez? Aquí no se trata de votar o no votar. Se
trata si en verdad queremos construir un destino, sin intervenciones extranjeras,
sin gendarmes en los poderes, sin la presencia cada vez más perturbadora de la corrupción,
la masacre y el desapego a las normas elementales de una conducta que quisiera
considerarse humana.
Y para ese ejercicio no hay fecha establecida. Hay que
ejercerlo diariamente, para cumplir el código de deberes que nos señaló Pío
Tamayo: Deber de mejoramiento moral, para con nosotros mismos. Deber de ternura
para con los nuestros. Y deber, gran deber de solidaridad y sacrificio para con
la humanidad.
Y no me pregunten qué hacer. En el nuestro sólo hay
una inmensa soledad.
A 10 años de tu partida, los recuerdos de tu
presencia continuarán por mucho tiempo entre nosotros, ¿Cómo olvidar a quien
nos dio buena parte de la existencia?
Y para ser sinceros, haberte marchado al infinito,
más allá de lo que representaste para tus hijos, nos consuela porque no te
perdiste nada bueno que hiciera lamentar tu viaje cuando el padre resentido
social, se dedicara a destrozar el país de tus ancestros y nuestro; luego, el
“hijo” colombiano a quien abdicara el trono, habría de continuar aquella labor desestructurante
de lo que habría dejado en pié de aquello que fuera un país, donde albergaron tus ancestros como ustedes, los nuestros.
Ellos, los que ostentan el poder, no satisfechos
con eso, han logrado exterminar casi por completo el recurso de la esperanza como
fuente del colectivo hacia “un” indeterminado futuro”. La realidad es tal que
en la actualidad la población integrante de buena parte de lo que nos dejan por
país, podría estar más cerca de la nada que de la subsistencia, cuando el principio
de la determinación del entendimiento y la razón “nos” coloca en contradicción con
la naturaleza de la unidad de un pueblo, mediante el sometimiento, la sumisión o
el vasallaje, al punto de ser negada la misma subsistencia, al quedar condicionada
a los intereses políticos del poder que continuará sometiendo y envileciendo.
Vieja, no es que hayamos pensado en momento alguno
celebrar tu ausencia corpórea o estemos por agradecerle a la muerte el distanciamiento
de la dimensión donde te encuentras y que aún nos separa. Al parecer carecemos de la
voluntad necesaria para reaccionar y producir el cambio deseado o no poseemos
la experiencia requerida para exigir lo que supuestamente asumiríamos como
mejor forma de vivir o calidad de vida porque a ratos, quisiéramos asumir como
real la falsa creencia de formar parte de “un” paraíso terrenal, donde “un” mar
de felicidad orienta por si solo el rumbo de veleros, donde hadas y ángeles
transportan nuestros alimentos y medicinas con la finalidad de preservar la existencia
que por deber constitucional corresponde cumplir al gobierno de turno hacia la
población.
Vieja, nos gustaría contemplaras rostros y cuerpos
de buena parte de los que acá creemos vivir y constataras similitud con las llamadas
“almas perdidas”, sin incluir por cuestiones de orgullo y tener que cuantificar,
los cadáveres que hacen cola para su velatorio o cremación en las funerarias de
todo el territorio supuestamente nacional, únicas empresas “productivas” en
esta situación de existencia residual, cuya materia prima es aportada, sin
costo alguno, gracias a los esfuerzos de la PBN, la GNB (obreros y luchadores
por la paz), el cáncer, los hospitales, el estrés, los infartos, la diabetes,
la hipertensión, y paramos la lista por cuestiones de tiempo y espacio.
Vieja, los que aún resisten y desean continuar en
lucha contra la dictadura y sus desmanes como el hambre inducida desde hace 20
años, el desabastecimiento de víveres y medicinas, más allá dela desidia, la ignorancia, la compraventa de
voluntades y el fracaso de quienes ostentan el poder, parecemos habitantes de
un gran camposanto que progresivamente nos cercan con el objetivo de evitar salgamos
de él.
Vieja, en esto que nos dejan por país, mientras
subsistamos te recordaremos siempre y ahora, a consecuencia de lo que nos
“corresponde” vivir y con mayor fuerza, pensamos en la frase que hizo famoso al
príncipe Hamlet en la obra del famoso escritor inglés Williams Shakespeare: “Ser
o no ser”.
