por el interior de los cornos
que tome las rutas de las trompetas
los oboes y los fagots
que despliegue inciensos de alegría
sobre las explanadas del alma
y que en las cuerdas adquiera
la hondura de los precipicios
que se abalanzan sobre los cielos
en migración de amaneceres
y encuentren en los andantes
la estampida de una melodía
dúlcima derramada al interior
de los infinitivos
se queda recostada
en sus propios muros
atrapada en sus reverberaciones
distraída en lo efímero
puede contener la desatada
las palabras se conjuguen
en el mismo verbo y resuenen
a la vez en cascadas
de aleluyas kyries de vida
y magnificats de risa
en oleajes de notas sostenidas
por la danza vertical
de la armonía que las contiene
y en el interior de cada quien
el hombre se reencontrará
con su propio asombro
y allí en ese hendidura
de lo inmensamente humano
comenzará a construirse
a coro el porvenir
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