quiero que me digas desde
tu silencio de madera
en qué dulcineas sembró el quijote
sus sueños para que emergieran de ellos
estas pupilas que como inmóviles
molinos de viento y sin escudos
ni espadas se lanzarán a enderezar
los entuertos del mundo
Dime sancho
tú que lo custodias
para que ningún maleficio
quiebre la hondura de su mirar
cuántos ristres detendrás
en el abigarrado sendero de
ajenos campanarios
para que su asombro haga
recinto en algún lugar
de la mancha hasta que su ternura
alcance el horizonte vertical
de la alegría
09 de febrero del 2009
No hay comentarios.:
Publicar un comentario