Es nuestro dilema como si estuviésemos repitiendo
la estructura de la famosa “unidad dialéctica del comienzo”: el Ser y la Nada, somos
y no somos, traducido en ciudadanos y cadáveres, puerta de la alternativa hacia
la libertad como determinación dialéctica en pleno proceso, aunque al parecer, tan
“lejos” como el indeterminado futuro o la imprecisa determinación.
Y como somos devenir o consecuencia, “existimos” en
el seno de la nada política de una ideología como de un sistemasocioeconómico fracasado. Finalmente,
no todos somos contados o seleccionados para algo importante que no sea para la
dádiva de bonos compra voluntades en trueque “perfecto” con el que quieren
aparentar ruptura con la miseria creada bajo el principio teleológico de un
capitalismo mucho más perverso que el criticado por el mismo poder como es la obtención
de rentabilidad política con la que persigue eternizarse. En consecuencia, no
somos determinación, más allá de la desesperanza como apariencia de la
esperanza por alcanzar un nuevo y mejor país.
No obstante, cuanto hemos querido mostrarte es con
la intención de obtener tu interpretación al respecto, incluso, que ayudes a relacionar
esta crisis espantosa con las próximas elecciones presidenciales a celebrarse,
“sin pena ni gloria” el próximo mayo, donde ya se da por descartado el triunfo
del que te contamos que como su padre busca y buscará la reelección indefinida.
Tú podrás imaginar y ayudar en la respuesta, más
allá que personas interesadas en todo cuanto está ocurriendo se pregunten: ¿Cómo
podría ganar la presidencia quien ha terminado de destrozar el país que
teníamos? Dentro del marco de esta realidad no enjuiciaremos, simplemente dejaremos
la interrogante para que hagas idea de nuestra situación y si tienes a bien ayudarnos
con la respuesta, te agradeceríamos nos la hicieras saber.
Aunque debes considerar la participación en dichos
comicios, del “progresista” disque compadre del señor Diosdao quien asegura a
su pequeño público, ganará la presidencia de la RBV, mientras es tildado de traidor
por quienes se consideran engañados desde el otro lado del poder.
Vieja, no queremos quitarle más tiempo a tus
ocupaciones, solo queremos expresarte lo mucho que se te recuerda y estamos
contentos con tus diez años en libertad absoluta.
Bendícenos viejita como siempre lo hacemos contigo,
saluda a los nuestros y a los tuyos que también son nuestros y no te preocupes
por la subsistencia de los que quedamos acá, nada es eterno en la vida corporal
del hombre; celebra esos 10 años como Dios manda recuerdos para papá, Yolanda.
Dady, Omar y amigos.
Una vez
más se asoma, Zaira, la maga, la de todos nosotros y los de más allá, ese ser
alado que cuando habla convoca pájaros y cuando se mueve se silencian los
grillos, para ir a verla.
Zaira la
que cada día encuentra entre sus alacenas algún poema escrito en algún tiempo
de su vida, que la única fecha que tiene es la del amor que derrama en ellos.
Zaira la
que a sus 98 añitos escribe como si fuese un poeta adolescente, pintando en una
hoja de papel el perfil de su propio corazón.
Zaira la
que sanaba y aún sana a quIen ella alcance con sus manos milagrosas y esa
sabiduría que la llevó a convertirse en pediatra por el solo sueño de volcar
su amor por los niños. como lo hizo en el Hospital J.M de los Ríos. Y lo sigue haciendo.
Zaira la
del regazo abierto, la del reboso cálido, la del abrazo que se queda aún cuando
ella cierre de nuevo los brazos sobre la tempestad de los días.
Zaira la
de los mil hijos, sobrinos, nietos, bisnietos y tataranietos. La que todos
buscamos para escuchar su manera de recomponer la salud, el mundo y el alma,
con el solo contacto con sus manos de miel.
Zaira,
como tantas veces, como esa multiplicidad de papeles que ella envía a quien
requiera de consuelo, de afecto, de alegrías, de risa y de vuelos, hoy
decidió escribirme, como ella misma dice, de un solo tirón, este poema sobre El
Tiempo que ella me dedica y me entrega.
Y yo lo
recibo con el revuelo del niño que corre tras una mariposa y la alegría de
quien tiene en sus manos un tesoro de palabras llenas de sabiduría y de
afectos vigorosos.
Y como
siempre, el poema es un nuevo aprendizaje, una nueva reflexión sobre el vivir,
una ofrenda al amor. Y aquí lo comparto, para que sus cálidas vibraciones nos
alcancen a todos.