Si aún no hemos aprendido a ver
en los ojos del otro lo que somos
si aún no sabemos deletrear una palabra
tan vasta que quepa en su interior
el universo entero
cómo entonces recuperar en colectivo
nuestra usurpada condición
de hombres humanos
Si alguna vez nos fue dado
vislumbrar el torrente de la vida
cómo entonces cercar
el espacio en pólvora del viento
Toda palabra es como el hilo de un telar
que a cada quien toca enhebrar
para que no se detenga el oficio de tejedor
y por eso en esta alta hora del dolor humano
hay que organizar las tinturas que nos regalan
el ropaje de la noche y la luz girasol de los mediodías
Mi palabra es sólo un tropel en el tejido
y si no lo convierto en almácigo con otras hojas
de nada servirá su breve murmullo
hemos vivido suspendidos en la víspera
sin darnos cuenta que había que cabalgar
hacia un amanecer que aún no llega
Es hora de reinventar
canales violetas al sueño
porque alguien otra vez negociará
la estampida de los suspiros
y a menos que el hombre se modifique
el futuro tiene sus horas contadas
Hay que volver una y otra vez
sobre el mapa del horror
grabado en los pliegues de la vida
partir el corazón como si fuera un cántaro
y en su barro quebrado sembrarle
pomarrosas a la desesperanza
Si no rompemos los cercos
todo reverdecer se hará de nuevo sepultura
y los espejos regresarán a su tiempo de arena
hasta que otra vez el hombre humano
pueda verse el rostro reflejado
en la sonrisa del otro
Que entonces la palabra toda se vuelva
gritos en el cielo actos en la tierra
arma cargada de futuro expansivo
para apuntarle por siempre al pecho
abril / 2004
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